cielo sguardo (KHR)(BL)(YAOI)

El gato blanco

La cafetería lamento haber perdido aquel niño, un leve aire de decepción y preocupación quedaba en el ambiente, con un suspiro casino le hizo señas a una camarera para que cubriera su lugar en la caja.

Tenia que reportarse con la dueña.

El baño de servicio estaba en la parte de atras, por un lado del almacen. Queria llorar. Aquella llamada se llevo nuevamente algunos años de su vida, siempre era doloroso cuando ella se enojaba y mas con asuntos como aquel.

Lo mejor sera esperar lo peor.

Por quinta vez en el tiempo que estaba en ese lugar suspiro. Se lavo las manos. Se retoco el poco maquillaje que llevaba. Se arreglo el cabello y salio de allí, debía volver al trabajo, ya lloraría después.

Kyoya no es del tipo de persona que habla mas de lo debido, que no contesta mas allá de lo estricto, si es que se digna a ello, y que no obedece a menos que se le de la gana. Si, Kyoya no era una personal fácil.

O eso es para la mayoría, pero Tsuna lo conocía bien, quizá mejor que nadie si pones de lado a su familia.

Pero aun así no comprendía que hacia en aquel lugar que no conocía, solo, por segunda vez en el día. Había seguido a su amigo, por las calles lo que le pareció una hora y luego entro a ... ¿un castillo pequeño? ¿una mansión?.

Lo gracioso fue que después de explorar un poco, o lo que pudo mientras lo seguía por el lugar, llegara a la conclusión de que era una escuela, si eso debía ser, la escuela de Kyoya, eso explicaba las canchas de soccer y béisbol, también el letrero de "Biblioteca" y "Enfermería" y los bancos y pupitres que se veían a través de la ventas.

Inspección de rutina

Esa fue su excusa cuando se fue y lo dejo solo en algún rincón del lugar.

Lo mejor para una persona perdida y que tiene todas la cualidades de Tsuna es quedarse en donde esta hasta que su amigo regresara. Pero regresando al echo del niño curioso que es ... no lo hizo.

Al caminar había empezado a imaginar como seria ese lugar lleno de estudiantes, las charlas alegres, las clases, los maestros, incluso aquellos alumnos lo suficientemente ingenuos para saltarse las clases, podía imaginar a Kyoya "mordiéndolos hasta la muerte", incluso sabiendo que todo estaba en su mente, hizo una pequeña plegaria por aquellas almas.

¿Seria lindo el uniforme? O Saturno y ¡los clubs! De verdad que serian increíbles. Aquella divertida fantasía quedo al aire cuando la idea de los exámenes le hizo aterrizar en la realidad. Desgraciadamente hasta el sabia que no podía vivir de los sueños o al menos no siempre, aquellas palabras le hicieron recordar a su "carcelera" como solía llamarle el azabache.

Siquiera había notado que estaba aun mas perdido que en un inicio, cuando Kyoya se fue a quien sabe donde, en el momento que la suave melodía de un piano se fundía en el aire, dulce y triste, escucho y camino al lugar donde creía vendría la música, y se topo con un pequeño edificio descuidado.

Encantado por la por aquella melodía estuvo apunto de abrir la puerta.

- Tsuna - le llamaron por la espalda.- ¿Que haces?

- Hii! Kyoya por las estrellas, es la segunda vez que me asustas hoy, escuche un piano, lo seguí hasta aquí ... me pregunto quien tocara ... oh que mal dejaron de tocar, ¿crees que le enoje?

- Olvídalo, es solo un gato sucio callejero, vamos.

Y como si un hechizo se rompiera y dejara secuelas el castaño se fue con su amigo aun con la melodía en su mente. Pronto domaría a ese gato, ni aquel mencionado gato ni el lo sabian, pero solo era cuestión de conocerse.