Capítulo 4

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Tocaban controles, era un control por mes para ver como mi enfermedad aumentaba o empeoraba y si, no había mejoras, nunca.
¿Qué si he tenido novios? Pf mi vida amorosa es triste, me tengo prohibido enamorarme, pero con alguien como Abraham se me está haciendo imposible.
¿Cómo llevo con tanta calma lo que tengo? Como dije  en veces anteriores preferiría morir antes que vivir lo que me tocó, esas son algunas de las preguntas que usualmente me hacen en el hospital, niños, adultos, ancianos. Ya me he acostumbrado.
Que diga estas cosas acerca de no enamorarme no significa que no muera de ganas de hacerlo, pero si me enamoro no sufriré yo, si no que sufrirá la persona con la que esté y realmente no quiero dejar a nadie triste cuando me vaya,  me quedan nueve o diez meses de vida si no es que es más, o menos.
Además de ir al colegio una de las mejores cosas que hacía en el día era visitar un lugar, sola, no había nadie. Me gustaba estar ahí sola, era una especie de abismo en donde me sentaba a ver el atardecer, una de las mejores cosas. No tenía a nadie que lo viera conmigo, James a esa hora estaba en su trabajo de repartidor y para cuando acababa era de noche.

Estaba caminando a casa y me topé con unos alcohólicos que viven a unas cuantas de casa.
- Hola hermosa, ¿Deseas compañía para llegar a casa?. dijo en tonos raros-

Decidí no hacer contacto visual con ninguno de ellos, pero no era suficiente. Uno de ellos me tomó de la espalda y cubrió mi boca con su asquerosa mano.
- Te hemos hecho una pregunta, ¡Responde imbécil!. -dijo este arrojando mi cuerpo al piso y riendo-
- ¡Dejenla! -dijo James en forma de orden-

Jam espantó a estos hombres y corrió hacia donde estaba yo.
- Ali te he dicho mil veces que no vengas por este camino, ¿cuándo aprenderás?
- Lo... lo siento mucho James, perdona te causé problemas que no necesitas.

James vale mucho.

Lo que nunca te dije. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora