Semana uno, Cielo y Nube.

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Sobreviví, ese era sin lugar a dudas el mayor logro de Sawada hasta ahora y es que Dino-san casi provoca su homicidio, ¿Qué tenía ese hombre en la cabeza? Posiblemente a Enma. Como sea. El punto es que al fin era lunes.

–¿Seguro de que estás bien? Luces pálido, ¿No necesitas ir a la enfermería o algo?–El dueño de los pensamientos de Cavallone, a perspectiva del castaño, le miraba con preocupación.

–No, estoy bien fue sólo debido a la falta de sueño–Excusó su casi desmayo con simpleza, dedicándole miradas tranquilizadoras a sus amigos.

Kozato frunció el ceño, no por nada era el más cercano a Tsuna y quien más tiempo pasaba con él, si había alguien a quién Vongola décimo no podía mentir era sin duda aquel frente a él.

–Tsuna-kun... Sabes que puedes confiar en mi–Comentó el pelirrojo fríamente, le molestaba que le mintieran.

–Ya lo sé, pero en serio estoy bien–Sonrió intentando parecer sincero y aunque no funciono, Kozato decidió dejarlo ser... Por ahora.

Los días pasaban con relativa normalidad, las discusiones unilaterales de Gokudera con Yamamoto, Julie intentando conquistar a toda la que se le cruce para después ser castigado por Adelheid, Ryohei compitiendo contra Koyo y, cómo no, las peleas sin sentido de Hibari y Mukuro de las cuales ambos capos ignoraban por el bien del Vongola. Todo muy tranquilo hasta que llegó ese día.

Era jueves, faltaba poco tiempo para que la tan ansiada reunión de los sábados se llevará a cabo, sin embargo, y como era de esperarse en la vida del cielo, había un gran problema y es que por órdenes del espartano más maltradador de la historia debía ir... Con él, el motivo por el cual empezaron las reunión y por quien ahora... Ya no era el mismo.

–No quiero–Ignoró la oscura mirada sobre él, estaba siendo firme con sus decisiones y su tutor debería entenderlo.

–No me importa, vas a ir porque es una orden–Pero claro, cuando Reborn entendiera los deseos de su aprendiz se acabaría el mundo.

–Entonces busca a alguien más, no voy a ir y ya está decidido–El castaño se cruzó de brazos y le dedicó su mirada más seria al hitman.

Decir que el pequeño sol estaba sorprendido sería exagerar, es decir, no se veía venir esa clase de comportamientos en un dame como lo era Tsuna, aún así era obvio que algún día pasaría, «No por nada lo estoy entrenando» pero, y sin importar nada de eso, el mejor asesino del mundo nunca dejaría de darle órdenes y todo lo que él decía debía cumplirse, sea por las buenas o por las malas.

–Muy bien, tú ganas, en ese caso no me queda más que ir por mamma y decirle que estás haciendo llorar a tu guapo tutor–El cielo miró impresionado al azabache, ¿Estaba tratando de amenazarlo? ¿Qué tan bajo había caído? Aunque... «¿No es esa su manera de ser amable? ¿Qué pasará si me niego?».

–Yo... Bu-Bueno, está bien, lo haré pero ¿Cuándo llega tu dichoso paquete y tu molesto invitado?–Bufo con molestia al notar la mirada burlona del infante, «Aún necesita entrenamiento».

Reunión del D.E.RDonde viven las historias. Descúbrelo ahora