Balada Para Dos Enamorados

63 11 3
                                    


Ya era muy tarde. Eran creo que pasadas las nueve de la noche y apenas habia llegado a casa. Makkachin me recibió con mucha alegría, lo cual subió mis ánimos, los cuales habían estado por los suelos desde las cinco de la tarde. 

Fui a darle de comer, él muy contento se distrajo con su comida mientras yo entraba a bañarme. Noté ligeros moratones en mis antebrazos, con notables marcas de dedos en estos. Me sentía sucio: me sentía abatido. Al salir de la ducha mis ojos volvían a estar hinchados, como al igual mi nariz estaba roja por haber llorado mientras me duchaba.

Me sentía tan mal que incluso dudé esta vez en poner el octavo disco en mi laptop.

Pero sentía como mi alma se moría por contarle a alguien lo mal que mi día habia ido, y que esa persona me consolara y me mimara mientras desahogaba mis penas.

Así que lo hice; sin importar si mi cabello estaba despeinado, o si mi cara parecía un desastre por tanto llorar, o por los moratones que tenia en mis brazos y el labio partido que estaba hinchado.

Solo quería que Viktor estuviera aquí conmigo.

El volumen de la computadora estaba en cero, así que no podía escuchar como era el ritmo de la primera melodía del octavo disco. Tan rápido como escuche la voz de Viktor saludando a Makkachin en la cocina, yo fui corriendo desamparado hacia ellos, comenzando a llorar en el camino hasta que el me vió algo asustado por mi aspecto.

—¿Yuuri? ¿pero que te paso?— No le di tiempo de moverse, me habia abalanzado hacia él soltando sollozos, sintiendo como rápido respondía al abrazo rodeando sus brazos en mi espalda. —¡¿Que pasa?!— No dejaba de preguntarme despavorido.

Cuando me tranquilice, fuimos a la sala e hizo sentarme en el sofá, agachándose frente a mi para quedar a mi altura y observar con mas detalle mi cara, lo bueno que no veía lo demás. Tocó mi mejilla y levemente mis labios con su dedo pulgar, haciéndome quejar por el agudo dolor. No era grave pero si dolía un poco.

—Quien te hizo esto?— Lo sentía muy cerca de mi, parecía como si no parpadeaba, aparte que tenia una mirada seria ante mi. Inhale, en un intento de calmar mi llanto.

—Pe-Perdón por as-ustarte— Dije comenzando a dar leves sollozos. Quitándome los lentes así para limpiar las lagrimas que tenia. Viktor apartó mis manos con rapidez y puso ambas de sus manos en mis mejillas.

—Quien-te-hizo-esto— Volvió a decir, incrementando el tono de molestia con su voz grave.

—C-Compañeros.. e-n el trabajo— jadee, sintiendo algo de miedo por como habia cambiado tan rápido de humor. Él volvió a abrazarme, pero ahora me sentía mas asustado que antes. 

Se separó despacio, mirándome de arriba a bajo, para luego acercase a mi frente y besarla con dulzura —¿Por que se atreverían a meterse con alguien tan hermoso como tú?— Preguntó con mas calidez, devolviendome esa seguridad que quería junto a él. Makkachin se acercó, brincando al sofá junto a mi pidiendo atención. Reaccioné de mi trance y voltee a verlo, recibiendo lamidas de su parte, las cuales me sacaron una sonrisa. 

—Pa-para pequeño— sonreí aun con hipo, haciéndome un poco mas para ataras y que el perro se acostara en mis piernas. —Buen chico— Acaricié por detrás de sus orejas, olvidando lo que habia pasado hace tan solo minutos atrás.

Viktor de quedo callado, acariciando a Makkachin, contento por que habia parado de llorar. Media hora después nos habíamos quedado callados, fuimos a mi habitación y nos quedamos ahí. Pensé que Viktor estaba durmiendo pero no era así, podía sentir su mirada en mi, así que decidí encararlo y apegarme mas a su cuerpo.

Dream House [Viktuuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora