novem

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3 semanas después...


—¡Omma!— se escuchó la voz de Jennie desde la cocina —¿Sabes dónde diablos está Jimin?

—Hija— la regañó la señora, la pareja de la manada de gatos monteses —cuantas veces te he dicho que trates de ponerle freno a esa lengua tuya.

—Lo haré justo después de que atrape a Jimin, ese gato holgazán se ha vuelto a esconder y no lo encuentro— se quejó la chica mientras llegaba con una pesada caja hasta el corredor donde estaba de pie su madre.

La hembra alfa era una mujer alta, de facciones finas y una mirada inteligente. Llevando una mano hasta su cabello, trato de acomodar un mechón rubio que se le había escapado de la trenza con que se había atado el largo cabello, dejando salir un suspiro se encogió de hombros.

—Déjalo solo— trató de disculpar a Jimin —Sabes que tu padre lo trae loco con eso de la llegado del hijo del alfa de la manada de tigres— la chica resoplo, rodando los ojos no se molestó en ocultar que ya la tenía cansada la misma cantaleta.

—Mira Omma— trató de hacerse entender, dejando la caja junto a las otras en el porche, le dirigió una mirada de reproche a la señora —tú sabes también como yo que desde que regreso de su accidente en el río, no es el mismo.

La mayor de las mujeres se dejó caer en una de las sillas que estaba acomodada en el corredor. Las faldas de su vestido de algodón se mecían por la brisa fresca que movía las ramas de los árboles cercanos.

—Ya hablé con tu hermano— se encogió de hombros. TaeHee confiaba en su hija mayor para que la ayudara a cuidar de los otros cinco cachorros más jóvenes —por más que he insistido para que me diga lo que le pasa, simplemente se encierra más en sí mismo y no habla con nadie.

—¿Crees que algún macho lo encontró durante la luna llena y lo lastimo?— Jennie no pudo evitar hacer la pregunta, un escalofrío recorrió su espalda de tan solo pensar en esa posibilidad. Sentándose en una silla cercana, estudio la expresión preocupada de su madre —¿También tienes la misma idea, verdad?

—Fue lo primero que le pregunté— defendió TaeHee —Él simplemente lo negó. Dijo que nadie lo había obligado a hacer algo que no quisiera.

—No me gusta esto— se quejó Jennie, jugando nerviosamente con los botones de su blusa de seda blanca —Sabes, desde que regreso se sienta en el techo del establo, se queda allí la noche hasta que los lobos se cansan de aullar. Él está sufriendo y se niega a que alguien lo ayude.

La madre observo a su joven hija, algunos de sus cachorros compartían el mismo color de cabello rubio como el de ella, como era Jimin y el menor de sus hijos, la mayor y los otros cachorros tenían el cabello castaño como su padre, pero además todos ellos tenían el avellana de la mirada de su esposo el alfa de los gatos monteses. Su familia, al ser la compañera del Alfa, era toda la manda, muchas preocupaciones juntas, eso no había impedido notar como su pequeño cachorro día con día se hundía más en un mar de desesperanza, sin que nadie pudiera saber la causa de su enfermedad.

❆❆❆❆

Jimin estaba escondido en su forma animal sobre una rama del manzanero que estaba cerca del corredor donde su madre y hermana cuchicheaban acerca de su miserable vida. Estar sobre el árbol le recordaba la primera vez que había visto al pulgoso burlista, clavando sus filosas garras se desquito con la pobre rama toda la que sentía al recordar al bastardo que le había roto el corazón. Solo imaginarse lo que debía de estarse riendo del gatito inocentón que le había dado el culo para que se desahogara durante su luna llena.

Cuando el lobo atrapó a su gato #1 →kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora