Capítulo VII

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La pequeña Chloé tenía doce años, y había entrado a la secundaria "Françoise Dupont". Se sentía fuera de lugar, no conocía a nadie.

La primera hora había terminado, la profesora de Historia se fue, tenían un descanso de cinco minutos antes de que la profesora de Castellano llegara.

Suspiro y miró a su compañero de banco, un chico bastante tímido, y con un cabello pelirrojo lo suficientemente largo para cubrir sus ojos azules. El chico se movió un poco en su asiento, la mirada de la rubia le incomodaba.

— ¿Podrías dejar de verme, por favor? —. Por primera vez en las dos semanas de clases, escuchaba la voz del chico, era suave y bastante linda, por lo menos así lo creía ella —. ¿Me has escuchado? —. Para ese punto, su cara se confundia con su cabello.

— ¡Oh! Perdón —. Dijo apenada.

— ¡No! No tienes por que disculparte, yo te hable de una forma algo brusca.

Chloé notó que la mano de su compañero temblaba, el chico a este paso iba a desmayarse.

— Tranquilo... No muerdo —. Le sonrió.

Mentia. En varias ocasiones se había visto obligada a morder con fuerza a Camille, pero no veía al pelirrojo capaz de hacerle daño.

— Sí... —. El chico de devolvió una pequeña sonrisa.

— Soy Chloé, Chloé... Avadonia —. No quería que le hablara por ser hija del alcalde, así que ¿por qué no usar su apellido materno?

— Nathanaël Kurtzberg —. El chico le extendió la mano, Chloé la acepto gustosa.

— Y... Nath, ¿puedo llamarte Nath?

— Uh... Sí, claro.

— Bien, Nath, ¿qué te gusta hacer?

— Me gusta dibujar... No lo hago tan bien, pero lo intento.

— ¿Podría ver alguno de tus dibujos?

— ¡No! —. Calló por unos segundos —. Son dibujos tontos.

— Vale...

— ¡Perdón por el retraso! —. Entro la profesora, una mujer que no pasaba los 30, algo torpe, y... Que siempre llegaba tarde a dar clases.

(***)

Era el final del día escolar, Chloé se encontraba sentada en una banca esperando que el chofer llegara.

  — Hola   —. Volteo y miro a Nath.

  — Hey  — . Le respondió ella.

Nath tomo asiento junto a ella, nadie dijo nada, la tensión empezó a crecer.

  — Hace frío, ¿no?  —. Chloé por dentro estaba muriendo de la vergüenza.

  —  Sí... —. Él cerro sus ojos y dejo caer su cabeza hacía atrás —. Pero, me gusta el clima frío —. Nath sonrió.

Chloé sintió su cara caliente, lo cual verifico al tocarse la mejilla, ¿tendré fiebre? Pensó ella, miro de nuevo al chico, y soltó un chillido.

Él la miro curioso —. ¿Pasa algo?

  —  ¡No! 

 — ¿No?

  — ¡Es decir, sí! Quiero decir, me acorde de u-un mapache.

  — ¿Mapache?

  — ¡Me tengo que ir!

  — Adiós.

Chloé hecho a correr a su casa, donde grito a todo pulmón, y luego se tiro al piso.

  — Es tan lindo.



Hola

Adiós

ChloéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora