Capitulo 8: Reconciliacion ¿A medias?

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Sergey Kozlov

No deja de apretar el oso de peluche, no logro comprender cómo nunca antes ha tenido. Mientras la veo cenar sólo observo su sencillez y la peliona de la que me he enamorado sin planearlo, sin esperarlo. Sólo deseo que regrese a mi, que todo sea como antes, que las noches sean eternas y los días excitantes junto a ella. No me reconozco, llevo casi un mes sin nada de sexo y me asusta, no pasaban dos días sin que sintiera que tenía que meterme entre las piernas de una mujer. Esto es lo que ha logrado Amanda en mi. Miro el escote que trae y me vuelve loco de sólo imaginarla sin esa tela cubriendola. La deseo, la extraño, la necesito. Necesito su cuerpo, su calor, aguanta, sólo aguanta. Cada vez siento que será más y más difícil.

— Ya es algo tarde, hay que llevar a Victoria a la casa. Mañana tiene colegio.

Mientras manejo Victoria habla con Amanda y le cuenta todo lo que hace en el colegio y ella le escucha con gusto. Yo lo único que quiero es llegar al apartamento y alejarme o no se lo que sea capaz de hacer hoy, en esta noche. Llegamos a la casa de los Kozlov y Amanda pone cara de susto. La única vez que estuvo aquí mi familia se encargó de hacerla sentir de la peor forma.

— No pasará nada, sólo quédate en el coche. Regreso en un momento.

Ella sin decir nada asiente con la cabeza y bajo del coche a Victoria. Esther me espera en la entrada principal con los brazos cruzados y la mirada algo enojada. Espera un regaño y escuchar sus sermones suele ser bastante cansado.

— ¿Ya has visto la hora que es? La niña tiene colegio mañana.

— No me fijé en la hora. ¿Porque en vez de pelear no le preguntas cómo le fue en la feria? No la sacas de aquí, se la pasa encerrada. Es una niña mamá. Necesita más diversión y menos opresión de tu parte. Adiós.

Esther al ver a Amanda en el coche me mira con furia y ganas de soltarme unos cuantos guantazos. Manda a Victoria a su habitación y con la voz seria y profunda comenta

— Carol estuvo hoy en la casa. No sabes cuánto está sufriendo con tu indiferencia. Mientras tú te paseas con esa niña sin importarte como se sienta Carol.

— Mamá, esa "niña" como tú le dices la amo. No sé en qué idioma tengo que decírtelo. Mientras no lo aceptes, no vendré más aquí.

Cada vez que hablo con Esther es una discusión tras otra desde que conoció a Amanda. No comprendo que le desagrada de ella. La encuentro perfecta, sencilla, transparente. Todo lo contrario a lo que es Carol. Me subo al coche algo enojado y Amanda me mira con incógnita

— ¿Ocurre algo?

— Nada de lo que tengas que preocuparte.

Asiente con la cabeza

— Tu mamá..., sigue creyendo que soy mala persona ¿Verdad?

Tratando de organizar las ideas enciendo el coche y lo pongo en marcha buscando la forma más sutil de responder.

— Mi madre ya no es la que era antes. Es superficial, ve lo que hay por fuera, no lo que llevas dentro. Sólo ve en ti una muchacha de clase media baja que no es lo suficiente para mi según ella. — Aprieto los dientes muriendo por dentro — Pero ya que importa lo que ella piense, tu ya no estás a mi lado, ya es pasado así como lo has dicho varias veces.

— Tienes razón, no tiene caso. ¿Podrías llevarme a casa? Es algo tarde

Justo cuando creo que llevo un paso adelante para acercarme a ella, Amanda se encarga de recordarme que eso más que difícil, es imposible. Ya más que cansado de tratar y no obtener resultados estoy resignado. Quizá Amanda sea sólo como una estrella que puedes ver, admirar pero jamás tener ni tocar. No se si pueda vivir toda una vida teniéndola tan cerca y a la vez tan lejos. Controlando mis emociones y el deseo inmenso que siento por derramar un par de lagrimas comento mientras manejo de camino a su casa

En Jaque (PRIMEROS OCHO CAPÍTULOS DE MUESTRA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora