Do Kyungsoo recuerda el matrimonio de sus padres con toda claridad. Son momentos nítidos, como si hubieran sucedido ayer. Empero, el pasado debe quedarse en el pasado y está más que dispuesto a vivir en el presente y a luchar por su futuro.
Sale de su trabajo tarde ese día atraviado con la gabardina que la madre de Jongin le ha regalado cuando consiguió el puesto y el pesado maletín en una mano. Ha sido una de esas jornadas agotadoras entre documentos, tareas y miembros de equipo con los que es difícil lidiar. Está harto y cansado de estar sentado gran parte del día, pero aún así camina apresurado tres manzanas hasta el lugar donde solía trabajar antaño, aquel restaurante de comida rápida. El local no ha cambiado en nada, las luces, los colores y el uniforme. Todo se matiene en su lugar dándole una acogedora sensación de bienvenida a Kyungsoo. El dueño le saluda con una palmada amigable en la espalda cuando lo ve cruzar la puerta y Sohyun le sonríe de bienvenida y luego corre a atender una mesa que está esperando.
Reconoce a Kai casi sin verle; está esperándole en un rincón, una taza de chocolate humeante reposa entre sus manos y un libro que debe leer puesto como sea en una esquina de la mesa.
—¿Esperaste mucho?
—Qué va, hyung. Bueno, sí, pero pensaba irme y fingir que te dejaba plantado si no aparecías en los próximos cinco minutos para no sentirme humillado cuando nos encontráramos nuevamente.
—Imposible, todos aquí te hubieran delatado.
—Ni que lo digas. Aunque, si alguien fuera a recibir una bofetada esta vez serías tú, hyung. No yo.
—Sohyun no me abofetearía —responde Do muy seguro de sí mismo.
—Quién sabe, últimamente ella y yo nos estamos volviendo muy amigos de tanto que me haces esperar. Estoy seguro de que la próxima vez que peleemos se pondrá de mi parte.
Kyungsoo se sienta frente a él sin ordenar nada y ríe por lo bajo. Sohyun ya sabe lo que le gusta beber y seguro vendrá en cualquier momento a ponérselo frente a la cara. Jongin comienza un monólogo sobre la universidad y todos esos amigos y conocidos que él ya no tiene tiempo de ver ni de oír por lo ajetreado de su vida. Se quedan largo rato allí sin hacer nada especial y luego salen del local a caminar las dos manzanas con las manos entrelazadas hasta el estacionamiento donde Jongin ha dejado su auto. Se besan una, dos, diez veces frente al edificio donde Kyungsoo renta un minúsculo departamento y se despiden prometiendo verse mañana.
Era un 19 de marzo de 2012 cuando Kim Jongin entró a su vida con un choque y una pregunta desorientada, reajustando su destino y el lente con el que miraba al mundo. Es un 23 de noviembre de 2016 en una noche ordinaria cuando, bajo el cielo oscuro sin estrellas, Do Kyungsoo decide que ese día en particular, sin nada importante ni especial, es el mejor de su vida. Y que también lo será el otro, el otro y el que sigue de ese mientras esté con Kai. Sólo tiene que confiar en los dos.
Do Kyungsoo confía.
Lo hace ciegamente.
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El Tiempo entre las Estaciones
FanfictionJongin era especial. Parecía siempre feliz, no se metía en lo que no le competía. Entendía el hermetismo de Kyungsoo, se amoldaba a él. Aquella vieja sensación enterrada con el tiempo y que sólo había aflorado con su ex novio volvió a resurgir como...