¿Qué me ocurre?

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Ya anochecía y estaba ideando varias formas de torturar a mi futura presa. Estaba tan concentrado en mis pensamientos que no escuche a Kanato llamándome desde la puerta.
- ¡Baka, por tercera vez, Reiji te llama a cenar, escucha! - ay, ya estaba empezando a gritar.
- Gomen, gomen kanato-kun, dile a Reiji que enseguida bajo a cenar. - él asintió y desapareció. Me levanté con pereza de mi cama y caminé hasta el comedor. Una vez allí me senté y todos comenzamos a comer.
- Oe, Laito, hace como cinco días que no traes a ninguna chica a la mansión o sales a un bar con Kou, ¿qué te ocurre? - Ayato rompió el silencio con esa pregunta, a la cual no supe qué responder.
- Cierto, ya no te comportas como antes, nee Teddy, ¿verdad que Laito ha estado muy raro desde la última vez que salió? - ahora Kanato también.
- No es que me desagrade no tener humanas yendo y viniendo a la mansión, respectivamente a tu habitación, pero concuerdo con tus hermanos de que no es propio de ti ser tan poco... obsceno, ¿qué ocurre? - habló Reiji. No sabía qué decir, y ellos tenían razón, ya no me comportaba como antes, ya no traía presas a casa, y últimamente, rechazaba toda oferta que chicas de la escuela me dijeran.
- En realidad no estoy muy seguro de que me ocurre. - susurré, hablando más conmigo mismo que con ellos - Con permiso, pero me retiro.
Me levanté rápido de la mesa y salí de la mansión.

Estaba vagando sin rumbo por la ciudad, hasta que me vi en una serie de calles abandonadas. Todo estaba sucio y demacrado, se notaba que nadie había estado por aquí en mucho tiempo. Al poco rato, comencé a sentir varias presencias a mi alrededor, se oían voces a lo lejos y conforme me acercaba estás se intensificaban.
Provenían de una casa poco más adentrada en ese laberinto de callejones, habían cinco o seis personas a lo mucho. Procurando no hacer ruido, me fui internando en esa casa. En una de las habitaciones había varias personas conversando alrededor de una mesa y, para sorpresa mía, esa chica se encontraba allí. Me escondí en una de las habitaciones de la casa a la espera de que ya no hubiera nadie.
Después de un plazo de tiempo, las personas se fueron dispersando y cuando pensé que ya no había nadie, me asomé por la puerta. Allí estaba ella junto con otro chico. No escuché lo que decían, pero pude ver cómo la acorralaba contra la pared, justo como yo había hecho, ella lo empujó y este salió enojado de la casucha.
Ya estaba sola allí, vulnerable sonaba mejor. Iba a salir, hasta que me le acerque por detrás, cubriéndole la boca y tomando sus manos por detrás, evitando que escapara o hiciera ruido.
- Nfu~ Bitch-chan, ya era hora.
Esta noche sí que me divertiría.
Ahora volvería a ser yo.

Será mía {Laito Sakamaki}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora