DIECISÉIS

151 17 38
                                    


¡Adivinen quién tiene ordenador nuevo!

¿No os haces una idea?...

¡¡¡Pues yoooo!!!

Así es, tengo un nuevo ordenador, chulísimo y dispuesto a cooperar para que siga escribiéndoles nuevas historias. Por lo pronto, os traigo nuevo capítulo, espero que a partir de aquí no empiecen a odiarme, y diciéndoles que con esta entrega se marca una nueva etapa en la historia —la más álgida, dura y triste.

Quiero pediros un poco de tiempo para la siguiente entrega, pues para escribir el siguiente capítulo tengo que ponerme a leer mucho al respecto; no quiero hacer las cosas a la ligera y, cuanto mejor documentado quede, más impactante y real resultará.

Deseando que no se acuerden de mi mami o algún otro de mis parientes, os dejo en compañía de Neela, Hyun Joong y Elliot.

No os olvidéis de puntuar, comentar y, sobre todo, estar en pie de guerra en cada uno de los capítulos; hay cierto príncipe superhéroe que os agradecerá mucho.

Sin más dilación, ¡aquí está la actualización!

Atentamente:

KAREN MAGNATIZ.

*************



Diez días después.

—¡Escóndeme, mami! —pide Elliot, corriendo a través de mi habitación.

Hace siete días que me dieron el alta médica y yo, al igual que él, me encuentro presa dentro de una enorme casa tan vacía como mi estómago.

Sí, por estricta prescripción del doctor Chooi estoy encamada desde hace una semana y hoy, gracias a que la señora Park se ha demorado más de la cuenta a la hora de preparar el desayuno, las tripas me crujen segundo a segundo.

Son pasadas las nueve de la mañana, y hace apenas una hora que Hyun ha tenido que ir a trabajar en el proyecto que le encargó el ministro de cultura coreana.

¡I beg you, mom!

Escucho a modo de ruego, al tiempo mismo que siento a mi pitufo sonriente entrar en las mantas, por la parte inferior de la cama. Haciendo la croqueta gatea por debajo de las cobijas y, mientras ahoga algunas bocanadas grandes de aire, repta por completo hasta alcanzar mi altura y asoma un poco su pequeña cabeza:

—¡Escóndeme, mami! —repite y descubre un poco más su carita para mirarme libremente.

Agasshi Hi Jin me persigue y amenaza con lavarme el cabello con el champú anti piojos, y no quiero hacerlo, mami...

—A ver, Elliot... —indico en tono muy bajito; como en secreto—, sal un poco de allí debajo y charlemos, ¿te apetece?

Pido y él rebate en tono dramático:

—No, mami, no me apetece charlar.

»Estoy agotado de huir de agasshi Hi Jin —asegura y me hace reír a carcajada suelta.

—¿Y lavarte el cabello tampoco te apetece? —le inquiero y él sale por completo de las mantas.

—¡Eso menos que nada, mami bonita... odio lavarme la cabeza!

—Pero tienes que hacerlo, cariño mío —le digo y el niega con la cabeza a una velocidad muy rápida, hasta que se detiene por completo y se recuesta en la almohada contigua.

LET'S TALK ABOUT SEX, NOT OF LOVEWhere stories live. Discover now