✾Mitomanía-Capítulo 2✾

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— Kimizuki-kun— este lo golpeó, mientras que el pelirosa no dejaba de reír.

— Pero es la verdad. Sería un milagro de que ellos llegaran temp-...—en es instante, el pelirosa dejó de reír. No emitía ningún gesto, o algo parecido. Volvió a ser la misma persona fría y seria. Cuya actitud era supuestamente "moderada". Pero había que aceptar, aunque Kimizuki muestre un actitud muy opuesta a la de sus amigos, casi siempre la arrogancia lo conduciría por el camino de la inmadurez. Justo lo que anhelaban sus amigos.

— Algún problema Shihō Kimizuki—Guren pronunciaba su nombre en un tono muy sarcástico, no era para nada complejo. Era una actitud casi repetitiva, más aún siendo el padre de Yūichirō, él podía reconocer aquella actitud, sin necesitar percibirlo en el ambiente

— ¡Guren!—regañó un albino de forma muy simpática a este violáceo. Algo que se podía mencionar de aquel silencio y rubor que causó en el azabache mayor, fue aquella mirada fija y amenazante, como si le estuviera diciendo telepáticamente "Si sigues con esa actitud, no habrá buenas noches para ti". Al parecer este oji-azul era muy persuasivo para un hombre que es de un hueso duro de roer.

— Viejo... — saludaba muy coqueto el azabache menor, cosa que a un rubio le llamaba mucho la atención. En su mente se acumulaban gran cantidad de recuerdos las cuales permitía a este hacer memoria de diversas situaciones en las que su compañero oji-esmeralda provocaba a un hambriento rubio— ¿Cómo les fue?

— Pues recordando que no había nada en la nevera— el albino volvió a echarle un ojo al violáceo quien no dudo en responder con un "Y, ¿ahora que hice?"— Decidimos ir de compras al supermercado.

— ¿Decidimos?— espetó el azabache mayor— Me suena a manada

— Pues sí, ambos decidimos— este contradijo apretando con fuerza la mano de Guren, que en unos segundos estuvo a punto de pegar un grito de dolor, pero antes de ello este atrevido albino se le acerco sin que los demás pudieran darse cuenta, para así poder susurrarle al oído...

 —Si te portas bien te daré tu recompensa—se notaba en su voz una propuesta muy tentadora, al cual, el azabache mayor no podía negarse, solo retrocedió asintiendo. Mientras dejaba mostrar en su rostro, una línea curva en sus labios. Mostrando su aprobación.

  — ¿De qué hablaban señor Ichinose?— discrepó el rubio al arquear una ceja

— Algo que no te importa...

— Como siempre usted amable señor Guren.—una sonrisa falsa acompañaba a este rubio oji-azul. ¿Fue sarcasmo?... Se podría decir que ambos se entendían en su propio idioma. El idioma de los sarcasmos e ironías. Un lenguaje muy divertido, el cual muchos entendían tanto palabras muy explicitas, como comentarios indirectos.

— Bueno recogeremos a Mit-chan al aeropuerto, o ¿No?— se escuchaba a la pequeña peli-morada mascullar las palabras, como si de alguna situación incomoda se tratase.

Pues era muy simple... Para Shinoa, toda conversación era incómoda si no molestaba a alguien, y quien mejor victima que Mitsuba. La niñita de coletas, y hermana menor del azabache.

—Pero antes de eso, yo iré al frente— mencionó el peli-plateado en acompañamiento de una una muy suave risa —   no queremos que ella entré en pánico al descubrir que le prestamos su auto a  Shihō Kimizuki.

— Mika, Yuu  — nombró el peli-rosa— Ustedes deberían tomar un taxi. No hay espacio para ir todos juntos.

—Shihō tiene toda la razón.— se escuchó a Shinya mencionar desde el auto mientras el mismo chico se adelantaba a tomar el auto por ellos, sin ni siquiera preguntarles a ambos si estaban de acuerdo, él no tenía mucho que esperar.

— Buena suerte.— dejó mostrar una no muy agradable y creíble sonrisa en sus labios— Y Yuu. No vayas a provocar al pobre Mika.

— Cierra la boca.— espetó el rubio, deletreando cada palabra con agresividad y fastidio poco notorio en él. Algo que le resultaba poco importante al azabache, después de todo ya supo como lidiar con aquel rebelde comportamiento de su compañero. O. Tal vez, solo querrá evitar aquello para no estallar en ira.

Se podía decir que ambos llevaban una actitud explosiva, es solo que el rubio. Sabía como esconder aquello.

"Quien sabe que otras cosas más esté escondiendo."

Sin discutir más. El rubio tomó al oji-esmeralda del brazo, conduciéndolo a los asientos traseros del automóvil amarillo reluciente, que los estaba esperando.

Al cerrar la puerta, el oji-azul dio aviso para seguir la camioneta directo al aeropuerto. Y el azabache se apegó más a la puerta, apoyando su cabeza a la venta del auto. El rubio prosiguió a hacer lo mismo solo que evitando apoyarse al cristal, apretó sus puños y volteó la mirada sigilosamente al lugar en donde se encontraba su mejor amigo.

Él había visto a un azabache muy deprimido.

Y en ese instante, pudo sentir como su pecho ardía. Y producía pequeños y acelerados sobre saltos que construían un leve dolor en el mismo lugar, sin embargo su respiración seguía en orden, estaba aún calmado. Era muy buena señal para no echar a perder el dialogo que tendría con el oji-esmeralda.

— ¿Estás bien?— preguntó casi tenso el rubio, sin mirar a su acompañante. Pero ni siquiera lo habría notado, que necesitaba preguntarle por segunda vez, pero siendo más seguro— Yuu,¿Estás bien?

— Todo bien, supongo.— respondió con la mirada perdida. Al parecer este estaba en sus pensamientos, Quién sabe en donde podía estar su mente, o en quien estaría pensando él en ese preciso momento.

El joven oji-azul llevó su mano con delicadeza y lentitud por aquel asiento acercándose a los delgados dedos del azabache. Aquel acto revivió por completo a aquel chico, que hizo que este de un muy notorio sobre salto, acompañado de un muy suave rubor que se acercaba casi al rosa... Un tono muy agradable y perfecto para el rubio.

Una muy débil línea se podía apreciar en los labios del oji-azul, mientras mantenía la mirada en el joven oji-esmeralda.

Una muy suave risa se escapa del azabache. Un tono perfecto para el rubio, mostrando la gracia misma en una sola palabra "perfección". Todo proveniente de Yūichirō  relacionado con su personalidad, cualidades, comportamientos, su voz, su mirada, era perfecto para Mikaela.

No había quien le podría dar la contra, ni menos dirigir la palabra para ofenderle. Simplemente para él era perfecto, una obra de arte misteriosa, extravagante e hipnotizante.  

Mitomanía Ⓑ  ◆Mikayuu◆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora