Capítulo 2: "El viento helado que nos acercó"

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-Vaya –comento Ichigo con incredulidad, pensando en lo que iba a decir su hermano -¡Pues si que esta nevando!
-Mucho –contesto Orihime –No sabia que aquí nevara –añadió dando un paso al frente y colocándose al lado de Ichigo, que tuvo que hacer una gran esfuerzo para no dejarse arrastrar por el olor de su pelo.
-Desde que yo vivo aquí, nunca había visto nevar.
Orihime ladeo la cabeza y lo miro e Ichigo sintió el impacto de sus preciosos ojos grises.
-¿Y de eso cuanto hace? –quiso saber Orihime.
-Casi tres años –contesto Ichigo.
Ya había una capa fina de nieve sobre la cubierta de la furgoneta.
-¿Y no seria mejor que esperara a que se mejorara un poco el tiempo para irse? –le pregunto Inoue cerrando la puerta, pues el viento era realmente muy frio.
Ichigo sabia que se le estaba haciendo tarde y que tenia que ir a la reunión que su tío Sosuke había convocado en Las Noches y tampoco había que ser un genio para darse cuenta de que, aunque Asuna le había ofrecido quedarse, no parecía muy contenta ante la posibilidad de que lo hiciera.
Más bien, parecía nerviosa.
-¿Tiene suficiente leña? –cuestiono Ichigo
-Si, hay mucha en el garaje.
-Muy bien. Voy a traer unos cuantos leños –se ofreció el pelinaranja antes de irse -¿Tiene velas o linterna?
Orihime asintió.
-Entonces procure tenerlas a la mano –le aconsejo Ichigo encaminándose al garaje.
Efectivamente, allí encontró un montón de leña, pero mucha estaba sin cortar. Busco un hacha, pero no la encontró, así que se limito a cargar la que estaba partida. En un par de viajes, la llevo dentro y la apilo junto a la pared.
-Sera suficiente para mantener el calor –comento –No tendría por que irse la luz, pero, si sucediera, tendría suficiente leña para toda la noche.
Eso quería decir que tendría que volver al día siguiente con un hacha.
-No creo que sea para tanto –contesto Orihime.
-Espero que tenga razón –dijo Ichigo acercándose a la ventana y mirando el cielo, que estaba cada vez mas oscuro.
Si quería llegar al rancho de sus tíos, tenia que irse ya. Lo cierto era que no le hacia ninguna gracia dejar a Asuna allí, pero se dijo que tenia leña suficiente y teléfono.
-Bueno, me tengo que ir –se despidió
-Gracias por la leña –respondió Orihime con timidez.
-De nada. Tiene mi número.
-Si
Aunque hubiera preferido quedarse con ella, Ichigo se obligo a salir de la casa y caminar hacia su furgoneta. Una vez dentro, encendió el motor y la calefacción y también puso los limpiaparabrisas en marcha. Mientras se alejaba de la casa de Asuna Suno. Llamo a Uryuu al teléfono móvil.
-Mira tu, el que decía que no iba a nevar –lo saludo su hermano -¿Dónde estas?
-Sigo en el pueblo –hablo con tono normal evitando los comentarios de su hermano.
-No se para que nos han citado, pero esto no tiene buena pinta. Ha venido incluso la tía Rangiku e Ikumi esta como tristona, lo que es muy raro en ella.
Ichigo pensó en Ikumi Kurosaki, una mujer que, efectivamente, siempre estaba de buen humor. Apenas conocía a Rangiku, la única hermana de su padre. Para empezar, porque no se había relacionado demasiado con la familia y, para seguir, porque se suponía que llevaba una vida de lo más despreocupada, coleccionando maridos e ignorando a los hijos que iba teniendo con ellos.
Primero su padre y sus hermanos volaban desde California y ahora su tía, a la que había visto un par de veces en la vida, aparecía también. Desde luego, lo que Sosuke tuviera que decirles debía de ser muy serio.
-Bien, dile al tío que voy para allá –se comprometió
-Imposible. Han cerrado las carreteras –lo informo Uryuu –La única manera que tienes de llegar aquí es en tu camión de bomberos y con las sirenas a toda potencia.
Ichigo maldijo y se apresuro a conectar su busca. En caso de emergencia, todos los miembros del departamento debían estar localizables.
-No apagues el móvil –le pidió a su hermano –Te llamo dentro de un rato para ver que es lo que tiene que comunicar el tío Sosuke a la familia.
-Muy bien –contesto Uryuu -¿Has tenido suerte con la dirección?
A Ichigo no le apetecía hablar de Asuna, así que contesto sin muchas ganas.
-Si
-¿Y?
-Y nada. Te tengo que dejar –se despidió colgando
A continuación, se apresuro a llamar al parque de bomberos, donde su compañero Sado lo informo de que el capitán había dicho que quería que los hombres se quedaran donde estuvieran, que no se movieran. En caso de necesidad, mandarían una unidad a buscarlos. Por lo visto, el alcalde había declarado el estado de emergencia.
El problema era que, de hacer falta, mandarían la unidad a su casa, así que no tuvo mas remedio que darle a su compañero la dirección de Asuna, aunque sabia que eso le iba a costar unas cuantas bromas.
-Estoy en casa de una amiga –le explico –Espero que la batería del móvil me dure hasta que haya pasado la tormenta.
-Por lo menos lo vas a pasar calientito –bromeo su compañero a pesar de no ser así –Bueno, si te acuerdas de cómo van esas cosas, porque desde que te mudaste aquí no has salido con ninguna mujer.
-Por lo menos, cuando salgo con alguien, salgo con una mujer y no con una oveja. Mera que preferir las ovejas a Tatsuki –contesto Ichigo.
Su compañero se rio solo un poco y lo mando por un tubo antes de colgar. Ichigo dejo el teléfono en el salpicadero y puso rumbo a casa de Asuna Suno de nuevo. Cada vez nevaba con mas fuerza y al coche le costo llegar hasta allí. No quería ni pensar en lo que le habría sucedido si Asuna hubiera tenido que salir de la casa en su coche, que debía de tener por lo menos veinte años.
Una vez frente a su casa, se dispuso a acercar el coche todo lo que pudiera, pero, de repente, las ruedas delanteras quedaron atrapadas en una zanja e Ichigo se vio obligado a dejar allí el vehículo. Antes de bajar, sin embargo, se llevo el botiquín de primeros auxilios, el teléfono y una buena linterna.
Para cuando llego a los escalones del cobertizo, la nieve se le había metido por el cuello de la chaqueta y no sentía las manos del frio.
-¿Señorita Suno? Soy Ichigo Kurosaki otra vez –grito a través de la puerta.
El viento era tan fuerte que, cuando Orihime abrió la puerta, Ichigo se sintió empujado hacia dentro y tropezó con ella.
-Perdón –se disculpo cerrando la puerta.
-No pasa nada –contesto ella sorprendida -¡Tiene el cabello helado! ¿Qué ocurre?
Ichigo dejo sus pertenencias sobre el sofá y se quito la chaqueta con cuidado para no manchar.
-¿Tiene una toalla? No quiero mojar la alfombra.
-Esta viejísima, así que no creo que pase nada, pero tome –respondió la ojigris entregándole una toalla.
Ichigo se seco el pelo y el cuello. Después, dejo la toalla sobre la alfombra, se puso encima, se quito las botas y las dejo allí.
Cuando levanto la mirada, vio que Orihime lo observaba con los ojos muy abiertos.
-Es peor de lo que yo creía –le explico.
Orihime había encendido el televisor y en la pantalla se veía todo nevando.
-Han dicho que estamos en estado de emergencia –comento.
-Si, eso me han dicho en el parque de bomberos. Han cerrado las carreteras.
-¿Durante cuanto tiempo? –le pregunto Orihime –Que pregunta mas tonta. ¿Cómo lo van a saber? Bueno, entonces... va a tener que quedarse aquí.
-Lo siento.
-No pasa nada. No es culpa suya –contesto Orihime mirando hacia el televisor y hacia la cocina como si no quisiera mirarlo a él -¿Le apetece un café caliente?
-Si, gracias –respondió Ichigo.
Orihime le dedico una tímida sonrisa, pero que parecía de verdad, se acerco a la encimera de la cocina y sirvió una taza de café.
-¿Tiene hambre? –volvió a preguntar.
-No, he comido tarde –espeto Ichigo
A él no le pareció que Asuna suspiraba aliviada y se dijo que, aunque tuviera hambre, no iba a comer. Estaba seguro de que en la nevera de aquella mujer no habría muchas cosas y no quería gastárselas.
-He comido con Uryuu, con mi hermano Uryuu, que también trabaja en la Fundación.
-No lo conozco, pero he visto el memo en el que se anunciaba su llegada –contesto Orihime.
-Hemos comido con Unohana y me han puesto una hamburguesa enorme.
-He visto ese restaurante por fuera, pero nunca he entrado.
-No es un restaurante. Más bien, solo una cafetería –comento Ichigo –Pero cocinan muy bien. Incluso tienen enchiladas –añadió sonriente.
Orihime lo miro confusa.
-La noche del incendio me dijo que estaba en el restaurante porque había ido a comprar una enchilada –le recordó Ichigo.
-Ah –contesto Orihime –No me acuerdo de haberle dicho eso.
-Es normal. La gente dice muchas cosas en la mitad de un incendio.
-¿Y que mas le conté?
-Nada mas –respondió Ichigo dándose cuenta de que aquella mujer guardaba algún secreto.
Un gran secreto.
Por supuesto, no pudo evitar preguntarse si tendría algo que ver con su embarazo.
-Lo único que dijo fue que no quería que llamáramos a nadie –añadió
Literalmente, había dicho que no estaba casada, así que Ichigo no pudo evitar preguntarse también que habría sucedido con el padre del bebe.
-De eso si me acuerdo –dijo Orihime
Tenía las manos sobre el regazo y se estaba retorciendo los dedos, pero, cuando vio que Ichigo se las miraba, se apresuro a dejar de hacerlo. A continuación, se paso las palmas por las mangas del gran suéter y parto la mirada.
Ichigo se dijo que tenía que conseguir que se tranquilizara. De lo contrario, iba a ser una noche muy larga. No quería ni pensar en lo que harían si le tocara pasar allí toda la noche, lo que era más que probable porque el cielo estaba cada vez más negro.
La oscuridad fue haciéndose cada vez mas patente y Asuna encendió otra lámpara. Había solamente dos en toda la casa y no combinaban en absoluto, pero, por lo menos, funcionaban.
-Voy a ver si funciona la calefacción –anuncio perdiéndose por el pasillo.
Una vez a solas. Ichigo se pregunto cuantos dormitorios tendría aquella casa y decidió que, si solamente había uno, él dormiría en el sofá en el que estaba sentado en aquellos momentos.
-¿Y que trabajo desempeñas en la Fundación? –le pregunto cuando volvió
-Soy recepcionista –contesto ella apartándose un mechón de pelo del rostro –No es un trabajo tan importante como el que hace tu hermano –añadió mientras Ichigo se fijaba en que no llevaba alianza.
-No digas esas cosas. Tú eres la persona que esta de cara al público y te aseguro que, en cuanto la gente entre allí y te vea, empezara a dar dinero.
Orihime se quedo mirándolo estupefacta e Ichigo se dio cuenta de que sus palabras se podían tomar como que su aspecto era tan horrible que la gente iba a querer darle dinero para mejorar su situación.
-No quería decir eso. Lo que quería decir es que eres tan guapa que a la gente le va a salir de manera natural darte dinero –se explico, sintiéndose muy torpe –Vaya, eso tampoco ha sonado bien –se lamento –Supongo que por eso soy bombero y no escritor.
Orihime sonrió.
-Me doy cuenta de que lo has dicho como un cumplido, así que te doy las gracias.
-¿Y desde cuando eres bombero?
Además de bombero, Ichigo también era medico, pero prefirió no decirlo por si Asuna creía que estaba alardeando.
-Desde hace unos diez años –contesto –Llevo tres en el Cuerpo de Bomberos de Karakura y antes fui bombero en el sur de California, que es donde naci y donde crecí –le conto -¿Y tu?
-Yo soy de Inglaterra –contesto Orihime encogiéndose de hombros, sin dar detalles -¿Seguro que no tienes hambre? Había pensando en hacer espaguetis para cenar, pero puedo preparar otra cosa si no te gustan.
-Me encantan los espaguetis –le aseguro Ichigo -¿Te ayudo en algo?
-Si, quédate ahí –ordeno Orihime señalando la cocina –Como veras, no hay mucho espacio
-Bueno, si te aferras con eso, esta bien ¿No?
Orihime sonrió como si le hubiera gustado su comentario
-Tienes razón –respondió sacando una cacerola de un armario -¿Quieres ensalada?
-De acuerdo
-Perfecto. Eres simple –sonrió –Menos mal. Porque no cocino muy bien. De hecho, cocino mal, vaya. Con mis dotes culinarias, no me contratarían ni en la cocina del restaurante Karakura
-Ahí no van a contratar a nadie en mucho tiempo –dijo Ichigo
-He leído en el periódico que la causa se esta investigando
-Si, así es. En cuanto sepan como se origino el incendio, lo publicaran. Al principio, habían creído que el fuego se había originado en la cocina, pero el propietario se mostro rotundo, consiguió que se investigara y parece ser que tiene razón
-Entiendo que no puedes hablar sobre los detalles.
-No los conozco, pero, si los conociera, no podía hablar de ellos, efectivamente.
-No lo se. El propietario, Giriko, quiere hacerlo cuanto antes. No te preocupes, en cuanto abran, seguro que hacen enchiladas.
Orihime se rio. Al hacerlo, Ichigo se fijo en que tenía unos dientes blancos perfectos.
-Ahora que lo se, dormiré mucho mejor –suspiro girándose de nuevo hacia la encimera.
Ichigo trago saliva. Jamás había conocido a una mujer que con una sola sonrisa lo dejara sin respiración.
-¿Dónde esta el baño? –le pregunto
-Por el pasillo –dijo Orihime respondiendo y señalando hacia la derecha con el cuchillo, sin quitarle la vista a lo que estaba haciendo.
Ichigo avanzo por el pasillo y comprobó que, tal y como temía, aquella vivienda no tenía dormitorios.
Una vez en el baño, se miro al espejo y se dijo que su hermano tenía razón. Estaba loco. El baño era tan pequeño y precario como el resto de la casa y, para colmo, tenia la lavadora-secadora en una esquina, pero Asuna había puesto una cortina de colores y toallas a juego.
Mientas volvía al salón, Ichigo se dio cuenta de que no había ningún tipo de objeto personal, ni fotografías ni adornos. Ni siquiera su casa estaba tan vacía y eso que apenas la utilizaba para dormir, pero hasta él tenia fotografías de su familia.
Por lo visto, Asuna no tenia nada.
El televisor no se veía bien, así que intento ajustar la antena.
-Se supone que esta conectado a las plataformas digitales, pero solo hay un par de canales –menciono Orihime en tono de disculpa.
Lo único que Ichigo quería era ver el anuncio meteorológico, pero solo encontró una serie antigua, un programa de entrevistas y anuncios.
-Yo casi nunca la veo –comento olvidándose del aparato y sentándose de nuevo.
Orihime se inclino para sacar algo de un armario y, al incorporarse, Ichigo vio que estaba pálida, que dejaba lo que había sacado sobre la encimera y se apoyaba.
-¿Estas bien? –le pregunto levantándose a toda velocidad y agarrándola de los hombros.
-Si, es que me he levantado demasiado rápido –respondió Inoue llevándose la mano a la frente.
-Siéntate –le indico Ichigo
-Estoy bien, de verdad –protesto Orihime sentándose sin embargo
Ichigo procedió a llenar de agua la cacerola y a ponerla al fuego. La ensalada de lechuga, tomate y zanahoria estaba preparada, así que la dejo sobre la mesa.
-Quédate ahí mientras hierve el agua –mando Ichigo
-Estoy bien –insistió la pelinaranja
-Que terca eres
-Si me conocieras mejor, sabrás que eso no es cierto
-Comete la ensalada. Has dicho que tenias hambre –pidió Ichigo -¿Tienes condimento?
-En la nevera –contesto Orihime
Ichigo se acerco al electrodoméstico y abrió la puerta
-Hacia años que no veía uno como este. Es una pieza muy antigua –comento
-Es un poco viejo, si –admitió Orihime
A Ichigo le sorprendió lo bien surtido que estaba. Por lo visto, a aquella mujer le gustaba mucho la verdura y la fruta y solo comía carne blanca.
-¿Qué salsa quieres?
-Wasabi
Ichigo saco el frasco y lo dejo sobre la mesa. Al ver que ella no se había servido ensalada, se la sirvió él.
-Vamos, come –le ordeno pasándole el condimento.
-¿Tu crees que podre servirme sola? –se burlo Orihime –Te aseguro que soy capaz de decidir por mi misma si quiero comer ensalada o no.
-No lo pongo en duda. Seguro que también eres capaz de decidir si te quieres desmayar o no. Así que, si gustas desmayarte, no tienes más que ponerte en pie, por mí, no hay problema.
Orihime abrió el Wasabi y se sirvió.
-Te da miedo tener que recogerme del suelo de nuevo
-Te aseguro que hace falta algo mas que eso para que me de miedo –dijo Ichigo viendo que el agua estaba hirviendo -¿Quieres que le ponga sal? –le pregunto metiendo la pasta.
-No –contesto Orihime –Prefiero no tomar mucha sal.
No tomaba café ni sal, comía frutas y verduras y, además, Ichigo había visto un frasco de vitaminas en una estantería. Desde luego, aquella mujer era el sueño hecho realidad de cualquier ginecólogo.
Viendo que había una jarra con los utensilios de cocina, saco una cuchara de madera y le dio un par de vueltas a los espaguetis.
-Pareces cómodo en la cocina –comento Orihime visiblemente sorprendida –Incluso en una tan pequeña como esta.
-En el parque de bomberos, todos nos turnamos para cocinar aunque los resultados no son siempre igual de buenos –contesto Ichigo viendo que ella se estaba comiendo la ensalada con gusto.
Cuando los espaguetis estuvieron hechos, le añadió la salsa de tomate, sirvió dos platos y los dejo sobre la mesa. A continuación, se sentó frente a Asuna y se sirvió ensalada.
-Mi madre cocinaba muy bien –le dijo –Nos enseño a mis hermanos y a mi a cocinar, así que soy capaz de hacer buena pasta y unos sándwiches de atún para chuparse los dedos.
-¿Cuántos hermanos son? –le pregunto Orihime mirándolo divertida.
-Cuatro. Somos los mayores chicos y dos chicas pequeñas. Todo el mundo se pregunto como pudo soportarlo mi madre. ¿Y tú? ¿Tienes hermanos?
-Un hermano mayor –afirmo Orihime –Como veras, yo soy la pequeña. Me lleva como diez años.
-¿Y eres el único bombero?
-Si, Karin, la de en medio, se dedica a los deportes, le gusta mucho el ejercicio y el futbol, es muy buena jugando. Yuzu, la más pequeña se dedica a un negocio de repostería, sus pastelillos son deliciosos. Y el mayor, Uryuu es un gran empresario y también estudio para medico y... uno de sus pasatiempos favoritos no conocidos es la costura –esto ultimo lo dijo casi en un susurro.
Orihime soltó una risita ante el comentario no porque fuera burla, sino porque eso le parecía muy extraño y curioso en un hombre, y mas en uno serio como lo era Uryuu.
-Sora, mi hermano, también es medico –comento Inoue sorprendiéndolo y deteniendo su risa –Él lo hace todo bien, pero se ha casado y ya no lo frecuento –añadió –Yo soy solo recepcionista.
-¿Por qué lo dices así? ¿Preferías trabajar en otra cosa?
-Hasta hace poco, tampoco lo había pensado demasiado –admitió Orihime ruborizándose de repente –Perdona. Supongo que nada de esto te interesara. La verdad es que no es interesante.
-Asuna –dijo Ichigo haciendo un gran esfuerzo para no alargar el brazo y tocarle la mano -¿No entiendes? Todo en ti me parece interesante
Orihime levanto la mirada, dejo el tenedor en el plato y se mojo los labios preparando solo una respuesta
-¿Incluso el hecho de que éste embarazada?

Atrapados en la nieve (Ichihime)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora