Al regresar de la reunión con el Consejo Luke volvió directo a su habitación en el edificio de oficiales. -Demasiadas cosas en la cabeza, esperemos que la noche me haga olvidar alguno de los fantasmas que últimamente la frecuentan.
Pasaron las horas, la una, las dos, las tres, parecía que el insomnio había decidido no abandonarle esta vez, cuando escuchó unos pasos en el exterior de su habitación. De repente un sobre se coló por el hueco de su puerta. Era un sobre negro con un logo blanco estampado, un engranaje con una F en el centro. Cuando abrió la puerta para ver al mensajero se encontró con un pasillo vacío y silencioso, decidió no darle importancia, dejó el sobre su mesilla y se volvió a acostar.
Cuando por fin cerró los ojos la curiosidad llamó a las puertas de su somnolienta y cansada mente.
-¿Qué contendrá ese sobre? Un pequeño vistazo no le hará ningún daño a nadie.
Estimado Capitán Aith,
A nosotros, al igual que a usted como ha demostrado en la reunión con el Consejo, nos preocupan los supervivientes que quedan repartidos por los diferentes sectores.
Nos comunicamos con usted para ofrecerle nuestra ayuda, somos un pequeño grupo de personas de diferentes campos, somos científicos, somos médicos, somos profesores, somos albañiles, somos lo que somos, somos personas, pero estas personas se han dado cuenta de que no todo lo que nos cuentan es cierto.
Le ofrecemos nuestro apoyo Capitán Aith, nosotros le necesitamos a usted, y usted a nosotros.
Si le interesa nuestra oferta acuda a la azotea del edificio de oficiales dentro de dos días, a las tres de la madrugada.
Confiamos, creemos, sabemos,
La Facción.
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- Pues no están mal del todo, ¿desde cuándo sabes preparar gofres Lilly?
- Me enseñó mi abuela cuando era pequeña. Espera, ¿cómo que no están mal del todo? ¿Qué le pasa a mis gofres?
- Tú lo has dicho, que son tuyos.
- Mira que eres imbécil... Ten cuidado, que hoy la cena me toca hacerla a mí.
- No me lo puedo creer...
- ¿Qué?
- ¿No te acuerdas? ¿De verdad?, y luego somos los hombres los que nos olvidamos de las fechas importantes...
- ¿Espera hoy es...? Mierda... Lo siento Luke... De verdad... Se me había olvidado completamente...
- No pasa nada tranquila, es solo una fecha más.
- ¿No estás enfadado?
- Para nada, es mi cumpleaños, así que esta noche cocino yo, ¿vale?
- Está bien... Pero ahora me siento mal...
- Pero mira que eres tonta... ¡Si te digo que no pasa nada, pues no pasa nada! Anda, tira, ¿no habías quedado con Gwen? Date prisa o llegarás tarde.
Lilly salió corriendo, tropezando con la silla y acariciando la moqueta con la cara. - ¡Pero mira que eres torpe!— Dijo Luke entre carcajadas. — ¿Estás bien?
- Sí, o al menos eso creo... Solo me duele la mitad izquierda de la cara.
- ¡Mira Lilly! ¡Ahora la moqueta está maquillada como tú!— Luke volvió a estallar en carcajadas.
- ¡Cállate idiota! ¡Me voy que no llego!
- ¿Sabes cómo se llama esto Lilly? Karma, eso te pasa por olvidarte de mi cumpleaños.
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- ¿Quién es La Facción? ¿Por qué me necesitan? ¿Y cómo cojones saben lo que dije en la reunión con el Consejo? Es a puerta cerrada y dentro solo nos encontrábamos los miembros del Consejo y yo...— Se preguntaba Luke tras releer la carta por cuarta vez en busca de algo nuevo que le diese una idea a cerca de La Facción. — ¿Debería o no debería ir? No tengo ni idea de quienes son. ¿Cómo me conocen? Da igual, son las seis de la mañana, necesito descansar.
Luke cerró los ojos y comenzó a contar ovejas, pero como es normal en toda persona mentalmente sana, a la oveja 183.945 mandas a tomar por culo al rebaño. Se levantó y se fue a dar un paseo mañanero.
- Si no puedo dormir, por lo menos que la brisa matutina me despeje...
Tras dos días de aburrido papeleo e informes de expediciones a lugares archiconocidos, llegó la noche.
- Tengo que ir, está decidido, no sé que es, pero algo en mi interior me dice que debo acudir.
A las tres de la mañana Luke se presentó en la azotea como decía la carta. Allí no había nadie. -Será una broma pesada de algún graciosillo— Pensó— Pero, entonces... ¿Cómo sabía lo del Consejo?
Cuando estaba a punto de marcharse una figura apareció de entre las sombras, protegido y oculto por una túnica, se presentó un hombre alto y de espalda ancha, no se podía apreciar ningún rasgo facial, y el resto del cuerpo estaba tapado.
- Gracias por acudir a este encuentro Capitán Aith.
- Gracias a ustedes por contar conmigo, creo... ¿Y usted es...?
- Cierto, disculpe, puede llamarme X.
- ¿X?
- Sí, X, en La Facción preferimos no revelar nuestro verdadero nombre a personas ajenas a la orden.
- Y dígame, a parte de los supervivientes, ¿en que más pueden ayudarme?
- Eso tendrá que comprobarlo usted mismo Capitán Aith— dijo X mientras caminaba hacia el borde de la azotea— pero es algo que le interesará aún más— se subió a la cornisa del edificio— Pero le adelanto que tiene que ver con su amiga Lilly, un placer Capitán Aith, espero que nos veamos pronto.
- Espera, ¡a qué te refieres con Lilly! ¡De que estás hablando ahora!
- Hasta más ver, Luke— X saltó al vacío
- ¡NO!— Luke se asomó corriendo al borde— ¿Pero qué cojones? No está... Pero... yo lo he visto saltar...
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- ¡Pero qué horas de llegar son estas! Toda la tarde cocinando para que encima llegues tarde... Ya te vale maja.
- ¡Sólo son las nueve! ¡De qué te quejas!
- De nada, es pura venganza por haberte olvidado de mi cumpleaños. Mira, he preparado mis famosos canelones y de postre merengue, que se que te encanta.
- ¿Y quién te dice que no me he olvidado a posta?— Lilly se acercó a Luke y unió sus labios— Feliz cumpleaños Luke— Susurró.
Ambos se sonrojaron, ninguno sabía qué hacer. Lilly se preguntaba si había hecho bien, llevaba unos meses mirando a Luke de otra forma, ¿la he pifiado? ¿He roto toda una vida en un segundo? Cuando Lilly volvió en sí se dio cuenta, Luke la estaba besando. - Sí, he hecho bien...— Pensó mientras sonreía por dentro.