Octavo fantasma

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"So we'll soar
Luminous and wired
We'll be glowing in the dark"

Miró al cielo con una sonrisa. Esa noche la nubes habían decido desaparecer y el cielo se llenaba de estrellas a pesar de las luces de la ciudad. El frío era agradable y la hacían sentirse más emocionada.

Se colocó la capucha de la chamarra y ató con doble nudo sus agujetas, no quería correr el riesgo de detenerse para hacerlo en su trayecto.

Revisó el contenido de su mochila una vez más, berificando que todo lo que necesitaba estuviera adentro. Por un momento se asustó, no podía encontrar el cuarzo que le había sido asignado. Suspiró de alivio al encontrarlo en los bolsillos de su sudadera. Lo colocó alrededor de su cuello y lo observó por varios minutos. Era de color rosa, lo cual le molestaba un poco, pero a fin de cuentas era su símbolo.

Esperó paciente a que todo comenzara, observando las estrellas que comenzaban a brillar sobre ella. Era una linda noche. Fue cuestión de tiempo para que comenzara a escuchar a los suyos imitando los aullidos de los perros. Tomó aire y éste le llenó los pulmones para gritar con todas sus fuerzas, haciendo que sus cuerdas vocales vibraran. Lo único que esperaba era no ser arrestada otra vez.

Las luces se apagaron en su mayoría, dejando sólo unos cuanto faros en la calle iluminando junto a la Luna y las estrellas. Nibs y Tinkerbell habían logrado su misión.

Notó el brillo rosado que salia de su pecho, revelando la segunda utilidad del cuarzo. Vaya que Slightly había pensado en todo cuando a penas se formaban los Lost Boys.

Ella había sido de los miembros más recientes en el grupo, por lo que no había logrado escoger alguno de los nombres de la obra de J.M. Barrie, pero eso era lo de menos. Con sus habilidades había logrado colocarse entre los ayegados a Peter.

Fue entonces cuando lo escuchó. Peter había dado el grito de inicio.

Brincó de azotea en azotea. Se deslizó por los barandáles de las escaleras. Esquivó autos y personas cuando corría por las calles. Era en esos momentos cuando se sentía libre.

Sabía perfectamente a donde quería ir así que tomó la ruta más corta hacia el pequeño restaurante de la señora Robinson. Entre la oscuridad y con ayuda de la poca luz que emitía su cuarzo, comenzó a dibujar en el concreto. Dibujó diferentes especies de flores recordando al ya fallecido señor Robinson que todas las semanas sin excepción le regalaba una a su esposa.

Cuando terminó limpió el sudor en su frente y se echó a correr de nuevo. Su segunda parada era la estación del subterráneo. Pero algo llamó su atención en el trayecto. Miró hacia todos lados berificando que no hubiera nadie observándola. Al comprobar que estaba sola, sacó una lata de aerosol de su mochila y comenzó a grafitear la patrulla de policía que estaba estacionada y sin vigilancia.
escribió.

" Tonight the streets are ours" escribió.

- ¿Qué haces?- la sorprendió una voz que no supo identificar de donde venía- Acá arriba.

En el balcón que se encontraba en la casa de enfrente había un niño de unos doce años. Le sonrió al niño y contestó muy firme su pregunta.

- Siendo libre.

- ¿Cuál es tu nombre?

- Charlie.

- Ese no es tu nombre. Ese es un nombre de niño.- dijo arrugando el entrecejo

- Tengo que esconder mi verdadera identidad- se encogió de hombros.

- Entonces ¿eres una heroína?

- Me gusta pensar que sí.

Antes de que el niño abriera la boca de nuevo retomó su curso, justo a tiempo antes de que los oficiales la encontraran haciendo vandalismo.

Concurso: Ghost Story (TERMINADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora