Cuando era niño, mi padre llevó a casa un regalo para todos. Nos informó que era tan especial que debíamos cuidarlo con amor y esmero. Yo estaba tan emocionado por saber qué era que cuando sacó de su bolsillo una bolsita de terciopelo y de ella dos bolitas azules pensé que me había gastado una broma. ¿Esas dos bolitas eran la cosa tan especial que decía? A mi edad, no le veía nada de especial. Sin embargo, mi padre las puso en mis manos y me dijo:
—Hijo, debes cuidarlas muy bien, ¿de acuerdo? Esta es una piedra muy, muy valiosa para los seres humanos y conseguirla fue difícil. Podrás creer que es algo simple, pero después de un tiempo te darás cuenta de lo valiosa que es.
Ya cuando crecí me enteré que era larimar, un tipo de piedra semipreciosa muy rara que solo se encontraba en República Dominicana. Era de un azul muy extraño, un azul que nunca había visto y que entre más adulto me hacía, se me hacía más hermoso.
Creí que nunca llegaría a ver un azul así de precioso, pero estaba equivocado.
Cuando vi por primera vez a Ann, pensé en algo en específico: que el azul de sus ojos era el azul más hermoso que había visto en mi vida. La piedra que mi padre había llevado a casa no tenía ni punto de comparación a los ojos de ella.
Podría decir que fue amor a primera vista. O tal vez obra del destino. O puede ser una muestra clara de la existencia del hilo rojo, porque en aquel momento sentí como si todo eso —el repentino choque entre nosotros, el inevitable contacto visual, las sonrisas y sonrojos— fuera un anticipo de lo que me esperaba en un futuro. Creía firmemente que, sin importar lo que pasara, algún día me encontraría de nuevo con ella y daríamos inicio a nuestra historia.
Compré esta libreta para escribir cada instante que vivimos juntos. Sé con certeza que no me queda mucho tiempo junto a Ann. Por esa razón quiero plasmar todo, absolutamente todo, por medio de la pluma y el papel. No estoy muy seguro de hasta cuándo tenga las fuerzas para hacerlo, pero por ahora no me importa. Necesito hacer esto.
Me gustaría que Ann leyera mis palabras con una sonrisa cuando me vaya —porque sé que me iré y sé que ella lo leerá en algún momento— y no con sentimientos de tristeza. ¿Por qué estar triste cuando pasamos instantes maravillosos el uno al lado del otro? Las lágrimas serán ineludibles, es una reacción humana común y corriente; pero no quiero que su corazón también llore. No, quiero que mientras lea cada palabra, su corazón se vigorice y se regocije al rememorar cada segundo vivido.
Los recuerdos son el mejor regalo que nos han podido dar. Ann debe tener presente eso.
La amo, joder. Siempre la amaré, hasta el día de mi muerte lo haré. Y si hay una vida más allá, también la amaré ahí. Tengo que agradecerle por tanta alegría brindada, ella fue la luz que mi vida necesitaba.
Esto es para ella, mi chica de las mariposas.
N/A: KAJSKDJSKFJDKGWRM siento algo en mi pecho cada vez que escribo sobre este par -3- Peeero bueno, estoy emocionada también xD ¿Les ha gustado? Prepárense porque se viene lo triste /._./ aunque creo que Ashton es un poco menos dramático que Ann xD
Saludos♥♥ :3
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Palabras manchadas de recuerdos (VATL #2)
KurzgeschichtenAshton Pierce ha muerto. Se ha ido. Pero no sus pensamientos. Una libreta con sus memorias es encontrada después de dos años de haber fallecido. Allí Ashton describe cada uno de los momentos vividos con la persona que consideró el amor de su vida. ...