quinque

43.9K 5K 1.8K
                                    

Al principio Jimin trató de liberarse de los brazos de hierro que lo envolvían, lástima que la boca que lamia y mordisqueaba sus labios fuera lo que término por seducirlo. Era su primer beso y lo estaba disfrutando a lo grande. Abriendo la boca para dejar salir un gemido le dio entrada a la lengua de JungKook que lo tentaba con cada contacto, llamando a todos los instintos que los dioses habían guardado dentro de él.

JungKook tomo en peso a Jimin, ya que las piernas del rubio doblegaron y se negaban a sostenerlo. Todo su ser temblaba al sentir las ansías del lobo que invadía su boca, las manos grandes que recorrían su espalda hasta situarse en su firme y redondo trasero, apretándolo.

—¡Mio!— volvía a gruñir el lobo interior de JungKook, exigiéndole que tome lo que estaba seguro le pertenecía.

—No sabes... lo que estás... haciendo— Logró hablar Jimin, entre gemidos cuando la boca de JungKook comenzó a mordisquear su cuello.

—Te deseo, aquí y ahora— ladra JungKook, recostando el cuerpo tembloroso de Jimin sobre un montículo de hojas secas que les serviría de cama.

En respuesta el rubio abrió las piernas para que JungKook se acomodara mejor entre ellas. Las bocas ansiosas se buscaron una a la otra. El felino dentro de Jimin se entregó a la supremacía del macho que lo dominaba con caricias duras. No lo quería de otra manera, deseaba a JungKook. La piel desnuda contra su piel desnuda era algo delicioso de sentir.

—¡Ah!— gritó Jimin cuando JungKook le dio un ligero mordisquito en el hombro, como comprobando si su sabor era tan bueno como se veía. Una risita nerviosa escapó de Jimin, ese pulgoso era un travieso, aún en esas calientes circunstancias.

—Eres tan malditamente hermoso— susurró JungKook mientras mordisqueaba un pezón sonrosado del rubio. —Te deseo tanto...

Jimin sabía que debía detener aquello. Qué el lobo se lo iba a devorar sin compasión. Se había enamorado, de eso estaba seguro, tan seguro como que la lengua de JungKook era tibia y muy erótica, como nada podía serlo en el mundo. El lobo había cazado para que él se alimentara, le proveyó ropa cuando pasaba frío, para su animal interno, eso lo clasificaba como un buen proveedor. Solo le faltaba comprobar que tan bueno era en el apareamiento y ya estaban en ello. La parte humana de Jimin trataba de controlar los instintos del felino, pero quién demonios podría cuando la luna estaba a solo horas de distancia.

Un ronroneo juguetón salió del pecho de Jimin por mucho que intento acallarlo. La lengua de JungKook había dejado de torturar sus pezones y ahora bajaba despacio, muy despacio por su vientre plano. El lobo libidinoso lo sostenía por las caderas dejando claro quién estaba al mando de ese encuentro íntimo. Si alguien le hubiera dicho a Jimin que iba a disfrutar tanto de que un pulgoso mandón lo dominara, se hubiera reído en su cara justo después de arrancarle la piel con sus propias garras.

—Mi lobo— se entregó cuando sintió su miembro siendo devorado por la boca de JungKook, el cual lo lamía y chupa con desesperación. Las manos del castaño apretaban sus caderas con tanta fuerza que sentía que podía quebrarlo si realmente lo deseara, la boca de JungKook era deliciosa y cálida. Sentía la desesperación del lobo, en cada rose con los colmillos buscaba la rendición del felino. Una suerte era que Jimin ya no recordaba los motivos por los que aquello no debía suceder.

Un chillido de gato se escuchó por el bosque, las aves nocturnas levantaron vuelo mientras el lobo cambia-forma consumía el resultado de sus esfuerzo. Llenaba su boca de la semilla del felino y había tragado cada gota de esta. Era simplemente delicioso, sin dejar de lamer se aseguró de no desperdiciar ni una sola gota.

—¿Qué hemos hecho?— suspiró Jimin, recuperándose del orgasmo. Y con sus manos cubriendo su rostro ahogando con ellos un sollozo —ahora tendrás que aparearte conmigo durante esta luna llena o nuestros animales se volverán locos.

Cuando el lobo atrapó a su gato #1 →kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora