Capítulo Piloto

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Caracas, Venezuela.

Abrí el azucarero, me senté en la silla alta para estar más cómoda y comencé a vaciar la bolsa de azúcar en el envase. Mi tío estaba contando parte del dinero en la caja registradora, hasta que entraron otros clientes.

–Buenos días, chinita, ¿tienes café?

Hice un mohín incómodo.

–Buenos días. – contesté intentando sonreír. –Tío, ¿tenemos café?

–Sí, de máquina. – dirigió su mirada hacia el chico, parece que iba con su novia. Fue a lavarse las manos para preparar los cafés. –Mir, termina con el azúcar, yo los atiendo. ¿Desea ver nuestro menú?

Desde hace 2 años estoy trabajando con mis tíos en su café, es un local pequeño pero muy concurrido en la capital que les pertenece, al igual que una micro-empresa y otros locales de comida en centros comerciales. Terminé la escuela y esperaba un cupo para estudiar medicina en la universidad pública del estado, pero estaba en una lista de espera interminable con más de 3000 personas esperando entrar en la carrera. Al llevar mis documentos, alguien de la universidad me confesó por lo bajo que si le pagaba una ridícula cantidad de dinero (que por supuesto, NO tenía) me podía dar un cupo para medicina. Me negué, me enojé, lloré en casa y no quise perder tiempo sin tener nada que hacer.

Desde el año pasado estoy enviando audiciones en línea para empresas de Corea del Sur. No son empresas de administración, ni hospitales privados: son empresas de entretenimiento. Si no iba a estudiar medicina, quería luchar una última vez por el verdadero sueño que siempre mantuve en secreto, ser idol. He audicionado para más de 15 empresas, he cantado más de 30 canciones, pero no me han aceptado. Ni un correo electrónico, ni un mensaje en las redes sociales.

Así que aquí estoy. Vendiendo cafés y pasteles en una tienda que no es mía.

–Miranda, ¿quieres llevarlo a la mesa 4? – me entregó la bandeja con el café para el chico y unas galletas para su novia.

–Voy.

Les estaba sirviendo cuando mi teléfono comenzó a sonar mi teléfono de manera escandalosa con Run With Me de SHINee. Me sonrojé ante la mirada extraña que los clientes de todas las mesas me dedicaron, miré a mi tío de reojo antes de apagar el tono de llamada al deslizar el dedo por la pantalla.

– ¿Hola?

Escuché que me contestaron en coreano. Esperen, ¿qué?

Miré la pantalla y el identificador me lanzaba un número desconocido y con más cifras que los números de Venezuela. Me atraganté con mi saliva.

– ¿Hola? – volví a contestar en coreano, esta vez. Un coreano bastante pobre. –Disculpe, no hablo coreano. – susurré en inglés corriendo a esconderme en la cocina del local.

Hola, ¿me escuchas? – preguntó en inglés. Abrí los ojos de par en par.

– ¡Sí, sí!

Buenos días, te estamos llamando desde JYP Entertainment. Revisamos tu audición el día 03 de Diciembre y nos interesa mucho tenerte en nuestro programa de trainees...

El corazón se me iba a salir por la boca.

– ¿Yo? ¿Quieren que sea trainee en su empresa? – ahogué un grito con mi mano.

Así es. ¿Podrías estar en Seúl el lunes de la semana que viene?

– ¿El lunes en Seúl?

Imagino que tiene sus papeles al día.

–Sí, tengo mi pasaporte y mis documentos legales.... Pero no tengo un boleto de avión.

La operadora guardó silencio por unos segundos.

La empresa no puede darte el boleto, lo siento. Tienes que conseguirlo tú misma.

–Por favor, ¿podrían darme más de una semana? Prometo buscar el dinero para el boleto...

– ¿Qué boleto, Miranda? – escuché a mi tío, me voltee y susurré un "shh".

Oh... Déjame consultar, no cuelgues la llamada. – una canción igual a las que ponen en los ascensores me indicó que estaba en línea de espera.

–Tío. Ven acá. – le llamé. –Me aceptaron para un trabajo en Corea.

– ¿En Corea? – se asombró. Sus ojos achinados como los míos se entrecerraron. – ¿No estás jugándome una bromita de esas que te encantan hacer?...

– ¡No! ¡Te lo digo enserio! Pero no me dan el boleto de avión.

– ¿Y cuánto cuesta uno de esos?

–Alrededor de 2.000 dólares.

Suspiró. Me aseguré de seguir en línea de espera y volví mi atención a él.

–Mir, hagamos un trato. – se rindió. –Voy a prestarte el dinero...

Grité tan alto que se asustó.

– ¡¿De verdad?! – sacudí su brazo.

– ¡Miranda, Mir, escúchame o no hay trato!

Me lancé a la silla de nuevo.

–Ok, te prestaré el dinero, pero tendrás que pagármelo luego.

Estuve a punto de abrir la boca para decirle que se lo pagaría apenas debutara, pero la operadora habló por el otro lado de la línea.

¿Hola?

–Hola, te escucho. – con una seña le dije a tío que esperara.

Acabo de hablar con el vice-presidente de la empresa. Dijo que podríamos conseguir un boleto para ti, debido al gran interés que tenemos. Te enviaremos por el correo electrónico adjuntado a tu planilla de admisión el boleto electrónico para que lo imprimas.

Comencé a saltar y a gritar en mudo.

– ¡Muchas gracias! ¡Gracias, gracias!

Un representante de la empresa pasará por ti al aeropuerto internacional de Incheon.

–Gracias.

Hasta luego, señorita Ling.

Colgué la llamada abrazando a mi tío por el cuello mientras lloraba de felicidad.

© Syzygy (Libro Uno) | S.Coups (Seventeen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora