4. Un poco más.

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Desde hacía un tiempo los minutos que pasaban juntos eran preciados.

Y no es como si antes no lo hubiesen sido, sino que cuando se tiene tan poco de algo que es tan indispensable como el aire, se tiende a atesorarlo como si se tratase de onzas de oro.

Entonces después de un par de semanas de siquiera haber podido cruzar palabras o mensajes de texto, verlo allí a su frente sin siquiera haberlo previsto fue el pequeño golpe que terminó por quebrar su compostura, donde todo lo contrario a lo que hubiese hecho normalmente, saltó a los brazos del mediterráneo, quien ansiaba el mismo contacto tanto como él, colocando su mentón en su cuello y aspirando el aroma que tanto había extrañado y cuyo recuerdo daba consuelo a los días lejos de casa.

Sorprendido al principio, pero indescriptiblemente feliz al asimilar la situación, el griego de una oculta y pequeña sonrisa tierna.

—No creí que vendrías hasta la próxima semana...—murmura negándose a abrir los ojos y con las mejillas ruborizadas, abrazando con tal fuerza como si en algún momento el griego amenazase con escapar de sus brazos.

Heracles ensancha un poco su sonrisa.

—Quise... sorprenderte.

El asiático frunce un poco el ceño, en un casi imperceptible gesto.

—Sabe que no me gustan las sorpresas.

Una pequeña risa se escapa se los labios del griego.

—¿Qué dices de... esta en particular?

Fingió pensarlo.

—Quizá pueda hacer una excepción.

Un par de segundos transcurrieron, cada uno perdido en el mar de sensaciones que brindaba la calidez del otro.

—Traje algo para ti... ¿Quieres ver?

—No... Quedémonos así un poco más...

Kiku hace tiempo lo sabía, que no importaba cuan lejos estuvieran el uno del otro, ni cuanto tiempo estuviesen sin hablar, el sólo hecho de estar juntos un par de minutos, el sólo hecho de escuchar un par de palabras de su boca eran suficiente para calentar su corazón.

Lo esperaría.

El tiempo que hiciera falta.

—Tus deseos son órdenes.

Y antes de poder asimilar lo que pasaba, el japonés ya estaba en brazos del griego, quien dejó un corto beso en su frente antes de encaminarse a la alcoba.

El resto de la noche durmieron abrazados.


*


Una y mil veces. (Giripan)Where stories live. Discover now