-¡Alicia, Alicia, Alicia!, Alicia!-gritaba-
Me lanze al lago con desesperación y solo pensaba en qué se había ahogado, cuando escucho una risa.
-Jajajaja, pensaste qué me había ahogado, soy una experta nadadora, primero te ahogas tu qué yo.
-¿Estas tonta o qué?, me has dado un susto de muerte. Estúpida.
-Oye, ya, solo era una broma-seria-
-Se qué si,bonita.
Bese a Alicia, y me sentía tan bien. Nos besábamos como si fuéramos novios, fue un momento muy bonito, hasta qué vimos una luz alumbrando a nuestras caras.
-Eh, no pueden estar hay.
Salimos enseguida corriendo, huyendo de ese oficial anciano, qué ni se molestó en seguirnos, cuando al fin llegamos al auto un poco agitados, iba a subir al asiento del conductor..
-¿A donde piensas subir mojado?-dijo-
-Al auto..-conteste-
-No, primero te quitas la ropa, y luego subes.
-No me quitaré la ropa, Alicia.
-Pues querido Stephen me temo qué tendrás qué quedarte.-sonrió-
-Y pues, ¿tu no piensas quitártela?
-Claro qué lo haré, pero también te la tienes qué quitar tu.
-Vale, pero primero tu.
-¿Y por qué tengo qué ser primero yo?
-Por qué las chicas van primero..
-Ya..., pues me la quitaré yo, y guarda tu ropa en el baúl, cuando te la quites.
Solo pensaba, ella no se la quitará, y se quito su blusa blanca que decía "stay alive", y se quedo en sostén y shorts, el sostén era negro por cierto, y le quedaba muy bien. Mientras se va quitando la ropa, no deja de mirarme fijamente a los ojos.Cuando ya estaba en ropa interior, vi qué su mirada, era de vergüenza, así qué me voltee, sin decir nada.
-Gracias.-dijo-
-¿Y por qué?
-Solo, gracias.
Se qué lo dijo por qué me voltee.
-Si quieres, puedes usar mi chaqueta qué está en el auto.
-Y tú, ¿qué te pondrás?
-Si no te molesta, ¿me puedo quedar en calzoncillos?
No dijo nada, pero tomé su silencio como un si. Me volteo, y ella estaba volteada, completamente desnuda e intentaba ponerse mi chaqueta.
-¿Te ayudo?-dije-
No respondió, pero cómo se quedó sosteniendo la chaqueta me supuse qué si. Me acerco lentamente, y me quedo de pie justo detrás de ella, y con mi manos la rodeó, y le quitó la chaqueta, levante su brazo izquierdo muy lentamente, le puse la chaqueta.
-¿Donde están las llaves del auto?-pregunto-
-No se, tu las tenias-dije-
-No yo te las di a ti, para qué te fueras.
-Ya, pero tu las lanzaste, no me las distes.
-Como puedes ser tan imbécil, de no cogerlas.
-Pero ya deja de pelearme, no es mi culpa.
-Solo, ¡cállate y ayúdame a buscarlas!
Comenzó la búsqueda de las llaves, y no se por qué todo eso me dio mucha risa.
-¿Y ahora de qué te ríes?
-Es qué, apenas te conozco, y lo único que has hecho es discutir conmigo.
-Discuto mucho con las personas qué no quiero.
-Eso significa qué cuando me quieras, ¿no me pelearas?
-Y quien dijo ¿qué llegare a quererte?
-Se qué lo harás, al principio querrás esconderlo, luego querrás gritarlo a los cuatro vientos.
-Ya, no lo digas mucho qué después me lo creo-sarcastico-
-¿Qué?, ¿no soy suficiente para ti?-pregunté-
-No lo se, no te conozco.
-Tienes todo el tiempo del mundo.
Y toda esta conversación pasaba mientra buscábamos las llaves. Hasta qué por fin las encontró.
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Con las ganas
RomanceStephen Joseph un chico de Kansas con una extraña personalidad, que hace que pienses diferentes puntos de vistas sobre el, puede parecerte un imbécil, rebelde, un chico amable, amoroso. En algunas ocasiones Stephen puede ser muy irritante para los d...