Los fluorescentes alumbraban aquel oscuro y muerto lugar. La música de fondo que se lograba escuchar a profundidad, dejaba un ambiente menos desanimado, pues era obvio, en es bar nadie va hacer vida social. La alegría y libertinaje solo se podía vivir los jueves en la noche, por lo general la mayoría de días eran un tanto calmadas, serenas y apacibles.
El brillo que emitía la noche, y sobre todo una inmensa luna, traspasaban las largas ventanas de aquel lugar. No era tan intensa, pero a través de ellas se podía observar como es el exterior de noche. En aquel lugar...
Yūichirō y Mikaela, se encontraban en una de las mesas alejados del gran grupo, ¿Por qué ese aislamiento?
Era evidente que ambos compartían un gusto en particular. No les gustaba compartir sus opiniones con desconocidos, pues ambos ya habrían visitado el bar desde que empezaron a ser adultos, aunque el termino "adulto" era una palabra muy grande para Yūichirō. ¿Por qué era eso? ... Pues él no era para nada maduro, a excepción, Mikaela era todo lo opuesto a Yūichirō.
Se puede decir que el lado opuesto de la moneda.
El oji-esmeralda comenzó a jugar con un vaso de vidrio, que uno de los meseros habría dejado. Quedó vació al igual que la botella de licor que ambos habían pedido hace unas horas. Mikaela dejó caer una de sus manos en la mesa, mientras deslizaba su cuerpo en la silla, él había bebido más de la cuenta, cosa que le era muy extraña a su compañero azabache.
Nunca lo había visto tan desanimado. Tan decaído. Tan triste.
¿Qué era lo que le estaba pasando a Mikaela? ¿Por qué actuaba tan extraño?
Yūichirō observaba a su amigo rubio. Llamar al mozo del lugar tan solo para pedir otra bebida. Esta vez sería un buen vino del noventa y siete, una buena selección.
—¿Qué demonios te sucede Mika?— dijo el oji-esmeralda observando con cierta preocupación y firmeza, mientras sostenía la muñeca de Mika cuando estaba a punto de servirse una copa de vino...
Mika no correspondió a tomar la palabra. Lo único que este hizo fue, dejar notar una pequeña curva en los labios, mientras que un suave y delicado rubor cubría parte de sus mejillas. Causa de que el rostro del oji-esmeralda cambiara de tonalidad violentamente.
— ¡Respondeme! — Elevó su voz esta vez. Golpeando la mesa con fuerza
—Sí que eres muy molesto— respondió mientras observaba fijamente a los ojos del azabache. Sin querer, el rubio derramo una cierta cantidad del vino que llevaba en su copa, se derramara manchando la camisa del oji-esmeralda.
Sin embargo no le importó a este, solo quería a su amigo de vuelta.
— Así soy. Si tu me consideras así.— una pequeña dosis de ironía, apareció de repente, cosa que hizo que el rubio vuelva a acomodarse en su asiento—Es increíble... Mikaela Tepes. Totalmente ebrio
— No es nada nuevo. Ya estuve así una vez
Esa respuesta fue muy sorpresivo para el azabache, pues. Él tenía en sus pensamientos visualizado aquella idea de que, "entre amigos no hay secretos".
"Desde cuando él me está ocultando cosas" se preguntaba el oji-esmeralda aún más sorprendido.
— Es algo pasmoso enterarme de esto, y aún más proviniendo de ti. Si que eres grande Mikaela Tepes
— Claro que lo soy— susurra muy cerca del oji-esmeralda. Mientras que este solo se limitaba a enrojecerse—Pero, ¿por qué no has tocado tu vaso, Yuu-chan?
—Yo no puedo ahogar mis penas así, Mika ya no soy el de antes...
— ¿Cómo es posible que tú, hayas dejado de beber?— se escuchaba una risa provenir del rubio, casi en una tonalidad de burla— Sí tu te embriagabas desde que estábamos en la escuela. ¿Qué cambió en ti?
Esa fue la pregunta que noqueó al oji-esmeralda. Lo lastimo pues, a él le dolía demasiado que le preguntaran sobre sus problemas. Pues en su mente se creaba esa idea de que, los demás sentirían pena por su sufrimiento, todos lo harían, a excepción de Mika.
Yuu-chan, no podía resistir las lagrimas, se acomodó en la silla. Y apoyo sus codos en la mesa mientras colocaba sus manos en su rostro, pequeños quejidos empezaron a escapar, causándole la ira al oji-azul...
Pero no hizo alguna reacción violenta, no. Esta vez evitó aquello, solo suspiró y dejó la copa de la que estaba tomando para acercarse a su querido amigo, Yuu-chan.
—Yo te puedo ayudar—Una sonrisa aparecía de nuevo en el rubio, era algo inquietante para Yuu-chan, pues no había visto a Mika reír demasiado, en todo el día
—Así y. ¿Cómo lo harás?
Fue muy coqueto el todo que el azabache dejó notar, pero había que admitir, esa era su personalidad.
—Sígueme el juego...
Yūichirō no respondió solo se rió de lo que mencionó el rubio. Después de todo él estaba ebrio no sabía lo que decía. Sin embargo todo cambió cuando el oji-azul. Estrelló sus labios contra los de Yuu, mientras lo tomaba con fuerza de la cintura...
¿Por qué Mika estaba haciendo eso?
Era acaso, ¿El alcohol? ...O tal vez, algún sentimiento encontrado por Yuu-chan.
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Mitomanía Ⓑ ◆Mikayuu◆
FanfictionAlguna vez te has preguntado, ¿Qué se siente engañar y ser engañado? Qué... Si solo tal vez de una mentira se podría sacar algo bueno. Qué sin importar cuantas veces maltratemos a esa persona tan especial, siga a nuestro lado a pesar de todo el suf...