Caos

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El mundo está sumido en un total caos, la tercera guerra mundial está siendo provocada, mi país está a punto de elegir a un idiota egocéntrico machista empresario multimillonario como presidente. El mundo se está quedando sin personas con mente propia, todo está manejado por medio de la tecnología. No conozco alma joven alguna que no esté poseída por la insaciable necesidad de estar a la moda y traer lo más objetos tecnológicos más novedosos. Las mascotas ya no son reales, ya nadie sale a pasear con su perro al parque y si llegasen a salir a caminar seria para atrapar a las más novedosas mascotas virtual, los pokemon.

Y al igual que el mundo exterior, mi pequeño mundo está cayéndose a pedazos. No encuentro palabra alguna para expresar lo enfermiza y despreciable que me siento en este preciso momento. Estoy a punto de reprobar calculo integral, cuando ya les había prometido a mis padres no reprobar ninguna sola materia y un dolor en el pecho que no logro olvidar. En este preciso momento solo deseo despejar mi mente con una despegadora ida al billar.

Tendré que apurarme hacer mis tareas antes de poder salir. Pienso mientras me levanto de mi pupitre y me dirijo hacia la salida del aula.

Como siempre en la universidad, al final del periodo los pasillos están abarrotados por alumnos, profesores y visitantes por igual. Todos están en su propio mundo, poniéndole atención a sus notificaciones de Facebook en sus celulares y tabletas. Nadie se da cuenta que las personas que verdaderamente vale la pena conocer están justamente enfrente de nosotros.

Mi celular vibra en mi bolso. Odio tener que buscarlo entre todos los accesorios completamente innecesarios que cargo, a fin de cuentas, soy mujer y es completamente comprensible, sin embargo.

-Por fin- jadeo más para mí misma, tengo mi teléfono a la mano y una llamada perdida de Sara. Dios esta chica solo me llama cuando necesita un favor o cuando encuentra un tipo que le ha llamado la atención y desea ayuda.

Voy camino a mi auto cuando vuelve a sonar el teléfono, y es ella de nuevo.

-Hola, Sara – contesto con muy poco entusiasmo.

-Hola guapura, espero no tengas planes para hoy en la noche. ¿Tienes? - Dios su voz es tan chillona cuando está emocionada y obviamente lo está.

- ¿Una relajada noche en el billar, cuenta cómo plan? – Y claro que me dirá que no.

- Por supuesto que no Lex, en una hora te veo en la casa para alistarte, iremos de parranda. ¿Okey? –

- Espera, Sara yo no...-

-Bye. – Ni siquiera me deja terminar. Dios esta chica me desespera a veces, pero mi amor por ella hace que soporte algunas veces más de lo esperado. Enciendo el automóvil y le doy marcha camino a nuestra casa.

GrayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora