Mitomanía Ⓑ ◆Mikayuu◆

✾Mitomanía-Capítulo 3✾

  — Mika — un puchero sin causa o razón alguna apareció repentinamente, provocando que el rubio tomara aquel momento como una situación incómoda, frustrándole puesto que conocía a la perfección — Ha pasado mucho, ¿Verdad? 

— ¿De qué hablas?

— Me refiero a...— un ligero suspiro se escapó de sus labios dando un breve silencio. Que estuvo a punto de quebrar el cristal que limitaba a ambos jóvenes, y se interponían en el medio del tope de la yema de sus dedos.

El automóvil se detuvo de repente en el aeropuerto, el viaje parecía ser largo, sin embargo para ellos fue un tormentoso segundo para consumar la plática. Mikaela decidió pagar el viaje después de que Kimizuki sin rodeos algunos los obligara a seguirlos en auto.

El azabache de orbes esmeraldas inhaló aire poco sano que se percibía en el ambiente, pero para él era como una sustancia pura que lo conducirá por el mismo territorio que las personas que lo estaban por aquel aeropuerto. Después de todo para él no era nada malo realizar algún viaje para desviar sus preocupaciones, a todos nos hace falta vacaciones para ser precisos.

— Mitsuba debe haber llegado.  —  afirmaba el zaíno de orbes esmeraldas caminando en directo al interior de la estación en la búsqueda de la rubia de mirada amatista— Dime Mika, ¿Alguna vez has viajado a países lejanos?

— Pues no crees que la pregunta está demás.— fue un comentario grosero para otras personas, pero para Yuichiro era lo suficiente. Era algo irónico para el blondo tomar temas ya repasados, el azabache conocía mucho de él pues no olvidaba recalcar ciertas cosas como sus viajes. No era amante de ello, puesto que en su soledad no encontraba ni una belleza comparada a la majestuosidad que tomaba como significado al azabache.

— Lo sé, no soy tan estúpido como piensas.

— No te puedo dar la razón, Yuu-chan.— una leve carcajada fue cubierta por sus delicadas manos. Sus largos dedos acariciaban sus labios de todos muy suaves cereza. 

El azabache lo observaba con el rabillo de los ojos mientras proseguía la ruta indicada para el encuentro de su hermana, que tal vez llevaba horas en espera por la aparición de sus familiares. Sin embargo no fue como el chico de luceros esmeralda lo pensaba, pues se veía rodeado de quienes habían acortado la ruta para llegar antes que el par.

La rubia enfurecida se aproximo al azabache para golpear su cabeza con el bolso. Mientras contenía las lagrimas, quien lo diría. Casi siempre son así los hermanos.

— ¡Tomaste mi auto idiota! — fue algo sorpresivo, el blondo apreciaba la escena con alegría, pues este le había advertido al azabache hace mucho tiempo de esa decisión. Un error puede ser dejar que Kimizuki conduzca el automóvil de esta rubia ya mencionada, pero el peor error que puede cometer es conducir el auto. 

Todos reconocían que el oji-esmeralda no era buen conductor, y en varias ocasiones pudo aprovechar en dejar marcas en el auto del azabache mayor. Y de paso este le reprendía por lo que había hecho.

Es más, a pesar de ser gran amigo del blondo, él no se atrevía a prestarle su camioneta. Quería evitarse daños costosos a futuro.

— Perdona, tenían prisa.— respondió este mientras acariciaba la parte superior de su cabeza que aún dolía, el impacto fue estremecedor que pudo sentirlo en el cuello también.

  — Oye, Yuu.— mencionó el azabache mayor apoyado en uno de los asientos de la sala de espera del aeropuerto— ¿Qué? ¿El idiota de tu novia no vendrá?

La mirada de este se desvió del resto, y un gesto poco amigable arrugó levemente su nariz dejando ver como el ceño de este se fruncía en un par de segundos. El blondo pudo notar eso, era evidente que le desagradaba que le mencionaran en un momento poco peculiar, para él mismo; no le importaba si al ausente lo insultaban, lo que muy poco le agradaba es que lo mencionaran repentinamente