Capitulo 27

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Todos susurraban "cuidado con las tablas, pedazos de madera, clavos" etc, siempre preocupándose por todos, como yo con los míos. Gemí cuando uno de los que me sostenía se resbaló pero se sostuvo de algo para no caer, su movimiento brusco me lastimo un poco. Mi estómago lo sentía húmedo y la venda raspando mi estómago, estaba incomodo y me dolía demasiado.

- Parece un edificio estable, estaremos a salvo en este tercer piso.

- A esta habitación chicos, está despejada.

- Rápido que vienen más caminantes. -Hablan detrás nuestra y sin más entramos. Abriendo mis ojos veo borroso todo, pero mi poca fuerza me impedía mantenerlos abiertos.

- Aquí chicos, recuestenlo aquí.

- Cuidado con su cuerpo, perdió mucha sangre otra vez. -Murmuran, sentí como iban bajando poco a poco mi cuerpo hasta depositarlo con suavidad sobre algo blando. Gemí bajito, mi estómago estaba débil, mi cuerpo estaba débil, todo en mi estaba débil. De nuevo, otra vez me sentía al borde de la muerte.- Suave dije, maldicion. -Gruñe con molestia. Escucho el resoplido y gruñido de alguien y se aleja de mí.

- Debieron d....

- Cállate la puta boca, una vez más que lo digas y juro por mi vida dejarte a ti amarrado de los tubos. -Gruñe alguien y todo queda en silencio, pensé que había quedado nuevamente inconsciente pero al poder mover un dedo suspire aliviado... mi cuerpo respondía a mis comandos, creo que todo estaba bien.

- Alguien lancen las vendas. -Las voces cada vez las escuchaba más y más claras hasta reconocer quien había hablado, suspire luchando por abrir mis ojos hasta ver el rostro de Emmanuel sentado a mi costado y Carlos en el otro lado, las vendas de mi estómago estaban bañadas en sangre. Una mueca se dibujo en mis labios.

- Hey, amigo. -Saluda Carlos y me regala una sonrisa, me quedo en silencio observándolo y suspire cerrando mis ojos lentamente. Me sentía tan débil, tan cansado... pero me daba tanto miedo descansar aunque fuese un rato. Tenía miedo a dormir y no volver a despertar. Gruñi dando un salto en donde me encontraba acostado, mis ojos se abren y miro con dolor a Emmanuel quien mordiendo su labio me mira.

- Lo lamentó... está pegado a la sangre y tú piel... -Murmura mirando la venda, veo como sus manos intentan tomarla nuevamente y niego repetidas veces con la cabeza jadeando.

- Lo sentimos mucho, amigo. - Su mano tapa mi boca con fuerzas y de un tirón, mucho antes de yo poder reaccionar, logran arrancar la venda. Mi grito sale ahogado, un escalofrío recorre todo mi cuerpo y me estremezco.- Presiona, rápido...

Jadeo con fuerza dejando caer mi cabeza hacia atrás cuando ponen una camisa o un paño, sea lo que sea me hayan puesto, y presionan con fuerza mi herida. Golpeó repetidas veces el suelo con mis puños y me remuevo, el dolor era insoportable. Siento pasos acercarse a mí y unas manos acarician mi cabello y luego mi rostro. Reconozco esas caricias pero el dolor era tanto y tan insoportable que no dejaba de jadear, quejarme y removerme. Minutos después ya estaban vendiendo mi herida de nuevo, con suavidad mientras yo en silencio y un poco incorporado con ayuda de Carlos hasta que terminan de vendar mi cuerpo miro mi alrededor con mi vista ya bien. ¿Donde estábamos? La habitación estaba hecha un desastre, pedazos del techo caídos, de las paredes igual o peor, los cristales explotados y tirados por el suelo, todo hecho un desastre. Bueno, lógicamente estábamos en una Apocalipsis pero si no habían caminantes, si no había nada aquí dentro ¿por qué estaba así como si hubiese pasado un huracán por todo el lugar? Busco a _____ que me había dejado de acariciar el cabello cuando entre Carlos y Emmanuel curaban mis heridas y la veo reunida con el grupo.

En silencio observó las expresiones de cada uno, veía preocupación en cada uno de ellos, algo andaba mal. A los segundos escucho quejidos de caminantes, giró con miedo de encontrar a alguno en la puerta pero esta estaba cerrada, podía ver por debajo suya las piernas y sobras de ellos rondando por los alrededores. ¿Sería por eso sus rostros llenos de miedo? Vuelvo a mirarlos y luego dejo caer mi mirada a donde me encontraba recostado, me sorprendí al ver un madree, estaba acostado en un madree donde ya hacía años que no me acostaba en uno. Por razón no me dolía la espalda ni nada parecido, tantos años acostándome en el duro suelo y ahora estar acostado en un madree era lo mejor.

-  ¿Te duele algo? -Aquella voz masculina me toma por sorpresa y sobresaltado giro a verlo.- Se sincero y específico por favor, si sientes dolor interno puede ser peligroso... puedes morir en cualquier momento si tienes algún tipo de dolor y no lo dices. -Habla así de fuerte, sin piedad pero mucha seriedad a través de sus ojos. Quedé petrificado al escucharlo ¿Que le sucedía? ¿Por que hablaba así? - Siento mucho que este directo pero al levantarte vomitaste una gran cantidad de sangre, como si algo estuviese perforado o algo parecido. No sabemos qué tienes, para saberlo obviamente necesitamos de máquinas y todo eso para averiguarlo, cosa que no tenemos y mucho menos en una Apocalipsis encontraremos algo funcionando. Ya que no hay energía. Pero eso que te sucedió nos tiene a todos preocupados.

- .... -Quede en silencio escuchando cada una de sus palabras, mordí mi labio, no tenía dolor alguno. Me sentía débil pero solo por la pérdida de sangre... no tenía ningún tipo de dolor. No aún, no hasta ahora.- Ninguno... n-no tengo dolor... -Susurre con voz ronca, tanto que hasta me lastime, carraspee a ver si así podía arreglar un poco mi voz pero fue peor. Ardía ahora más que antes. Este asintió y suspirando despeino su cabello.

- Vale, cualquier dolor repentino, aunque sea débil o de segundos tienes que avisarlo. -Habla con firmeza y preocupación en cada una de sus palabras. Toca con suavidad cada parte de mi estómago pero no suelto ningún quejido en respuesta al dolor, no sentía dolor solo el de mi estómago.- Si tuviésemos agua te la daría, sé que tú garganta molesta pero no hay nada. Estamos jodidos si no encontramos agua y provisiones. -Suspiro y se sentó a mi lado.

- ¿Donde estás exactamente? -Susurró, luche para que no saliera rasposa, ardía nada más intentar hablar.

- Era un motel pequeño. Aunque continúa siendo uno, solo que para caminantes. -Ríe bajito, yo solo suspiro, una mueca se forma en mis labios nada más al moverme un poco.

- ¿De verdad no tienes dolor? -Pregunta después de unos segundos, niego.

- Lo juro... -Susurró y mis ojos quedan fijos con los suyos, este se queda quieto analizando hasta asentir sin más remedio.

- De verdad que nos preocupaste, pensé que esta vez si te morirías en nuestros brazos. Pero veo que eres más fuerte de lo esperado.

- Solo es suerte...

Emmanuel se mantuvo en silencio, tal vez había ignorado mi comentario. Yo quede observándolo por unos segundos luego encogerme de hombros y mirar hacia el grupo. Continuaba no considerándome un milagro, solo era un chico con suerte, desde que llego la Apocalipsis no creo en milagros. Sino, todo esto no hubiese sucedido. No sé muy bien cuánto tiempo había pasado pero entre ese tiempo me había quedado dormido cuando una suave y delicada mano se posa en mi frente, mis ojos lentamente se abren encontrándome con la sonrisa de _______.

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