Visita

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- ¿Qué quieres Marie?

- Déjame irme ha vivir a un piso papa, por favor.

- Pero...

- Por favor.

- ¿Cómo irías al instituto?

- Caminando o en autobús.

- ¿Segura?

- Sí, mucho.

- Solo con una condición.

- Lo que sea.

- Que pueda ir a visitarte todas las veces que quiera.

- ¡Está bien! - le abrazé - ¡Gracias!

(...)

Después de una semana interminable con el hijo de mi madrastra, Erick, de mi misma edad, que no era precisamente amable, y lo único que le importaba era traerse a chicas a casa (ya que un día, después de volver del instituto, me lo encontré dándose el lote con una chica y cuando se percató de que yo estaba allí, me dió la triste excusa de que no tenía otro sitio donde llevarla, haber, tenía miles de amigos y también una habitación enorme en la que caberían 100 personas, no exagero, pero lo que pasa es que al niñito no le gusta subir escaleras, pero al fín y al cabo dí las gracias por no haber llegado un poco más tarde, no se como les podía gustar, era feo, bueno, a mí no me parecía guapo, pero para gustos hay colores), ver películas (a saber de que trataban...) con sus amigos y jugar al rugby. Y, claro, como no, no podíamos olvidar a la guinda del pastel, la pesada y horrible bruja que tenía por madrastra, que se pasó todo el tiempo peleando con mi padre, porque según ella era muy pequeña para irme de casa, si tenía 17 años y dentro de 5 meses, más o menos, tendría 18, pero de todas formas la casa estaba a nombre de mi padre y también la pagaba él, hasta que yo tuviera dinero para seguir pagándola por mi cuenta, claro, pero de todas formas a mi madrastra no le importaba que tuviera 5, 10, 15, 20 o 25 años, a ella solo le importaba que su "sirvienta" se fuera a vivir sola y ella tendría que lavar y secar toda la ropa, antes me tocaba a mi y ahora a ella, pero al fín estoy en mi nuevo piso, con cajas por todos lados que tengo que desempaquetar, pero no importa, con tal de no volver a ver la cara de aquel ogro, estaba feliz.

(...)

He tardado exactamente 1 hora en desempaquetar todas las cajas, pensaba que iba a tardas más de 1 hora. Enciendo la Tv y antes de poder sentarme en el sofá suena el timbre, voy a la puerta y abro de mala gana.

- Hola... - hizo una pausa mirándome de arriba a abajo - ¿Marie?

- No jodas - fuí a cerrar la puerta pero puso el pie inpidiéndomelo -.

- ¿Qué haces aquí?

- Lo mismo te pregunto yo a ti.

- Vivo aquí.

- Pues soy tu nueva vecina. Encantada y gracias por la visita - intento cerrar, pero sigue sin dejarme -. ¿Puedes quitar el pie?

- ¿Por qué tendría que hacerlo?

- Porque sí. Déjame cerrar ya - la intenté cerrar, pero no conseguí nada -.

- ¿Por favor?

- Déjate de mariconadas y déjame cerrar la puerta - lo volví a intentar, pero tampoco me dejó -. Por favor.

- De acuerdo - quitó finalmente el pie -.

- Gracias.

Cerré la puerta de un portazo, me tumbé en el sofá nuevo y comenzé a cambiar de canal buscando algo que valiera la pena ver, no tenía ganas a hacer nada y menos a cocinar, así que marqué el número de una pizería en el teléfono y esperé hasta que me respondieran.

(...)

El despertador resonó en mi oído, parecía que en vez de un despertador tuviera a una tuba al lado del oído, lo apagué, me levanté y fuí a hacerme al desayuna sin ganas ninguna.

Happy End? Maybe • CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora