Cap.-67. Siempre.

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Me suena el despertador y es como si me hubiese acostado hace cinco minutos. No he pegado ojo en toda la noche. Hoy y mañana serán unos días muy duros.

Mi hermano se despierta pero le digo que se quede en la cama durmiendo, me da igual que esté en mi habitación. Me bajo a desayunar y solo me tomo un vaso de leche. No me entra nada.

Cuando vuelvo a mi cuarto Leo está mirándome, acurrucado boca abajo en mi cama y tiene semblante triste. Me parte el corazón verle así. Me voy a duchar. Son las ocho y media, debería empezar a vestirme.

No tengo algo lo demasiado apropiado como para ponerme para estas situaciones, pero me pongo una camiseta granate de tirantes algo ancha y sin escote y un pantalón vaquero algo oscuro con rotos. Me pongo mis deportivas blancas y me arreglo un poco el pelo echándome solamente espuma. No me dará tiempo si me lo seco. Me lavo los dientes y me maquillo un poco, pero ningún maquillaje va a quitarme estas ojeras. 

Cojo la mochila y me despido de mi hermano dándole un beso en la frente y abrazándole.

-Te quiero.-le digo. 

Estoy tan sensible que tengo la necesidad de decirle a todo el mundo que le quiero.

Me suena el móvil. Es Lucas que me ha llamado y ha cortado. Eso es que ya está aquí.

Salgo fuera y está él con una cazadora negra, una camiseta también negra y sus vaqueros ajustados y rotos, esperándome.

-Vas a tener frío yendo solo en tirantes.-me dice.

Entro de nuevo en mi casa y me cojo una chaqueta oscura de cremallera. Mi hermano se ha dormido y prefiero no despertarle de nuevo.

Cuando salgo Lucas me repasa con la mirada, pero no me dice nada. Está cabreado.

-¿Dónde es tu pueblo?-me dice Lucas.

-Se tardan unas dos horas, tal vez algo menos. Tienes que coger la principal hasta el desvío y ya te iré diciendo qué carreteras coger.-le digo.

Él asiente con la cabeza y me pasa el casco.

Tengo la necesidad de decirle algo, pero no sé realmente el qué, así que me pongo el casco y me monto detrás suya con la mochila a mis espaldas.

Emprendemos el viaje y yo me sujeto a su cuerpo. Van a ser dos horas largas, así que será mejor que me relaje con él. De verdad que le agradezco todo lo que está haciendo por mí. Tal vez esto haga que todavía tenga más ganas de no separarme de él.

Vamos yendo por la principal y demás y parece que no hay mucho coche por ahora y eso es buena señal. Voy dándole las indicaciones moviendo las manos cuando hay desvíos y él mientras va mirándome por el retrovisor. Conduce realmente bien.

No sé cuánto llevaremos de viaje. Por el camino que vamos imagino que una hora y poco. Lucas se desvía hacia la gasolinera y paramos. Tiene que echar gasolina a la moto y pasamos al pequeño bar que hay para desayunar. Nos quedamos en la barra y él se pide un café y una magdalena.

-¿Tú que quieres?-me pregunta.

-No quiero nada, gracias.-le digo. Estoy totalmente apagada y cansada.

-Tienes que comer, aunque sea pídete un café, por lo menos así te despiertas un poco.-me recomienda.

-Vale, pídeme un café con leche.-le ordeno.

Se crea de nuevo un silencio, pero distinto al del otro día en el bar. Quiero decirle algo pero no puedo, no me sale. Me bloquea.

Me quedo embobada mirándole a cada cosa que hace.

Conociendo a RockyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora