Madrastra

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Cuando desperté me encontré envuelta en un charco de sangre, me levante como pude con la cajita, metí la cuchilla dentro, la escondí de nuevo en el armario, me quite la ropa y comenzé a bañarme, la bañera llena de agua se volvió de un color rojizo a causa de las heridas abiertas que tenia en las muñecas, pero no le di mucha importancia. Cuando termine me seque y luego envolví la toalla alrededor de mi cuerpo, corrí hacia mi habitación, me puse un chándal y baje las escaleras vacié la mochila que aun estaba empapada, puse todos los libros mojados en la mesa de la cocina y, di gracias a que sabia poner la lavadora y la secadora, metí la mochila en la lavadora, la encedí y cuando vi que había empezado a funcionar me fui a mi habitación, me acosté en la cama y en ese mismo segundo me quede dormida.

(...)

Me desperté a causa gracias al irritante timbre que estaba sonando, ¿quien esta tocando? ni lo se, ni me importa, baje las escaleras a toda prisa, milagro que no caí por ellas, me acerque a la puerta y habrí.

- Hola, Marie. Por favor no me cierres la puerta.

- ¿Que quieres Eeran?

- Hablar.

- ¿De que quieres hablar?

- ¿Puedo entrar? - me hice a un lado y le deje pasar - Gracias.

- No me has contestado.

- ¿Por que te fuiste hací del instituto? - pregunto mientras se sentaba en el sillón -

- ¿Quieres te? ¿Cafe? ¿Agua? ¿Algo?

- Café.

- De acuerdo.

- Esta vez eres tu la que no me contesta.

- Me fui porque no aguantaba a ese grano, al que llaman profesora.

- Ah.

Entre a la cocina y vi todos los libros mojados, tendría que tirarlos, la tinta estaba toda corrida y con solo tocarlo podrías arrancar una pagina.

- ¿Quien te hizo eso? - dijo a la vez que yo me sobresalte -

- Nadie.

- Marie, solo intento ayudarte y no me lo estas poniendo precisamente fácil, que digamos.

- Lo se...

- ¿Quien lo hizo?

- Fui yo.

- ¿Mojaste todos tus libros aposta?

- Si.

- ¿Como?

- Voy a hacer el café.

- Responde.

- ¿No querías un café?

- Si, pero...

- Pues eso, voy a hacerte el café.

Me puse a hacer el café, mientras lo hacia lo dos estuvimos en silencio, yo pensando como contestarle a su pregunta, pero el estuvo mirando al suelo como si fuera algo raro, el café estuvo listo, se lo serví en una taza y se lo di en una taza.

- ¿Quieres algo mas?

- ¿Que hora es?

- Las... - mire el reloj que había en la cocina y gire la vista hacia Eeran sin decir palabra -

- ¿Las?

- Las 11.25, ¿no deberías estar en el instituto?

- Si.

- ¿Entonces? Deberías ir.

- Tu también y no lo estas.

- Bueno... Lo mio es un caso distinto - se rió y tomo un sorbo del café -.

- ¿Entonces, me vas a responder a la pregunta? ¿O vas a seguir esquivándolas?

- ¿Cual pregunta?

- ¿Como mojaste toda la mochila?

- Se me abrió la botella de agua.

- ¿Encerio?

- Si.

- No creo que se te haya mojado tanto la mochila solo por una botella.

- No me creas si no quieres, nadie te lo ha pedido.

El se quedo callado buscando una respuesta a lo que le había dicho, pero no la encontró y no volvió a hablar hasta terminarse el café y ponerlo sobre la mesa.

- ¿Quieres algo mas?

- No, gracias.

- Vale.

- Me voy ya.

- De acuerdo.

- Adiós, Marie.

- Adiós, Eeran.

- ¿Mañana iras al instituto?

- No lo se.

- Si no vas te vendré a buscar, se donde vives.

- Y ahora que lo dices, ¿como supiste donde vivía?

- Tengo mis contactos.

- ¿Que contactos?

- Unos. Me voy.

- Adiós.

Después de decirle eso le acompañe a la puerta y se fue dejándome sola en la casa, lo único que se me ocurrió fue hacerme de comer, mire lo que había en la cocina y decidí hacerme algo rápido, como una tortilla, la hice, me la comí, lave mi plato, subí a mi habitación, encendí la Xbox y empezé a jugar Assasin's Creed, estuve allí durante un rato hasta que mi madrastra me la apago de golpe sin avisar.

- ¿Que estas haciendo?

- Ahora nada, pero antes de que llegaras tu estaba jugando a la Xbox.

- Sabes perfectamente que tienes que ir sacar la ropa de la lavadora, ¿no?

- Y tu también sabes que yo no soy tu sirvienta, ¿cierto?

- En parte.

- ¡¿Como que en parte?! ¡Yo no soy tu sirvienta! - grite -

- ¡Mientras vivas debajo de mi techo acataras mis normas!

- ¡Si, claro, no se si lo sabias, pero la casa la pago mi padre!

- ¡Tu a mi no me gritas!

- Es lo mismo que tu estas haciendo.

- ¡Malcriada!

Y al decir esa ultima palabra me agarro del pelo y me jalo de el a su antojo por toda la casa hasta llegar a la sala de la lavadora.

- Vete sacando la ropa de la lavadora, luego la metes en la secadora y la que allás sacado de la secadora, la doblas y me la traes a mi habitación.

Yo no dije nada y hice lo que ella dijo, como si esto fuera un cuento y yo interpretara a la Cenicienta cuando vivía con la madrastra.

(...)

- ¿Marie? - dijo asomando la cabeza por el portal de la puerta -

- ¡Papa! ¡Al fin llegaste!

- Te alegras de verme, ¿cierto?

- ¡Si! ¡Mucho!

- ¡Dejalo Marie! ¡Lo vas a ahogar! - chillo -

- ¿Papa puedo hablar una cosa contigo? - susurre -

- Claro.

- ¿Pero a solas?

- De acuerdo.

Le solté, le regale una de la mas falsas de mi sonrisas a mi madrastra, ella estuvo apunto de decir algo, pero yo me adelante y le cerré la puerta en la cara dejándola sin palabras.

Happy End? Maybe • CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora