🍃Atender a pacientes, ser buen médico e incluso soportar órdenes, se basaba prácticamente su vida. Pero a pesar de todo eso, estar pendiente de esa persona y saber que este siempre lo trataba así por alguna razón, le daba un motivo por el cual no i...
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Kyung Soo comenzó a tener mucho calor a eso de la madrugada. El cuerpo le ardía como el demonio y tiritaba ante la frío de aquella noche. Abre pesadamente los ojos y vislumbra la oscuridad de su habitación. Parpadea varias veces y resopla llevando la diestra a su frente y medir su temperatura. Estaba con fiebre. Decide ir por unas aspirinas al placar pero su cuerpo estaba flojo y demasiado débil como para pretender salir de la cama. Entrecierra los ojos y alarga la mano a la cómoda, cogiendo su celular.
El brillo le aturde la vista y tiene que cerrar los ojos unos segundos antes de poder ejercer lo que quería. Entre sus contactos estaba Joy y Jong In, dos personas que estaban haciendo de su vida un gran problema. El hecho de que les permitiera la bienvenida a su casa era por la simple razón de que le daban un buen espectáculo.
Kyung Soo los veía discutir en susurros cuando decidieron sorprenderlo con una visita. Vagamente entendió lo que decían, así que sólo se mantuvo incómodo, aferrándose a la gabardina de Jong In. Y cuando ellos se fueron a sus propias casas Kyung Soo se sintió libre al fin. Se fue a dormir temprano para que al otro día no amaneciera irritado.
Pero justo cuatro horas más tarde estaba delirando de la fiebre. Supuso que debía llamar a alguien para que hiciera de enfermero, pero argumentándose bien las cosas decidió no llamar a nadie. Ni a su hermano.
Volvió a dejar el celular en su sitio y trató de darse un masaje con los dedos. Pero nada funcionaba. Si quería dormir esa noche en paz al menos debería ser valiente e ir por esas pastillas urgentemente.
Saca los pies fuera de la cama y se irgue de inmediato, con sus manos se ayuda a sostener en las columnas de madera e intenta dar dos pasos pero su cuerpo parecía estar entumecido por una fogata que le quemaba hasta el cuero de su piel. No era necesario cerrar un ojo para darse cuenta de que Kyung estaba prácticamente hirviendo y sudando frío. Vaho salía de sus labios al encontrarse respirando agitadamente, persiguiendo un oxigeno ajeno.
Da unos cuantos pasos hacia el placar y por la adrenalina recorriendo su cuerpo como una erupción de lava, cae de culo al piso. Escuchó el golpe en seco que pegó y gime de dolor por semejante idiotez. Mira el zapato que voló por debajo del placar y cierra los ojos al instante en que se encoje de la molestia.
—Kyung Soo ¿Estás despierto?
Voltea el rostro en dirección a la puerta y sus ojos se encuentran con la figura de Jong In, quien se refregaba los ojos con fuerza. El hombre al verlo ahí, sentando en el piso y sorprendido, corre en su dirección para ayudarle. Kyung Soo arquea una ceja dispuesto a atacar a Jong In con muchas preguntas, pero no se da tiempo a hacerlo al tener a Jong In sosteniéndole de la cintura, guiándolo otra vez a la cama.
Jong In estaba usando un atuendo de dormir que consistía en tan sólo un pantalón de chándal color gris y una camisa a cuadros. El cabello arañado le daba un aspecto rebelde y poco común en él. Los ojos hinchados por el sueño, que se cerraban por la luz del foco, lo hacía ver como un cachorro luego de su siesta.
