Hero ||Primera Parte||

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s.XX.

La guerra nunca es una novedad, pero en los tiempos que corren es algo lejano y a la vez existente.

Magnus Bane, fotoperiodista bélico ha visto los horrores de la guerra. Ha contemplado como cuando ella se acerca, la esperanza se marcha, dejando su trono a la muerte.

Jamás creyó que un capitán, podría ser la prueba, de que la esperanza aún no se había marchado.

Alexander era un hombre extraordinario.

ADEVERTENCÍA: Vovabularió soez.

Magnus miró a su alrededor. En ese coche iban un total de cuatro personas. Un periodista alemán llamado Ragnor Fell, una mediadora de paz procedente de Rusia llamada Catarina Loss, él mismo nacido en Indonesia, criado en España y licenciado en Nueva York, más el conductor que no sabía inglés.

Después de una ardua discusión verbal a través de cartas y llamadas telefónicas, la comandante del escuadrón Omega (llamados así por ser los últimos militares americanos en la zona) había accedido que un periodista, un fotógrafo y una mediadora vivieran con ellos durante un año.

Según la comandante Lightwood, Iraq nunca fue lugar para civiles, pero Magnus había dejado de considerarse civil en Afganistán.

Miró su cámara, que en ese momento descansaba en su regazo. Cuando comenzaron a fotografiar las guerras y el sufrimiento que se vivía en ellas, todos creyeron que no volvería haber batallas, pues al ver el horror nadie volvería a llamar a la amante del Diablo. Cuan equivocados estaban.

Al principio la gente se horrorizaba e intentaba detenerlo, ahora todos estaban ya acostumbrados a ver la agonía de gente desconocida, ahora ya no impactaba, ya no dolía, ya no significaba nada. Parecía que las vidas de esas personas no tenían valor.

-¿Falta mucho? Comienzo a marearme.-Ese era Ragnor Fell.

No era la primera vez que estaba en terreno de guerra, pero si iba a ser la primera vez que la vería tan de cerca. Quizás hablando no era muy acertado, pero sin duda tenía un don con la pluma. Había comenzado en el periodismo después de dar muchos bandazos en la vida, y todo por una apuesta perdida. Un amigo de nombre olvidado le había asegurado de que no sería capaz de acabar periodismo, pero ese amigo desapareció cuando Ragnor había conseguido su diplomatura.

-No lo creo. Según lo que hablé con la comandante Lightwood, eran tres horas de camino.

Catarina Loss había nacido en Rusia y su madre, profesora de historia le había contando todo acerca de las guerras del siglo XX, tanto que desde pequeña se obsesionó con erradicar todos los conflictos. Aborrecía tato la guerra como los llamados "Noveles de la paz", según ella sólo un estúpido aceptaría un premio por intentar ahorrarle agonía a un ser vivo.

-Te mintió.-Era la primera vez que hablaba en cuatro horas.

-Quizás se haya perdido.- Ragnor se inclinó hacia delante, tocó el hombro del conductor, un tal Odon.- ¿Falta mucho?

-No habla inglés.-Le digo.

Ragnor lo miró.

-Pues estamos apañados. Quizás sea un secuestrador del DAES y nos maten a los tres. ¡Y yo no he comido! Voy a morir con hambre.

-No seas estúpido.-Medio rió Catarina. Sus ojos se iluminaron.- ¡Mirad! El cuartel.

Era cierto, después de cuatro horas de coche por el desierto y sin aire acondicionado, en la lejanía se podía ver el cuartel del escuadrón Omega.

Malec AU-One-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora