🍃Atender a pacientes, ser buen médico e incluso soportar órdenes, se basaba prácticamente su vida. Pero a pesar de todo eso, estar pendiente de esa persona y saber que este siempre lo trataba así por alguna razón, le daba un motivo por el cual no i...
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KyungSoo pensó que si algún día su hermano se iba, esperaba que se fuera a África y se perdiera entre manadas de leones. Cómo lo espero... No sabía dónde meterse ahora que ellos dos lo descubrieron en algo incómodo con su amigo, y aunque le agradeció el gesto a este, no pudo estar más tenso de lo normal. JungSuk se había reído de ellos dos y comenzó a explicarle a JongIn lo anormal de la situación, diciéndole cosas vergonzosas de él y de la amistad que compartía con el castaño... hasta que decidió corretear a BaekHyun por todo la sala y luego llevarlo de la oreja hacia la habitación de este.
Y ahora me encuentro solo con JongIn... ¡Genial!
Quiso explicarse y de verdad la necesidad de hacerlo lo mataba, pero JongIn parecía negarse a escucharle.
—Cállate —ordena con suavidad, aunque KyungSoo no se calló y continuó hablando.
—Mejor olvida que lo has visto y finjamos que esto nunca, ¡nunca!... ha sucedido, ¿está bien?
Lo vio levantar la mirada y los ojos del moreno se tornaron confusos e intimidantes, otra vez y a KyungSoo se le ponían los pelos de punta el que JongIn lo mirase de esa manera tan irritante.
JongIn a paso lento decidió ir a sentarse en el especio que ocupó anteriormente y se cruzó de piernas, mostrando una expresión más seria. Él si sabía cómo actuar indiferente. KyungSoo tragó grueso y con vacilación se acomodó en el sillón.
—¿Quieres que ChanYeol te folle?
Kyung Soo abrió los ojos y la boca.
No.
No podía ser que el hombre que era bueno, amable —algunas veces con él pero con otros todos los malditos días— estuviera haciéndole esa pregunta tan privada.
Debería sentirse dolido porque haya usado aquella palabra y aunque podría ser el caso de que quisiese herirlo con aquello —que claramente consiguió— no le daría la satisfacción de verlo sucumbido en la humillación. Lo amaba, sí, pero se había pasado de la línea.
Se rascó la nuca con fingida ignorancia y cruzó los brazos por el pecho, mostrándose nada dolido ni decepcionado.
—¿Y si así fuese... qué? —Desafió con una sonrisa petulante, cuya expresión ocultaba su tristeza.
