Carta IX

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Querida Anneth

La noche del jueves no pude dormir. Nuevamente los recuerdos de nuestro amor me atormentaron hasta llevarme al borde del llanto.

Esta vez, sin embargo, me resisti al impulso de beber e ignore el llamado de mi perdicion. No deje que el vodka pasara por mi garganta, aunque admito que compre una botella.

En lugar de sucumbir ante el demonio del alcohol, sali a caminar. Recorri todas las mismas calles por las que soliamos pasear en los dias de lluvia, y me detuve en aquella tienda de antigüedades en la que siempre te detenias a contemplar aquella antigua muñeca que desde niña habias anhelado.

El viernes por la mañana, regrese a la tienda y compre la muñeca. La lleve a casa y la acomode en el lugar donde siempre te sentabas.

Supongo que ahora tengo algo mas que me recuerde a ti.

Dear AnnethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora