Reunión del D.E.R

Incomodidad, Enma.

Sábado por la mañana, el hermoso sonido de bombas estallar y un buenos días, En-kun de parte de la madre de su mejor amigo, «Ah~, el paraíso» o lo sería de haber olvidado lo que Tsunayoshi dijo la noche anterior.

–Mamma, ¿Dónde está Tsuna?–La castaña sonrió despreocupada colocando el desayuno frente al pelirrojo.

–Tsu-kun ha ido con Reborn-kun y los demás a hacer un encargo–Kozato se tensó sin razón aparente, aún así sonrió.

–¡Oh~! Ya veo, esperó que les vaya bien–Nana ignoró el tinte nervioso en la voz del menor y decidió volver a su trabajo.

Una vez solo en la cocina la sonrisa del Simon desapareció y en su lugar quedó una expresión de molestia, «Vas a dejarnos a solas esta noche por irte a sufrir a otro lado y por si fuera poco te vas ahora a torturar junto a tu sádico tutor, ¡Que gran amigo eres, Tsuna-kun!».

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Era raro, sin Skull junto a él los viajes eran solitarios, ¿En qué momento ese niño se había transformado en algo tan importante? «Nunca esperé encontrar algo como un mejor amigo en alguien como él».

–¡Voii! ¿Dónde estás, bastardo?.

Dino sonrió al escuchar la amargada voz del Varia y observar su malhumorado rostro en la pantalla frente a él, tal vez el inmortal fuera su segundo mejor amigo.

–De camino a Namimori, ¿Dónde más estaría?–Sonrió divertido, mas no tardo en notar la tensión que había generado en el contrario.

–¿Qué vas a hacer? Han estado llegando noticias a Italia sobre una supuesta nueva organización que trabaja en Japón, no sé si sea verdad, pero lo que sí es cierto es que muchos mafiosos han estado siendo asesinados en la ciudad de Sawada... ¿Tienes algo que ver con eso?.

Nervios, ni loco dejaría que su mejor amigo los notará, era en situaciones como esa que agradecía haber sido el primer estudiante de Reborn, falla y tortura, ese modelo de aprendizaje que Tsuna no había tenido que soportar era útil en momentos así.

–¿Qué? ¡Mi otōto está en peligro! ¡Debo advertir a Reborn y los demás sobre eso! ¡Romairo llama en este instante a Kusakabe! ¡Necesito hablar con Kyōya, ahora!–Miró desesperado hacia su costado, se escuchó algo caer e ignoró la mirada de desconcierto de la azafata, Romairo no estaba en ningún lado.