Los años pasaron volando y ya para este punto, los cuatro amigos tenían sus vidas hechas. Seguían juntos y vivían felizmente con su pareja.
Los jóvenes mantenían su amistad a pesar del tiempo, siempre se juntaban para pasar un buen rato y olvidarse de los problemas. Riendo, de vez en cuando jugando y tomando al igual que siempre. Ellos no sentían el peso de los años.
Eran exactamente las tres de la madrugada, cuando Edgar y Naiko por fin habían caído rendidos sobre la cama, luego de una noche bastante divertida para ambos. El más bajito de ellos se acomodó en el pecho de su esposo, tratando de regular su respiración para poder hablar.
- Duerme, mira que te tienes que levantar en unas horas más – Mencionó, acariciando con la yema de sus dedos la piel del alto.
- No tengo sueño. Quiero seguir desvelándome contigo – Se acomodó de mejor manera hasta quedar a la par con su pareja, regalándole un beso completamente tierno.
- ¿No te cansai nunca? – Susurró contra los labios del otro.
- Nadie se puede cansar con un mino como tú al lado - Le depositó un beso en la punta de la nariz - Te amo – Su mano viajó hasta la mejilla del bajito.
- Yo también a ti, mi amor – Sonrió, cosa que Edgar notó gracias a la tenue luz de los focos de la calle que se colaba por el ventanal.
Había hecho la elección correcta.
Estaban a punto de besarse nuevamente, cuando el llanto de un bebé los interrumpió.
- Yo voy, tú descansa. No tengo sueño, así que no te preocupes – Aseguró el de largos rulos, besando la mejilla del otro y luego poniéndose de pie para buscar sus boxers, y así ir a la habitación aledaña para ver a su pequeño hijo, al que habían adoptado hace ya casi un año.
Naiko se quedó sonriendo como idiota mientras veía a su pareja abandonar el lugar. Decidió dormir, pues si aquel hombre lo veía despierto cuando regresara, iba a querer seguir madrugando, cosa que no estaba bien.
A la mañana siguiente, Edgar estiró su brazo buscando al bajito, de quien no encontró rastro, sólo tocaba las frías sábanas a su lado. Se sentó de golpe, y es que eran raras las veces en las que Naiko se levantaba sin despertarlo antes. Se levantó con pereza, buscando la toalla que su esposo siempre le dejaba a mano. Se dio un baño, cambió de ropa y finalmente fue a la primera planta para desayunar.
- Buenos días – Saludó Larrere desde la cocina al ver al alto bajar la escalera.
- Hola – Llegó junto al otro para besarlo tiernamente en los labios - ¿Y el...? – No terminó de formular la pregunta, cuando su pequeño hijo se le acercó gateando y sonriendo - ¡Hola po! – Lo tomó en brazos, causando una pequeña carcajada en el menor.
- Anda a sentarte. Al tiro te llevo el desayuno – Volvió a besar al ruliento.
En vez de estar esperando tranquilamente en la mesa, Gaete estuvo jugando sobre la alfombra con Joaquín, el bebé, cosa que era una de sus actividades favoritas cuando se encontraba en su casa.
- Ya, Edgar - Avisó Naiko con una sonrisa – Anda a comer nomas – Tomó al menor en brazos y luego entró nuevamente a la cocina – Usted tiene que alimentarse también – Le dijo al niño.
El alto, quien ahora tenía mucha barba, se sentó a comer lo que le había preparado su esposo, mientras veía las noticias matutinas. El otro hombre llegó y se sentó junto a su marido, dejando al pequeño en su silla para bebés, con una mamadera en sus pequeñas manos, de la cual bebía leche.
- Cuando vuelva podríamos ir a la plaza un rato – Propuso Edgar, dejando de mirar la televisión y fijándose en su pareja.
- Pero vai a llegar muy cansado. Vamos el fin de semana nomas, si al Joaco no le molesta jugar en el patio con los perritos, ¿Cierto, mi amor? – Le dijo a su hijo, acariciándole el cabello con delicadeza.
- Es que hace varios días que no lo llevamos po.
- Contigo nomas - Le sonrió – Acuérdate que hace poco fuimos con el Nico.
- Con mayor razón po, si yo soy su papá – Se defendió.
- Yo también soy su papá – Rió divertido.
- Y eres el mejor – Estiró su brazo para acariciarle la mejilla – Pero sabes a lo que me refiero, Naikelito.
- Si sé... Bueno, vamos cuando llegues. Que no sea muy tarde si po – Posó su mano sobre la del otro.
- Si es más lindo, corazón – Se levantó por un momento para poder besar tiernamente los labios de su pareja.
Luego de eso, ambos continuaron charlando de otras cosas, hasta que Gaete terminó de desayunar y comenzó a preparar sus cosas para irse a trabajar.
Una vez que se despidió de su hijo y ya estando de pie frente a la puerta, buscó a Naiko con la mirada, aunque no lograba verlo. Un avión de papel golpeó su rostro, causándole una pequeña molestia en el lugar afectado, seguida por una risita de su parte. Lo tomó del suelo y comenzó a desdoblarlo, leyendo en su interior un: "Que te vaya bien. Te amo".
Sonrió y fue rápidamente en busca de Naiko, encontrándolo en la cocina con una cálida sonrisa. Lo abrazó y besó tiernamente, sintiendo como las manos del bajito recorrían su espalda.
- Gracias por hacerme recordar algo tan bonito – Le susurró, separándose y apoyando su cabeza en el hombro de Larrere.
- De nada – Le besó la mejilla – Ya, ándate o vas a llegar tarde .
- No me van a decir nada, no te preocupes.
- Weón, fue un avión nomas – Rió.
- Para mí fue lo más lindo que me pudiste mandar – Apretó más su abrazo.
Se volvieron a besar, entregándose todo el amor que sentían por el otro y sabiendo que aquel gesto que tuvo el más bajito era algo que ellos hicieron alguna vez, volviéndolo sumamente significativo y bonito. Desde hace mucho que no recordaban aquello.
Era algo que no pretendían olvidar y que, por más infantil que fuese, lo volverían a repetir para recordarle a su pareja lo mucho que la aman, imitando algo que hicieron hace mucho y que ahora servía para demostrar más cariño que nunca.
// Primero que nada, quiero agradecerle a los tíos de Camila y Sin bandera, ya que tuve la oportunidad de ir a verlos a Viña y me dieron bastante inspiración para escribir este último capítulo, y también uno que otro de esos dos fanfics que aún no termino😅
Muchas gracias a todos los que siguieron esta pequeña historia. De verdad se los agradezco un montón y espero que este final haya sido de su agrado❤️
Los quiero mucho, gracias por darle una oportunidad a este fanfic... Y bueno, creo que no tengo mucho que decir en esta ocasión, ya que si lo hago me voy a poner sentimental y no quiero darles esa lata.
¡Hasta otra historia!
Gracias por leer :3 //
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Aviones de papel||Ednaiko.
Short StoryA ningún alumno lo dejan hablar si está en clases, aunque Edgar siempre se las ingenia para hacerlo con su amigo mediante aviones de papel. Por un error de calculo, uno de sus aviones llega al puesto equivocado. El receptor erróneo responde...