capítulo 2|sustos

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Me imaginé que este sería el famoso "Clifford" y el chico que tendría que ir con la psicóloga.

-Hola, te llevaré a..

-se a donde carajos tengo que ir, no necesito que me digas -hablo seco y cortándome la oración.

Mi boca de torno de una sonrisa a una línea recta, supongo que ese era el trabajo difícil de un psicólogo, tener que trabajar con chicos así.

Asenti y empecé a caminar delante de el hacia la oficina de Juls.

Al llegar toque dos veces y después de recibir un "pase" del otro lado, abrí la puerta y entre junto con Clifford pisandome los talones.

-oh, Michael, que gusto verte de nuevo- hablo Juls.

-No digo lo mismo -respondió el chico seco.

-oh, siempre tan simpático Mike. -dijo la psicóloga con una sonrisa juguetona.

El ambiente me pareció tenso, y decidí quedarme parada a un lado de la puerta mientras "Michael" se sentaba enfrente de la psicóloga.

Empezó preguntándole cosas simples como por ejemplo como se sentia últimamente, que si estaba feliz, a lo cual respondió "sigo vivo así que tomelo como quiera", luego le habló sobre algo de unas "medicinas" pero no entendí bien ya que el sólo respondía con monosílabos, al final Juls me pidió que saliera un momento y que la dejará sola con el, mientras tanto podía ir a la dirección a traer mi horario, ya que por ser verano las horas de trabajo variaban y por lo tanto no todo el tiempo la psicologa estaba.

Acepté y salí de allí, aunque antes de salir el chico giró a verme de forma sería y pude ver en su mirada algo ocultó, como que no quería quedarse a solas con ella pero no sabía bien así que simplemente hice caso a las instrucciones de ella y salí de allí.

Camine de regresó a la oficina de Juls una vez me entregaron el papel

Llegue hasta la puerta y toque dos veces, pero nadie contestó, toque dos veces más pero nada De nuevo, quise abrir pero el pomo no cedía.

Me acerqué a la puerta a escuchar y me arrepentí al instante, lo que se escuchaba eran los claros gruñidos del chico y no me imagino que fueran por dolor, y de Juls mejor ni hablemos.

Creo que los trucos de la psicóloga Juls no eran los que yo esperaba recibir.

Decidí buscar el baño y rápidamente salí de allí, busque y busque, pero no lo encontré por ningún lado, al final cansada regresé a la oficina de la psicóloga y a unos pasos, esta se abrió y de ella salió aquel chico, Michael .

Tenía nuevamente esa cara sería, y antes de salir completamente se giró para escuchar algo que le dijo Juls y luego sólo bufo y empezó a caminar en la dirección que yo venía.

No quería hablar con el, tenía Vergüenza de haber escuchado lo que escuché, pero enserio tenía muchas ganas de ir al baño y de el a la psicóloga Juls, mejor alguien a quien no conocía.

-oye -dije tratando de llamar su atención, pero no me presto atención.

Dudé un poco pero la presión en mi vejiga me decía que no aguantaria mucho más.

-hey, por favor, sólo quiero saber dónde está el baño - dije suplicante.

Esta vez si se giró a verme, se acercó con zancadas y una vez lo tuve enfrente creí que me gritaria o algo así.

-En este pasillo derecho a la izquierda -hablo cerca de mi rostro.

No me había percatado de que había aguantado la respiración hasta ese momento cuando la deje salir.

-gracias- susurre sonriendo tímidamente.

El simplemente me vio de cabeza a pies lo cual me puso nerviosa y luego se dio media vuelta y se fue.

Respire hondo y deje salir el aire, eso había sido raro.

Camine por el pasillo y gire a la izquierda, y efectivamente allí se encontraban dos puertas, "damas" "caballleros" , entre en el de damas y estaba basio.

Me metí en uno de los cubículos y rápidamente bacie mi vejiga.

Salí una vez termine y me pose frente a los grandes espejos al frente donde estaban los lavamanos, gire la llave pero de esta no salió nada, me pase al siguiente eh hice lo mismo pero tampoco salió nada. Intenté con todas pero no salía nada.

De pronto las luces empezaron a parpadear, pensé que había una falla eléctrica pero para ese momento ya tenía los pelos de punta, trate de imaginar que era por lo vieja de las instalaciones aunque sólo tapaba mi miedo.

Una de las puertas se azotó y me gire rápidamente a ver, pero no había nadie, un aire helado entró pero no encontré ninguna ventana a la vista.

Entonces las puertas se azotaron simultáneamente una y otra vez.

Y mi mente no pudo asimilar tal cosa así que simplemente grité, grité por ayuda pero pareciera que nadie escuchara.

Me tire al piso y junte mis rodillas a mi cuerpo abrazandolas y escondiendo mi rostro.

Escuche un vidrio quebrarse y lo siguiente que sentí fue arder una parte de mis brazos.

Grité aún en mi posición y después me ahogue con mis propios sollozos.

Escuche la puerta del baño querer abrirse sin ceder y luego golpes hasta que está abrió de un sólo.

Todo se quedó en silencio, sólo escuchaba mis sollozos.

Unas manos me tomaron por los brazos y rápidamente me tire hacia atrás alejándome.

Delante de mi apareció aquel chico que había visto hace unos momentos, Michael .

Sin querer me avente a sus brazos aún asustada.

Escondi Mi rostro en su cuello y cuando pensé que me alejaría sentí unos brazos rodearme y apretarme a su cuerpo.

MiedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora