Capítulo III

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"Todos somos una masa blandita que la sociedad corrompe".

Ocho años, ¿qué cosas buenas puedo decir además de que Adrien sigue conmigo? Nada. Camille ha aumentado sus abusos hacía mí, ahora no sólo son verbales y psicológicos, sino que también físicos, también de alguna forma ha hecho que mi padre se olvide mi existencia, ya no me habla, ya no me trata.

También resulta que Camille es más lista de lo que creí, ¿por qué? Porque los moretones o muestras de sus actos violentos contra mí siempre son en lugares que se pueden ocultar facilmente con ropa.

No mentiré, tengo miedo de decirle a alguien, tengo miedo de que le haga daño a mi papá, a mi familia, a Adrien.

Salí de mi burbuja de pensamientos al chocar contra alguien, había caído de trasero, algo adolorida mire hacía arriba encontrándome con una cabellera rubia.

— ¡Alice! — grite emocionada.

— ¡Chloé! — grito con el mismo tono de emoción.

Me levante de un salto y corrí a abrazar a la Sra. Agreste, o bueno, a su pierna.

— ¿Cómo estás, pequeña? — me tomo en brazos.

— ¡Muy bien ahora que estás!

— ¿Quieres salir a comer helado?

— ¡Claro que sí! Pero mi papá...

— ¡No te preocupes! Ya le pregunte y me dijo que sí, y aquí entre nos — acerco su boca a mi oído —. Ese anciano es igual de amargado que Gabriel, pero sé que son personas sensibles en el fondo.

Reí —. ¿Por qué son amargados?

— Dejame explicarte, Chloé — comenzó a caminar hacía el elevador —. Todos somos una masa blandita, pero las personas lastiman a la masa blandita y...

— ¿Esas personas son malas?

— Algunas, unas lo hacen sin darse cuenta, y otras a propósito — oprimió el botón del primer piso —. Bien, como decía, esa masa blandita al no querer seguir siendo herida, se convierte en un robot frío.

Gire la cabeza hacía un lado —. ¿Y qué pasa con la masa blandita?

— La masa blandita sigue ahí, piloteando al robot frío y sin sentimientos.

— ¡Pobre masita!

El elevador se abrió dejando ver el pasillo, sentados en una silla casa uno se encontraba Camille y Adrien, este último no dejaba de parlotear y ser ignorado por Camille, la cual tenía una mueca de fastidio.

— Adrien — dijo Alice.

Adrián volteo y corrió hacía nosotras.

— ¡No es justo! — pateo el suelo mientras hacía un puchero —. ¡A ella si la cargas!

Yo le saque la lengua a Adrien, el cual me miro ofendido.

— ¡¿Perdón?!

— Perdonado.

Adrien fruncio las cejas.

— Ya no eres mi mejor amiga — se cruzó de brazos y comenzó a caminar hacía la entrada del hotel.

— ¡Bien! Ya no eres mi mejor amigo — también me cruce de brazos, pero a diferencia de Adrien, Alice era la que caminaba por mí.

•~•~•~•

Habíamos llegado a la heladería, Adrien estaba sentado de frente a Alice y a mí.

— Sólo para tu inflación, mi helado está más delicioso que el tuyo — dijo Adrien.

— Claro que no, el mío es el más delicioso.

Alice empezó a reír bajito debido a nuestra tonta pelea.

— ¿Qué es tan gracioso? — dijimos serios Adrien y yo.

— Nada, nada, es sólo que... — empezó a reír más fuerte.

— ¿Mamá, qué es tan gracioso?

— Tendrían que mirarse para ver lo tontos que se ven al estar peleados — siguió riendo.

— ¡No es tonto! — dijimos Adrien y yo al mismo tiempo —. ¡Deja de copiarme! ¡No, tú deja de copiarme! ¡AHHHHG! ¡Callate! ¡No, callate tú!

Tome una cucharada de helado y se la lancé a Adrien.

— No te atrevas a hacerlo de nuevo — entrecerro los ojos.

— Mira como me atrevo — tome otra cucharada y se la volví a lanzar.

— ¡Esto es guerra! — tomo una cucharada de helado y me la lanzó.

Yo empecé a chillar por mi vestido nuevo, ¡Adrien ya se puede considerar muerto!

Ambos nos levantamos y empezamos a tomar helados ajenos, y nos los lanzábamos, algunos nos daban a nosotros, otros a la pared y los demás a los clientes.

•~•~•~•

— ¡Y no vuelvan! — grito el dueño de la heladería.

Alice seguía riendo, y al poco tiempo Adrien y yo empezamos a reír.

— Bien, pequeños — se limpio una lágrima —. Tenemos que irnos, ¡miren cómo están! — evito reír —. Acabo de llamar al Gorilla y dijo que estaba en camino.

Me empecé a poner nerviosa, ¡no podía llegar así a casa, Camille me matara!

— Tranquila, nos escabulliremos en nuestra mansión y ahí te arreglas.

Suspire con alivio.

— Gracias, ma... ¡di-digo Alice!

— No hay de que; cariño, llámame como quieras — me giño un ojo.

Sigo sin creer que esa señora tenga treinta y dos años, luce y actúa de veinte, es cariñosa, gentil, divertida, extrovertida, carismática, y mucho más, sin duda alguna quisiera ser como ella.

— Mamá — dije apenada.

Alice volteo a verme con una sonrisa.

— ¿Sí, cariño?

— ¿Al llegar podríamos comer?

— ¡Por supuesto! Igualmente estoy hambrienta.

— Esperen... — interrumpió Adrien —. ¡Ella es sólo mi mamá! — se colgó de la pierna de Alice.

— Tranquilo, dulce, hay mucha de mí para repartir — lanzó su cabello hacía atrás provocando que yo soltara una risita —. Además, mira a Chloé como la hermana que nunca tuviste.

Un sonido de bocina me hizo sobresaltar, y Mamá me tomo de la mano a Adrien y a mí para cruzar la calle.


Mejor tarde que nunca èwé v:

Cabe aclara que "Alice" es un nombre inventado por , debido a los pocos datos que se conocen sobre la Sra. Agreste.

Chau ;3

ChloéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora