Young Gods

Hayley (3)

Soy incapaz de recordar cómo era mi vida antes de él.

Poseo vagos recuerdos de cómo solía vivir, siempre como una buena chica que era inposibilitada de desobedecer a alguien, siempre levantando la mano para dar las respuestas a todas las preguntas, jamás negándome a todos los favores que me pedían, existiendo no porque así lo quería, sino porque así me veía obligada.

Mi primera impresión de él no fue la mejor de todas, sentada en un banco al tope del nerviosismo, ansiosa por recibir mi diploma con unas gratas felicitaciones del director que obtenía semestre por semestre, y él se encontraba apoyado contra el muro paralelo al mío, con una sonrisa macabra pendiendo entre sus labios, listo para escuchar la reprimenda de su vida por andar cometiendo indiscreciones dentro de propiedad privada.

Dos realidades tan diferentes, ambas frente a frente.

Aún recuerdo cómo se acercó hacia mí, los nervios que me recorrían no eran considerados ni al límite de lo normal, alzó su mano, de contextura gruesa y tamaño grande hacia mi, e hizo lo inesperado.

Desató mi trenza.

Sus dedos se permitieron tocar las hebras de mi cabello rubio oscuro y no se reprimió al descender sus yemas por la parte trasera de mi cuello, y recorrer mi clavícula.

No encontraba mi propia voz en esos instantes.

"Luces mejor así"

Fue todo lo que se limitó a decir, antes de arrojar su cigarro y apaciguar su colilla bajo la suela de su zapato.

Supe que estaba en su telaraña desde entonces.

Me dejé influenciar por sus sueños, por sus deseos, por su anhelo de libertad y vivir sin arrepentimiento, él me quitó mis propias cadenas y yo traté de encontrar salvación para sus pecados.

Hasta que me di cuenta que no eran suyos.

No quiero recordar mi vida sin él, no quiero pensar en la angustia que me produce, en lo vacía que me siento, en lo tanto que cambié por él, por él y sólo por él.

No sé si quedarme a su lado fue la mejor opción de todas.

Pero eso puedo averiguarlo más tarde.