Gratitud vendida

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La alarma del móvil comenzaba a sonar en alguna parte de la sala, despertándome de golpe en busca de esta, me caí del sofá por lo aturdido que estaba, pegándome en la cara pero levantándome otra vez. Logre ver una mancha negra no muy lejos de mi, pensando que era mi móvil así que fui a por el y apague la sonora alarma. Di un gran bostezo, volviendo a acostarme en el suelo.

Ahora si recuerdo haberme dormido a las cuatro de la mañana, en los brazos de Viktor...

Recuerdo que estábamos viendo películas, pero yo ya me estaba muriendo del sueño que tanto necesitaba al no estar acostumbrado estar despierto a tales horas de la noche. El me dijo que podía dormirme, que no se iría o se moviera hasta que el CD de terminara por si solo. Y creo que eso fue lo que hizo, pues al entrar a mi teléfono lo que vi fue que alguien mas habia entrado a este y cierta personita habia entrado en la galería de fotos, dejándome imágenes de como yo dormía sobre Viktor, ruborizándome pensando en lo tierno que nos veíamos.

El sabe muy bien que soy gay, el igual lo es. ¡Y aún así sigue comportándose tan cariñoso conmigo! yo no quiero que llegue una ocasión en donde el solo sea cariñoso y yo lo confunda con algo de otro calibre, ¡lo cual también puede ser al revés!

Me cubrí la cara con ambas manos.

—¡Me odio!— Chille, empezando ya la mañana totalmente echo una bola de confusión.

Durante la tarde, esos pensamientos pudieron disipándose, las clases de enfermería hacían que volviera a concentrarme en otras cosas importantes, manteniendo el asunto de Viktor y yo regularizado en mi cabeza.

Al regresar ya a las nueve de mi trabajo/escuela y todo el esfuerzo que habia echo el día de hoy, fui a acostarme en mi cama. Tenia mucho sueño, aparte que tenia tareas por terminar y al ultimo debía cocinar para Viktor, todo laborioso pero debía hacerlo, sigue siendo una responsabilidad y no me gustaría ser un vago.

Coloque la laptop en mi regazo, encendiéndola e introduciendo el cuarto disco en su interior. Espere a que esta lo procesara y cuando estuvo listo abrí el archivo de la música, dejando escuchar violines a un ritmo relajante que ya comenzaba a amar.

Viktor apareció asomándose por la puerta, saludándome con una hermosa sonrisa, lanzándose hacia la cama justo a mi lado, haciéndome dar un ligero brinco por el susto al igual que una tímida sonrisa. 

—Hola mi querido Yuuri— Saludo tierna mente, sonriendo con un rubor color salmón en sus mejillas, descansaba su barbilla en las palmas de ambas manos, escuchando la canción que estaba en el aparato electrónico. —Ugh, este disco— Murmuró hastió, dando una expresión de fastidio. 

Le miré curioso. La canción era muy bonita para mi a decir verdad, no tenia ningún problema con su melodía —¿No te gusta?—. De todos modos me atreví a preguntar, sabiendo que la respuesta era muy obvia. Viktor negó dando un puchero, moviendo sus piernas y rodando en la cama igual que un niño que imploraba por algo, o al igual, se quejaba por algo.

—Es muy.. ¡Ah! no lo sé, solo no me gusta— gruñó cubriendo sus orejas. Al verlo así decidí quitarle el volumen a mi laptop. —Mhh, sigo escuchándola— gimió molesto, debía decir que era la primera vez que lo veía molesto, lo raro era por algo que no tenia mucha importancia.. O al menos para mi.

—¿Pero por que la odias?, es por el ritmo o-?— Viktor me interrumpió con un gran suspiro.

Se acercó a la computadora, moviendo el ratón de esta para adentarla lo suficiente y escuchar otra música —Solo, me hace sentir impotente. Hace que los malos sentimientos estén enfrente y no me hace pensar en nada más..— Murmuró algo mas aliviado. —Ah, la canción del disco ocho también hace eso, así que si no me quieres ver molesto por una cosa tan ingenua solo sáltate la segunda canción, aunque pensándolo bien tal vez yo lo haga. Se sentó en la cama, muy cerca de mi.

Dream House [Viktuuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora