Capitulo 2: Cruel verdad

35.7K 3.2K 360
                                    

Sergey Kozlov

Nado, trato de nadar rápido para no pensar, para no recordar. Malditos meses sin ella se me han hecho un jodido infierno. Estos estos de silencio los amo, y mucho mas si son de soledad. Carol se ha ido de compras y no tengo que soportarla en todo el día. Al llegar al otro extremo de la alberca salgo de la misma y agarro una toalla y secandome suelto un suspiro lleno de nostalgia. A lo lejos escucho la voz de Esther y otra vez la paz se perturba

— Hola, hijo ya la comida está servida. ¿Que haces nadando ahora?

— Mamá, necesitaba despejarme. Es todo.

Feliz responde

— Hoy está la familia completa. Tu papá y tu hermano Aiden. Recién llegó de uno de sus viajes de ocio.

No sabe lo que ha dicho. Lo voy a matar, lo único de lo que tengo ganas es de matarlo con mis jodidas manos por infeliz. Apretando los dientes pregunto

— ¿Donde está Aiden?

— Está en su cuarto, ¿Que pasa Sergey?

Si responder corro dentro de la casa lleno de ira busco al ser que más desprecio en estos momentos. Azoto la puerta de su habitación y ahí está desempacando las cosas son su típica actitud de prepotencia que me enferma. Avanzo hacia el y comienzo a golpearlo con la ira y el enojo que he guardado hace dos meses. Cae al suelo y comienza a reírse con cinismo

— ¿Crees que golpeándome tu querida va a regresar contigo? Dime, ¿A ti también te fascina el lunar que tiene en uno de sus pechos?

— Callate porque te juro que te mato infeliz. — Digo oprimiendo su cuello

Sólo ríe y sin importarle las ganas que tengo de hacerlo trizas dice

— Te voy a decir algo que quizá te haga sentir mejor— Ríe— O quizá peor. Tu mustia alemana cayó redondita igual que tu. Sabes, sabes lo difícil que se me hizo convencerla de ir a ese bar. — Burlón añade — Esa mocosa ni siquiera se atreve a tomar alcohol pero bien que la convencí. Con un toque de una sustancia mágica en su bebida cayó dormida entre mis brazos. La lleve a mi habitación de hotel y si, aunque se me antojaba cogermela, ella dormida no tenía gracia. Bastaron unas fotografías para que tu..., tu imbécil dudaras de ella. Fue tan fácil echarte abajo el cuento de hadas estúpido que tenías con esa tonta que jamás pensé que separarlos fuera tan fácil. ¿Porque no te vas y nos dejas en paz? No perteneces aquí, eres un recogido que le dio lástima a mi madre nada más.

Por un segundo todo en mi se paraliza. Dos meses en los que pensé que Amanda era la peor mujer del mundo, que pensé de ella lo peor, incluso llegue a sentir que la odiaba y todo por culpa de este infeliz. Lo golpeo una y otra vez en el rostro rompiéndole la nariz y Esther entra en la habitación. Horrorizada grita que me aleje de su hijo. Intenta detenerme y vocifera enojada

— ¡Basta de agredir a mi hijo! ¡Lo vas a matar! ¿Qué demonios ocurre aquí?

Su rostro lo dice todo, es cierto lo que dicen de que la sangre llama. Me alejo de Aiden y mirando a Esther a los ojos respondo

— Descuida, se que no soy tu hijo, no me lo tienes que recalcar. Lo tengo muy claro. Y sabes, me alegro de no serlo y de no tener el asco de familia que son ustedes. De no ser hermano de este infeliz.

— Mamá, sácalo de la casa, yo soy tu hijo, yo y mira lo que ha hecho. Me echa la culpa de que sus mujeres prefieran a un hombre de verdad.

— ¿Me pueden explicar que demonios sucede aquí?

Salgo de la habitación sin contestar y ya harto de sentir que no pertenezco a esta familia, ni a ningún lugar bajo las escaleras y Esther va tras de mí algo apenada.

En Jaque (PRIMEROS OCHO CAPÍTULOS DE MUESTRA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora