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Cap. 9

Una típica clase de Química.

Miró hacia la pizarra y me imagino una boda, okey, ahora si dejaré la yerbabuena. Pero es una linda idea, ¿No?; Antes de Julián jamás me hubiera imaginado tal cosa, seguiría con mi plan en que sería una solterona con muchos gatos y dedicada a la gastronomía.

La segunda y tercera idea siguen en pie.

— Señorita Maldonado, ¿Está prestando atención a lo que digo o quiere ir a explicarle al director lo interesante que es la pizarra?-. El comentario del Mtro. Victor me hacen volver a la realidad.

— Si profesor, le estoy prestando atención a su tan interesante clase-. Algunos compañeros ríen, no entiendo porqué si lo decía en serio, a pesar de andar bobeando con cosas absurdas sí estaba prestando atención, es una de mis mayores cualidades.

— Me puede comentar de que trata la clase de hoy, por favor-. Sonríe victorioso, pero no le durará mucho.

— Con gusto profesor. Estaba comentando del gran impacto tanto económico como en reacción al ambiente que tendría el hecho que se acabara el petróleo crudo y que, además, se tendría que poner en práctica otros métodos para sustentar las necesidades que anteriormente serían abastecidas por el petróleo-. Hicimos como un intercambio de roles. Ahora yo era la que sonreía victoriosa y el profesor con el ceño fruncido.

— Continuemos-. Dijo mientras se volvía a centrar en su clase.

Uffff.

Desde que ayer me quitó el celular la maestra me comprometí conmigo misma a dejar de romper reglas.

(...)

Después de algunas clases salimos al descanso y al fin respiro aire fresco y no solo humo proveniente del cerebro de mis compañeros al intentar entender algunas materias. Me dirijo a la cafetería a comprar algún bocadillo para que no me muera de hambre ni me dé sueño en las últimas clases.

Aunque, ahora que lo pienso, siempre tengo sueño. Con o sin hambre; con o sin tarea o exámenes, el destino siempre era el mismo, yo dormida en mi cama encima de mis libros durante algunas horas después de la escuela.

Cuando estoy apunto de comprar, desinteresadamente giro mi cabeza para mirar a mi alrededor y visualizo a la maestra "Umbridge" comiendo un emparedado, lo que me hace recordar sobre hablar con el director para recuperar mi precioso, así que salgo del lugar y me encamino hacia la dirección.

Al llegar, me quedo unos segundos analizando la puerta de cristal que solo me permite visualizar una sombra de alguien y un gran escritorio. Finalmente, reacciono y toco la puerta y escucho una voz ronca diciendo "Adelante" proveniente del interior de la habitación. Al escuchar esto, tomo el pomo de la puerta e ingreso a la habitación.

Ésta tiene un extraño aroma como hierbas de té y a canela, el cuál, me marea demasiado. Visualizo al director leyendo algunos papeles que parecen importantes.

— Con permiso-. Digo, todavía sosteniendo un lado de la puerta.

— Si claro, propio-. Alza la mirada y al notarme deja los papeles sobre el escritorio y sonríe amablemente mientras retira los lentes de su rostro-. Andrea, pasa y siéntate, dime qué necesitas.

Asiento y tomo lugar en una silla frente al gran escritorio-. Hola Director, bueno... La verdad es que vine a recoger mi celular, me lo retiró ayer una maestra-. Digo apenada.

Usualmente me gusta que los maestros tengas buen pensamiento de mí, y no solo me vean como otra adolescente rebelde.

Él me mira sorprendido. Al parecer no se esperaba esa respuesta.

¿El Amor Es Para Mi?©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora