Capítulo 3: El Diablo Esqueleto

27 5 0
                                    

Nariz de Piedra y Dibujo Jones ya se encontraban llegando al aeropuerto, cuando notaron que se había formado un tumulto de gente en la entrada principal, así que se dirigieron a ver que sucedía. Entre la gente que murmuraba pudieron divisar a un tipo extraño, extremadamente flaco, vestido solo con una máscara de lucha libre y unas mallas de entrenamiento sujetando firmemente a un guardia de seguridad por la cintura. El hombre era corpulento y pudieron apreciar claramente como se lo sacaba de encima de manera muy fácil, derribándolo bruscamente al suelo.

Luego de unos minutos, la gente se dispersó y ellos quedaron frente al individuo que seguía en el suelo, con ojos desorbitados. Nariz de Piedra miró a su compañero, luego al sujeto y le extendió una mano para ayudarlo a levantarse. Éste lo tomó de la mano, pero en vez de levantarse lo intento llevar al suelo para aplicarle una maniobra de artes marciales, pero no tenía ni la fuerza suficiente para tirarlo al piso ni la técnica para realizar el movimiento, así que luego de unos intentos se ayudó de la mano para levantarse del suelo.

Luego de mirarse fijamente los tres, Jones le preguntó al extraño su nombre, el cuál respondió con un acento extranjero que se hacía llamar El Diablo Esqueleto, y que se dedicaba a la lucha libre. A lo que ellos le preguntaron donde trabajaba, obteniendo una respuesta bastante confusa: él trabaja en todos lados, en todo momento. En este instante fue cuando empezaron a sospechar de que algo no andaba bien en la cabeza de éste tipo. Pero cuando estaban dispuestos a seguir el interrogatorio, escucharon un graznido a lo lejos y se voltearon inmediatamente. Ese sonido sólo lo podía hacer una persona. Era Cabeza de Pato.

Cuando al fin se encontraron, tuvieron un encuentro bastante emotivo sacando el hecho de que el pato le metió el pico en el ojo a Jones accidentalmente cuando intentaron abrazarse.
Había pasado un largo tiempo desde la última vez que se habían juntado todos, o al menos casi todos como ahora, ya que faltaba dos integrantes del grupo de amigos al que a uno ya preferían no nombrar y que al otro no conocían su paradero. En fin, luego de las bienvenidas, los recién introducidos se preguntaban a que se debía ese encuentro tan misterioso, a lo que Cabeza de Pato se dirigió a mostrarles el folleto y a explicarles la manera poco precisa de conseguir su cometido que lo había hecho reunirlos a todos: llegar a la Luna.
Cuando terminó con la explicación, pudo notar que el tipo que peleó con el guardia se encontraba detrás de ellos, a lo que reaccionó con alegría y pasó a introducirlos. El Diablo Esqueleto era un viejo amigo suyo que conoció en una de sus aventuras a lo largo de su vida, el cual pensó que podría ayudarlos a descubrir el misterio, debido a que sus dos obsesiones eran la lucha libre y el espacio exterior. Entonces ya sólo quedaba una cosa, empezar de una vez por todas con su plan.

El taxi ya se acercaba al aeropuerto, cuando el extraño sujeto le dijo al taxista que se detuviera justo ahí. Luego sacó unos billetes de su bolsillo y se los entregó al conductor. Justo después, abrió la puerta y se bajó.
El hombre que acababa de bajar del coche tenía rasgos de dragón, piel blanquecina y vestía una túnica blanca, similar a la de los curas. Tenía una apariencia intimidante debido a su contextura física y a su estatura, la cual era cercana a los dos metros. Una cola de dragón salía de su espalda baja, haciendo entender que era uno.

Luego de bajar del taxi, el dragón corrió al aeropuerto donde se encontraban los amigos. Al alcanzarlos, empezó a caminar y se acercó adonde se reunieron. Cuando todos se voltearon a verlo, se detuvo frente a ellos y les dijo que se mantuvieran alejado de la luna, que no era asunto suyo. Y después se retiró, dejando a los demás extrañados, mirando fijamente al extraño hombre dragón.

Luego de un silencio incómodo, el grupo debatió sobre si debían hacerle caso o ignorar lo que les dijeron y al final llegaron a la conclusión de arriesgarse y seguir con su objetivo, a lo que siguieron con la primera parte del plan: convertirse en astronautas. Y no había otro lugar que podían ir para formarse que Houston, el hogar de la NASA. Entonces todos entraron al edificio para comprar boletos para el próximo viaje. Luego de esperar un rato, se los llamó para abordar el avión, lo que hicieron llenos de determinación y expectativa.



Como Llegar A La Luna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora