Eterno... Intentar huir en vano.

Flotando en mi insaciable necesidad de invierno

Corría por la primavera observando aquellas flores renacer de forma majestuosa, fue hermoso. En lo personal siempre me atraían las Begonias aunque los Laureles eran simpáticos, sin embargo me sentía vacío ya que los miedos comprensibles de un nuevo nacimiento atormentaba mi vida de la venidera suerte. ¡Respiraba! recuerdo hacerlo, respiraba un aire frío y tranquilo, veía el día blanco y puro ¡Como me sentí vivo en ese sueño cristalino! Pero ayer desperté cálida, con el sol brillante y el día verde, hoy soy un sinsabor andante, caminante sin camino cuyo destino propuesto quedó en el frío y solitario invierno.
Me gusta la rareza de lo nuevo, el misterio de lo desconocido. Lo más curioso de ese invierno es lo volátil de humor, es su cálido resplandor, su intensas ganas de abrigarte de llenarte de él, de mostrarte ese mundo mágico y ambiguo que guarda en su interior ¡Vaya, Amo el invierno!.

Ya llego el Verano, cruel calor derritiendo el tempano de mi corazón, sin saber que es mi motor de vida. No odio al gran astro Sol, detesto la proximidad del calor ajeno en mi ciclo vital. Sufro cada día, lloro cada noche y el ardor de mi carne, de mi vida, de mi sangre hirviendo por la gigante oleada de mi peor enemigo.

Otoño, no quito que tu dulzura brinda esperanza a mi Corazón liquido, centrifuga de miedos y color sonrisa. Aun me temo que no eres suficiente para mi felicidad, sé que te esfuerzas por borrar los estragos de Verano, pero shh ya mi frialdad fue elegida, deseada y correspondida.

Llegó la lluvia arrasante, invadiendo cada fosa de respiración, atormentando la esperanza que guardaba de ver en esta temporada mi deseado invierno. Decido pues invernar hasta que llegue mi amado, si no, prefiero no despertar.
Abro mis ojos luego de una eternidad, descubriendo la blanca nieve, el abrupto frío, encontrando mis miembros congelados, recibiendo una sonrisa en mi cara, y haciendo descansar a mi corazón... será para siempre mi eterno invierno.

PD: Sufrimos abiertamente con nuestro masoquismo caprichoso, el amor por una historia, por una vida aunque nos lleve al fin de la nuestra, esperando esa felicidad aunque dejemos de respirar.