Pinceladas del cielo

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Era un hermoso día lluvioso, un día artístico, como diría Mei. Si las gotas fueran pintura, y las calles un enorme lienzo, entonces estaríamos en presencia de un gran artista. Pasaban las horas y Hina regresaba del instituto, su respiración era agitada y sus brazos tapaban su cabeza ya que olvidó el paraguas en casa, genial, el día comenzó muy claro como para llover, pero el pincel de las nubes no avisa al caer. Hina corría intentando no resbalarse, se había oscurecido y ella seguía afuera, y con frío.
—¿Hi-Hina-chan?—una débil voz se oyó no muy lejos.
Ella apareció con un pequeño paraguas azul, ella llevaba su uniforme aún, ella le dedico una cálida sonrisa.
Entre las luces de los faroles, Hina tomó el paraguas, era mucho más alta que Mei, a pesar de que esta fuese mayor que Hina. Había una delgada línea de tensión, estaban muy juntas porque el paraguas era pequeño.
—Vamos, —Pensó Mei— no podías dejarla mojarse...
Pero sus pensamientos fueron interrumpidos por un rotundo freno de Hina a pocas cuadras de la casa de Mei.
—¿Qué?, ¿qué ha pasado?
—Mei, Natsuki no está en casa... Yo...—se detuvo mientras titubeó.
—Vamos, pasa a tomarte un té, te ¿has mojado?— ¿por qué he dicho eso?, pensó—
—s-si...— dijo mientras sus mejillas se pintaban de un rojo suave.
Hina sostenía el paraguas en alto, Mei se tapaba con un suéter, ella prevenía, el día pintaba un sol radiante, pero el artista del cielo nunca avisa cuando soltara su paleta de colores.
Las calles estaban casi solas, sus zapatos de mojaron junto con la tormenta que arreciaba. Deseaban llegar, y a la vez no.
—Hina-chan, ¿cómo te ha ido hoy?— en un intento de romper la tensión
—Bien... Ha... Ha sido... —era difícil no perderse en esa mirada.—solo bien...
Ambas tenían los ojos verdes, y era complicado no perderse la una a la otra. Se conocían desde hace mucho, aunque Hina era muy unida con Natsuki, se la pasaban juntas.
—Bien, llegamos, deberías pasar— dijo Mei abriendo la puerta del edificio.
Hina había ido un par de veces allí, solo con compañía de Natsuki o Lia, la vecina de arriba, la chica de lentes que solía molestarlas diciendo que se verían lindas juntas.
Pasaron por un pasillo, sus zapatos sonaban a causa del agua en ellos, él cabello de Hina estaba mojado, y el de Mei algo, ya que Hina era mucho más alta que ella y al sostener el paraguas en alto, la tormenta hizo que se mojara.
Entraron a un pequeño apartamento. Mei vivía sola, sus padres se habían ido de viaje de trabajos a la India.
—Vamos, pasa— dijo Mei en un tono pasivo, pero Hina solo titubeo y la miró.
—No te quedes allí. Adelante.
Hina pasó y se quitó los zapatos, Mei hizo lo mismo. Dejaron sus abrigos en el perchero, era de costumbre, ya eran conocidas, ya eran más que eso.
Cerraron las ventanas de forma brusca, había entrado un poco de agua, de las cortinas corrían pinceladas rosa, pinceladas de las nubes.
—Ha entrado un poco de agua—dijo Hina— Buscare algo con que secar—
—No, toma asiento, iré a por el té, Porfavor, entra al cuarto y sécate.
A lo que Hina solo asintió.
Hina pasó a la habitación de Mei, ella tenía muchos pósters de Levi y Hideyoshi, tenía un montón de cintas, zarcillos y cofrecillos. Allí se encontraba el collar que ella le había regalado el día de San Valentín. Dio un vistazo rápido por toda la habitación, y entonces se sentó en la alfombra, con algo de temor se desabrochó el chaleco que llevaba encima, el que era parte del uniforme.

Mei preparaba algo de té, mientras se hundía en dudas de que sabor le gustaría más, algo le inquietaba...
Hina era muy cercana a Mei, ella la consideraba como una hermana. Mei la protegía, y aveces era molesta para Hina por exagerar este cuidado.
—Hina es adorable...— escaparon de sus labios estas palabras, ¿en qué estaba pensando?. Sacudió su cabeza.
Mientras colocaba los tés en una bandeja para llevarlos a la habitación, caminaba lentamente en sus largas medias rosas pálidas pos los pasillos.

Hina se encontraba desabrochando su camisa, el lazo rojo yacía en el suelo al igual que el chaleco, su falda ya había caído, y sus medias azules seguían allí, empapadas junto a su piel. Se agachó para sacar su falda de entre sus pies.
Pero entonces se escuchó el fuerte ruido, el ruido de una porcelana rota, era Mei más roja que un tomate parada en la puerta contemplando aquella escena.
—yo-yo— pero fue interrumpida por Hina
—Gracias por dejarme pasar, y secarme Onee-chan. Pero creo que tú también debes secarte, cogeras un resfriado.
Se acercó a Mei evitando los pedazos de porcelana en el piso, y le tomó del lazo.
Desabrochó el lazo de esta suavemente, mientas en el balcón golpeaban los pinceles del cielo, Mei temblaba por la poca distancia que tenían, y por sus pensamientos hace unos minutos. Vaya, en qué lío se ha metido.
Hina se encontraba en ropa interior, con su camisa desabrochada y un par de calcetines, con pinceladas azules. Mei miró hacia arriba, a los ojos de Hina para lo incomodarla más de lo que ya estaba.
Hina dejó caer el lazo de Mei al suelo, e iba por su camiseta. Cuando está intentó acercarse Mei dio un paso atrás, los nervios le traicionaron y cayó al suelo, y junto con ella Hina.
—Vaya, genial, lo siento— pero Hina solo le dedico una sonrisa.
—E-el té— pronunció. Recordó que aún quedaba más allá, y que aún podía servirle.
Hina se levantó y ayudó a Mei a levantarse. 
Mei se dirigió a la cocina mientras que Hina con una cara con aspecto de derrota, se secó el cabello con una toalla cercana.
Mei estaba en blanco, ¿que acaba de pasar?¿Qué acababa de sentir?.
Hina, secando pinceladas de su cabello sentía un mar de emociones. ¿Qué fue lo que hizo?.








Ok... Esto es incomodo xD 1000 palabras e.e ya subiré la segunda ;v mi madre asesina me ha mandado a dormir, lo más probable es que lo suba mañana temprano...
LiaYoungForever te amo ;v
Koyuki_Lovers Hina, sabes que te quiero xD

Pinceladas Rosas Junto al Té (MeixHina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora