Prácticamente no pude dormir. Estaba nerviosa, no podía evitarlo. Me levanté y miré la hora, tan solo eran las seis de la mañana, y las clases empiezan a las siete. Como no podía dormir, me levanté y comencé a prepararme.
Me duché, me vestí con una falda roja y una camisa blanca. Nunca suelo vestir así pero este clima de hace sentir rara, y mi comportamiento es raro. Preparé un bolso negro con una libreta por si tenían que comentarnos algo, apuntarlo y no olvidarme. Cogí mi móvil, vi que eran las seis y media, a esta hora abren el comedor, así que decidí bajar para conocer a la gente que hay por aquí y desayunar.
En el ascensor no había nadie, cosa que me pareció raro. Al llegar a la planta baja, vi como sí que había gente. Pero era toda mayor, y estaban aquí trabajando.
—Perdone, ¿el comedor ya está abierto?— le pregunté a un hombre que estaba barriendo la recepción.
—¿Me habla a mí?— dijo mirando a todos los lados— ¡Qué tonto! Claro que me habla a mí. Se me hace raro que los residentes me hablen como si fuera de su misma clase. Bueno, no me quiero enrollar, perdone. El comedor está abierto desde hace media hora, está por ese pasillo.
—Gracias, no le molesto más— digo, la verdad es que me ha resultado muy raro que me haya dicho eso, ¿será que aquí solo se alojan snobs e hijos de papá y mamá? Si es así, no creo que vaya a tener muchas amistades.
—Ninguna molestia, que genial es ver que todavía gente tan educada como usted—dice y se va a barrer a otro sitio con una sonrisa en sus labios.
Camino hacia donde me ha dicho él y veo un cartel en la puerta que dice "Comedor" en varios idiomas. Eso me tranquiliza, seguro que aquí hay mucha gente de varios países.
Abro la puerta y veo que casi todas las miradas se centran en mí. No me esperaba para nada que este sitio fuera tan grande. Hay mesas a mi altura de suelo, pero si sigues hacia adelante puedes ver como si subes unas siete escaleras hay otro piso donde por lo que puedo ver es donde se sienta la gente guay. En el primer suelo, hay gente de todo tipo de países y parece que hay grupos. También hay mesas vacías. Pero en el segundo "piso" hay gente sobre todo de aquí. Con chaquetas caras y bolsos de Channel. Voy a donde sirven la comida con varias miradas acechándome. Puedo sentir como se clavan en mi espalda. Decido desayunar un creep de nata y un zumo de naranja. Voy con mi bandeja del desayuno hacia una mesa apartada para esperar a que vengan Mildri y Adam. Les envío un mensaje para que sepan que ya estoy aquí.
—Hola, ¿podría sentarme? Es que todas las mesas están ocupadas— dice alguien y me despierta de mi trance. Al levantar la vista puedo ver que se trata de un chico chino, coreano, japonés... La verdad es que no lo diferencio. Es guapo, tiene fleco que le ocupa toda la frente, sus labios son bonitos... Y sí, me he fijado en todas esas cosas en apenas dos segundos, pero he sacado algo bueno de ser espía.
—Sí, claro— digo y sigo mirando mi móvil. Él se sienta delante de mí.
—¿Eres nueva? —me pregunta mientras se come un tarro de cereales con leche.
—Sí, ¿y tú?— le pregunto.
—Sí, antes estudiaba en Corea pero me dieron una beca para venir aquí y no pude rechazarla, ¿y tú? —dice, ¿y qué le contesto ahora? Nadie me había dicho que decir a esto, así que me lo invento.
—Yo vengo de España, he estudiado allí siempre y me ha pasado lo mismo que a ti, simplemente me han dado una beca —digo y se me pasan los nervios, prueba superada.
—Genial, ¿y que estudiarás? ¿Ciencia? ¿Literatura? ¿Artes escénicas?—me pregunta, esta sí que me la sé.
—Artes escénicas, ¿y tú?— le preguntó.
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Liv, investiga la realidad
Teen Fiction"Siempre quise ser normal pero todo era superior a mí" Liv es una chica de dieciséis años cuyos padres son agentes secretos. Ella quiere ser una persona normal pero la profesión de sus padres le obliga a ser ella también una agente secreto. Quiere d...