Capítulo V: Excurción a Phoenix

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Debían ser las siete de la mañana, aun no hacía calor. Estiré mis músculos, suspiré. Abrí la puerta y un viento fresco me pegó en la cara. Comencé a trotar, lento. Después de quince minutos tenía un ritmo, el sudor había comenzado a empapar mi nariz, me la sequé con el dorso de la mano. Seguí trotando, inspiré el olor árido que había terminado por encantarme, me detuve y puse mis manos sobre mis rodillas, suspiré pesadamente.

            Después de una hora de trote y ejercicio estaba sentada en el sofá de la sala, tomando un poco de agua. El rechinar de la escalera me alerto, alguien había despertado. Un hombre con el cabello rubio y el rostro adormilado. Avanzó sin percatarse de mi presencia, sonreí.

Nathaniel, abrió la nevera y se sirvió un poco de leche, derramó un poco y masculló maldiciones, se sentó en el mesón y con un sobresalto se dio cuenta de que tenía compañía, Pandora estaba un poco acalorada y con una sonrisa, tenía ropa deportiva.

–Buenos días –dije.

–Buenos –bostezó–, días.

–¿Y los otros?

            Sorbió su leche y trató de enfocarla correctamente. Se desperezó los ojos.

–Siguen durmiendo, son las 8:00 u 9:00 de la mañana, Dora.

–Oh –solo dije, me levanté y saqué los cereales.

            Me los serví rápidamente y volví a sentarme.

–¿Por qué estas despierta tan temprano?

–No lo sé, no podía dormir –dije, me mordí los labios–. Además tenía ganas de correr.

–Ya veo –masculló–, deberías descansar más. Me preocupa que no puedas dormir, Pandora…

–No te preocupes –corté–. Debe ser porque ayer nos quedamos dormidos con Mason…

–Vale –dijo el sonriendo.

–No es lo que…

–Hey, no te pido explicaciones listilla.

–Sí, pero yo quería…

–Lo sé.

–Iré a bañarme, yo, oh –balbuceé.    

            Corrí escaleras arriba, me metí rápidamente a la ducha. Después de una hora, estaba lista. Tenía unos jean desgastados, una polera un poco raída y unas zapatillas. Amarré mi cabello en una coleta y bajé, me tope de lleno con Chase.

–Hey, Chase.

–Hola, ¿Cómo estás?

–Bien –le sonreí, me plantó un beso en la cabeza y bajamos con las manos entrelazadas.

–¡Dora! Creí que querías ahogarte en la ducha

–Que gracioso –dije arrugando la nariz.

            Chase me soltó y fue a tomar desayuno, Selene estaba en el sillón viendo una película. Me senté junto a ella y ella me sonrió.

–Nath, dijo que te habías despertado temprano ¿Estás bien?

–Bocón –mascullé, Selene se echó a reír.

–Oh, vamos. Simplemente se preocupa por ti

–¡Pero es como si tuviera cinco años!

–¿Quién tiene cinco años? –interrumpió Nathaniel antes de que Selene pudiera responder.

Libre de mis monstruos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora