Todo es cuestión de Fe.

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Cuando un niño muy, pero muy especial nace, se le asigna un consejero.

Ser el consejero de un humano es un gran honor y privilegio.

Cada Miércoles, Sara visitaba el estanque cercano a su casa.

Sara tenía un pequeño secreto, que atesoraba con mucho amor.

Era un lindo conejito, un tanto parlanchín, el cual la visitaba cada semana, el mismo día.

"Algunas veces me gustaría contarle a alguien sobre ti" le dijo Sara al conejito "Deberían saber, de la existencia de alguien tan maravilloso como tú"

Tomasito se sentó diciendo "Algunas personas no valoran lo diferente, podrían pensar que estás demente"

Al notar a Sara un poco triste, Tomasito le preguntó "¿Por qué esa cara larga?"

"Ocurrió algo en el colegio" comenzó a decir Sara "Habrá una carrera y yo quería participar, hasta mañana tengo tiempo de elegir, pero ya no estoy tan segura..."

Tomasito un tantito confundido le dijo "¡Participa, si es lo que quieres!"

Sara suspiró un poco cansada y le dijo "Todos se burlaron de mi, ya sabes, por mi pierna" señalando su pierna mas corta dijo "Todos dicen que no voy a ganar, que ni siquiera podre llegar a la meta, me gustaría ser normal..."

Sara comenzó a limpiar las lágrimas en sus ojos "Papá dice que debo creer en mi, pero es muy difícil, dice que para el, yo soy su campeona, pero es normal que diga eso, es mi Papá, no dirá lo contrario..."

Al terminar Tomasito la apuntó con su patita peluda y le dijo "¡Él tiene razón!, ¡Todos esos niños son estúpidos!" calmándose un poco retomo lo que decía "No debes ponerte triste por lo que dicen los demás, aunque sus palabras son hirientes, carecen de verdad"

Sin embargo, Sara se veía un poco triste y a Tomasito se le ocurrió una genial idea... "¿Quieres que te cuente un cuento?" ¡Hará que te sientas mejor!"

Sara levantó su cabecita con sus ojos brillantes de la emoción, amaba los cuentos de Tomasito.

"Esto ocurrió, mucho antes de conocerte y gracias a eso, estoy aquí, a tu lado" Explicó Tomasito "En Zanahorilandia se hacen competencias anuales, para que el conejo mas hábil, sea el consejero de un niño humano; a penas me llegó la noticia corrí al centro y me inscribí."

"El primer día fue realmente difícil, todos era veloces, inteligentes, ágiles y muy lindos; ninguno tenía algún defecto visible"

"Se burlaron mucho de mi, por tener una oreja mas pequeña que la otra" dijo mientras señalaba su orejita "Pero yo nunca abandoné, por que sabía, que tenia una misión especial"

"Poco a poco, muchos fueron abandonando por que era muy difícil; todos esperaban el día en que yo decidiera tirar la toalla"

"El reto final trataba sobre cuán buenos eran nuestros sentidos, solo quedábamos cuatro conejos, oficialmente me daban como perdedor, lo que no sabían era que a causa de mi oreja mas chica, podía escuchar aun mas"

"Nadie se imaginó que ganaría" Tomasito le sonríe a Sara "¿Sabes que te trato de decir con mi historia?"

"Creo que sí" Dijo Sara con orgullo.

"Trato de decirte, que no importa lo que digan los demás, importa lo que pienses tú, muchos te juzgaran y trataran de hacerte sentir mal, pero debes creer en ti, y podrás superar todos tus obstáculos"

"Gracias, Tomasito" Le dijo Sara mientras lo abrazaba "¿Ya es hora?"

"Si, es hora de irme, pero nos veremos la próxima semana, no olvides lo que te dije, y no olvides que te quiero" y así, Tomasito se dio la vuelta y se fue entre los arbustos, y Sara aprendió una importante lección.

Al día siguiente Sara se inscribió en la carrera, muy emocionada, llegó a darle la noticia a su Papá.

"Estoy muy orgulloso de ti" Le dijo el Papá de Sara cuando le contó su decisión.

"¿Vendrás a verme?" le pregunto Sara a su Padre, a lo que el rápidamente le contestó "¡Por supuesto! No me lo perdería"

Sara abrazó a su padre llena de felicidad y el le preguntó "¿Como cambiaste de opinión?"

A lo que ella contestó con mucho orgullo "Un buen amigo, me dijo que nunca abandone lo que anhelo, y que debo creer en mi a pesar de lo que digan los demás"

Su Padre totalmente sorprendido le preguntó "¿Conozco a ese amigo?"

"No, pero algún día lo harás, y te agradará mucho" le respondió.

"Estoy seguro de eso"

Días más tarde llegó la añorada carrera, Sara estaba muy nerviosa, pero tenía algo muy importante, tenia fe en ella misma, cuando escuchó el sonido de la trompeta, comenzó a correr, olvidándose de todo lo que la rodeaba, con un único objetivo, la meta.

"¡Papá, lo logré!" Gritó Sara al pasar la meta de primera y ver a su Padre esperándola.

Con lágrimas de orgullo su Padre la abrazó y le dijo "Te lo dije, eres mi campeona, sabia que lo lograrías"

De repente Sara se dio cuenta que no solo su papá celebraba, sino todos los presentes en aquella competencia, aplaudían y gritaban su nombre con emoción.

Sentía que su corazón saldría de su pecho, hacia tucúntucún muy rápidamente.

Mientras todos la abrazaban y la felicitaban, Sara sintió un gran pesar, ya que Tomasito no estaba ahí.

Pero eso cambió instantáneamente cuando vio una bolita de pelos entre los arbustos saltando de un lado a otro, ahí estaba Tomasito.

Sara se dio cuenta de que su Padre y Tomasito tenían razón, si puedes creer en ti mismo, puedes lograr lo que quieras.

Cuento infantil dirigido a niños entre 5 a 7 años.

Estoy retada. Concurso Vivirlocamente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora