Yellow.

trece

Así que ahí estábamos. El cariño que no nos habíamos dado hace días por lo alejadas que estábamos nos lo estábamos dando por última vez ya que al día después terminamos. Pero en el momento no lo sabíamos y simplemente éramos dos chicas por mensaje diciéndonos lo mucho que nos queríamos. Tenía el corazón a mil como cada vez que me hacías sentir tan especial, odiaba necesitar tu amor. Me volvías completamente otra persona cuando estábamos bien, me volvías todo lo que yo quería ser siempre. Se me llenó el corazón de esperanzas e ilusiones hasta que me dijiste lo que había pasado esa noche. Desde que empecé a escribir esto me vengo planteando si contarlo o no ya que de cualquier modo vos sabías que iba a escribir esto y que iba a decir todo, además nadie sabe quién sos, pero de igual modo siento de a ratos como si invadiera tu privacidad. Pero igual, lo que me contaste fue que una amiga tuya de años se había enamorado de vos, que te lo había contado, que ya te había besado en pleno colegio y que esa noche, mientras vos estabas borracha, lo había vuelto a hacer. El corazón se me oscureció y lo acepto. Tiré a la basura [tratando de no usar palabras ofensivas] todo lo que me habías dicho y te cerré la puerta. No por el hecho de dudar de que vos la quisieras a ella porque sabía que no lo hacías sino por no habérmelo contado. Y quizá, seguramente, no habría sido así si no hubiera pasado exactamente lo mismo un poco antes, cuando habíamos terminado, y que eso fuese lo que nos llevase a terminar. Ese día que había pasado algo parecido me habías mirado a los ojos y dicho todas esas cosas lindas que siempre decías sabiendo que me lo ocultabas, sabiendo que me iba a lastimar. Y ahora me escribías por una pantalla diciendo todas esas cosas lindas de nuevo y llenándome de ilusiones que ahora simplemente son nada, y sin decirme la verdad. Me rompiste el corazón. Y capaz no me engañaste a un modo físico pero si sentimental, no pudiste confiar en mí y después de tantas cosas juntas me lastimó, me quebró. Te traté horrible porque era exactamente así como se sentía. Vos me viste enojada pero solamente porque no sabías como había llorado antes. Y por eso no te dejé explicar ni que habláramos de eso por la llamada, por eso ni siquiera consideré pelear, porque desde el momento en que me lo contaste, en el segundo que lo hiciste, ya habías creado un hueco en mi que nunca más ibas a volver a llenar. Y terminamos, por eso, porque ya no había vuelta atrás.