21

697 54 6
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

"Le agradezco a Dios, veo un ángel, las lágrimas caen, aleluya. Veo un ángel, estoy conmocionado por mis sentimientos, aleluya. (...) Me haces cantar como si rezara, cantando aleluya. Tú me haces cantar aleluya."

[Hallelujah – Jonghyun]

.

"Yo supe en el momento en que te conocí que había algo en ti que yo necesitaba. Resulta que no era algo de ti. Eras sólo tú."– Travis Maddox

.


Seúl, Corea del Sur. | Residencias de JYP Entertainment

Yo dormía en mi cama, Seungcheol se acostó en la cama de Jaeryeong. Me miraba desde allí, yo hacía lo mismo, con una mano bajo la almohada.

–Duérmete. – murmuré intentando sonar divertida, pero en realidad estaba exhausta.

No dijo nada por un rato. Yo cerré mis ojos, intentando dormir, pero su mirada era muy intensa.

– ¿Qué fue lo que pasó en el ascensor? – balbuceó.

Abrí los ojos para encararlo.

–De repente se escuchó un latigazo y se sacudió. Y todo se apagó.

– ¿Eso pasó?

Asentí.

–Todo fue muy rápido... Me da escalofríos pensar en eso. – hizo un mohín, bajó la mirada, pensativo. Me levanté, tomando una almohada para acostarme a su lado, me hizo un espacio en la orilla de la cama. – ¿Puedo dormir contigo hoy?

–Ya estabas durmiendo conmigo...

–Pero así. – dije abrazándolo, sin sus abrigos que para mí eran 20 tallas más grandes que los míos, sus brazos eran aún más tibios.

En un movimiento rápido que tomó unos segundos, me cargó encima de él para luego sentarse encima de mí, mirándome a los ojos, sus pestañas extremadamente largas se movían como abanicos; examinando mis expresiones y reacciones. Yo respiré con dificultad, estaba presionando mi vientre.

– ¿Así? – murmuró en mi cuello.

Asentí con la cabeza. Se me erizaron los pelos, sentía su respiración en mi piel, la suya era tibia. Tibia tornando a caliente. Tomé su cuello para obligarlo a que me mirara.

–Bésame por favor.

Y como si fuese un niño obediente, besó mis labios. Era un contraste salvaje, sus labios presionaban los míos, bailando, era un vals tan dulce y sutil que parecía el cielo al lado del infierno que representaban sus manos, tocándome por instinto encima de mi pijama. Dejó mis labios para pasar a mi cuello, lamió suavemente y luego besó, por aquí y por allá, bajando poco a poco, poniéndome tensa porque no sabía qué diablos iba a pasar ahí. Haló mi camiseta de pijama desde abajo con su puño, haciendo espacio en mi pecho, para morder uno de mis senos. Jadeé, tomándole el cabello, cerrando los ojos y lamiendo mis labios.

Pero escuchamos cómo la TV de la habitación al lado se encendió, parece que no bajaron el volumen ya que hizo un estruendo con alguna caricatura animada en emisión. Dimos un respingo los dos, mirando la puerta, asustados de que nos descubrieran en... esto que estábamos haciendo. Lo que sea que era eso.

Miramos la puerta espantados. Por suerte no se abrió, escuché a Cheol riendo, era esa risa honesta que soltaba ahogado, de verdad estaba muerto de la risa.

–Casi se me sale el corazón por la boca. – me miró a los ojos, riendo.

Yo comencé a reírme también. Porque ¡mierda! La adrenalina era demasiada.

Lo halé hacia mí, besando sus labios, sólo un piquito antes de que lo acostara encima de mí. Volvimos a reírnos a carcajadas, él escondía su rostro en mi cuello, por un minuto nos volvimos unos salvajes y ahora éramos los mismos niños estúpidos con síndrome de retraso de siempre. Nuestras risas se apagaron, dejándonos sin aire. En cierta parte por todo lo anterior, pero las carcajadas nos cobraron factura.

–Me asusté. – admití. Asintió, comencé a acariciar su cabello.

–Yo también.

Mis ojos se cerraron por el sueño.

–Buenas noches. – murmuré. –Te amo, Cheollie.

Sentí su mejilla presionar más mi hombro, estaba sonriendo.

–Yo también, Milu. Hasta mañana.

Me dormí en algún momento de la madrugada acariciando su cabello.




Abrí los ojos con el sol del mediodía reflejado en mi cama. La cama de Jae siempre quedaba a obscuras, era primera vez en meses que dormía tan profundo y por tanto tiempo. Dormí tranquila, todo fue sereno en mis sueños.

Recordé que Cheol era lo que presionaba mi cuerpo, escuchaba como respiraba por la boca. Sus suspiros eran tranquilos, apenas audibles. Me froté un ojo con la mano libre, intentando no moverme. Me volví a quedar dormida con mis manos en sus hombros.

Cuando desperté por segunda vez, me topé el techo de la habitación. Ya no sentía presión encima, pero sí su mano tomando la mía, así que miré a mi lado y él estaba recostado en la pared mientras me miraba.

–Buenas tardes. – me dijo.

Me senté en la cama, apretando los ojos.

–Si Jae nos encontró en su cama así, va a matarme. – admití. – ¿Dormiste bien?

Asintió con la cabeza levemente.

–Tengo que ir a casa. – susurró. –Se supone que si no estoy, los mayores quedan a cargo, pero siento que me he ausentado toda una vida. Y te vi dormir por un rato.

Besé su mejilla.

–Lávate los dientes, dúchate y desayuna primero. – dije levantándome para entrar en el baño yo primero.

Todas se habían ido hace mucho rato supuse, por lo que el apartamento estaba sólo.

–Es incómodo estar aquí. – dijo él comiendo.

– ¿Por qué? – pregunté luego de tragar mi comida.

–Porque estoy acostumbrado a la azotea. – se echó a reír.

Sonreí.

–Niño tonto. – murmuré.

© Syzygy (Libro Uno) | S.Coups (Seventeen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora