(Cap 2)

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A la mañana siguiente, al abrir los ojos, lo único que quería era que la noche llegara lo más antes posible, moría tanto de ganas de volver a ver el rostro de aquella chica que prácticamente no salí de mi habitación en todo el día.
Ese día fue un poco diferente, ya que pasó mucho tiempo de que no tenía un motivo por el cual levantarme, siquiera para abrir mis ojos. Impaciente, miraba el reloj una y otra vez, contaba cada segundo, cada minuto.
Al caer la noche, abrí mi ventana y nervioso volví a la estación. Todo se veía y se respiraba igual que la noche anterior, eran las 10pm y caminé hasta aquella banca de nuevo, la chica estaba ahí en la misma posición llorando, todo era muy extraño, como un perfecto deja vu.
De nuevo me acerqué, traté de consolar su llanto, la miré secar sus ojos y luego hablamos hasta la madrugada, justo como la noche anterior.
Esto se repetía una y otra vez durante casi dos semanas, en este corto tiempo nos hicimos buenos amigos, nos reíamos de las mismas tonterías y hablábamos del tiempo y del amor como si supiéramos todos los secretos que el universo esconde.
Ya era una costumbre en mi vida y definitivamente mi tiempo favorito del día.
Un día como todos, salí hacia la estación a una de aquellas citas nocturnas. Al llegar todo lucia diferente por más normal y común que pareciera. Caminé hasta el final del pasillo pero esta vez la banca estaba vacía, igualmente me senté y decidí esperarla, "quizá solo va llegar un poco tarde", " talvez está enferma y tuvo que quedarse en casa", pensaba mientras le esperaba y el reloj ya anunciaba las 11pm. Volví a mi casa y me acosté a dormir un poco más vacío que ayer.
Desgraciadamente esto mismo pasó la noche siguiente y la siguiente, dentro de mi pensaba que ella se había aburrido de mi pero por otra parte me preocupaba si algo le pudiese haber pasado, así que comencé a recordar que dentro de una de nuestras conversaciones ella me había dicho el lugar donde quedaba su casa. Por la mañana me arregle un poco y me dispuse a visitarla, para saber si ella estaba bien o simplemente para obtener alguna explicación del porqué no volvió.
Luego de preguntar en un par de casas vecinas encontré la de ella, era pequeña y la fachada estaba un poco descuidada, como si a nadie le importara que la casa tuviera un aspecto desagradable o de abandono. Toqué a la puerta y una señora abrió, tenía unas cuantas canas en su cabello y algunas prematuras arrugas de vejez.
Ella con un tono amable me saludó y preguntó el motivo de mi visita, al tratar de responderle noté que no sabía siquiera el nombre de la chica.

-¡Buenos dias! Busco a la muchacha que vive aquí-

La cara de la señora cambió totalmente, se notaba enfadada y podría jurar que con su mirada trataba de comerse mi rostro.

Yo tartamudeaba tratando de explicarle que la conocía, entonces miré por encima del hombro de la mujer y vi una foto de la chica colgando en una pared.

-¡Ella!- dije señalando la fotografía.

La señora volteó hacia dentro y mientras lo hacía yo trataba de explicarle.

-Como hace días que no llega a la estación, me preocupé y quería saber si ella esta bien- le dije.

Luego de decir esto ella volteó a mirarme de nuevo, su mirada un poco confundida y a la vez asustada esta puesta fija en mi.

-¿Viste a Emma?, ¿en serio viste a mi pequeña?- dijo aquella señora con lágrimas en sus ojos.

- Si yo... yo estuve con ella...-

-¿cuando? - dijo interrumpiendo mi balbuceante explicación.

- Hace tres días...¿por qué? -pregunté completamente confundido.

Ella trataba de explicarme algo, pero el llanto se lo impedia, comenzó a respirar y a tratar de tranquilizarse.

-Necesito agua. Pasa y toma asiento- dijo la mujer mientras entraba a la casa.

Yo la seguí y me senté en un viejo y polvoriento sillón, podía ver a la mujer mirar hacia la nada mientras tomaba su vaso de agua, su mirada estaba perdida en un diván de confusión.

-Así que dices que tu...que tu viste a mi hija- dijo la señora acercándose a mi.

-¿Podría explicarme que pasa?- le dije.

-Emma...ella murió hace dos años- dijo mirando su foto- huyó de casa por un tonto problema y ella...ella...saltó a las vías del tren.
Al escuchar aquello, un escalofrío recorrió mi cuerpo de pies a cabeza y me quedé atónito, congelado por lo que escuchaba. Confundido y asustado, sudando frío, salí de aquel lugar corriendo, corriendo a casa lo más rápido que podía.

The Subway StationDonde viven las historias. Descúbrelo ahora