Afenfosfobiaϟ Kihyun;

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Dos días habían pasado desde la última circunstancia. Las mañanas siguientes, continuamos hablando con normalidad y su grato gesto seguía allí para reconfortarme pero era inevitable pensar que algo había cambiado, ya no reíamos como antes y temía que fuera a causa mía. Notaba cierta incomodidad o deseo por revelar las inquietudes que nos mortificaba. Pero eramos totalmente incapaces de hablar sobre ello, tal vez ninguno de los dos tenía la valentía para terminar con todo.

Con simpleza el recuerdo quedó archivado como el día en el que accidentalmente su cabeza cayó en mi hombro y en el que orgullosamente contuve mi pánico. Y en mi corazón quedó etiquetado como el día en el que experimenté emociones que nunca había experimentado.

-_____- me llamó interrumpiendo el silencio existente. Con rapidez, desvié mi vista del trabajo que intentaba completar con apuro para hacerle entender que lo escuchaba.

-¿Puedo preguntarte algo?- preguntó inseguro.

Mi pulso se aceleró al enumerar los posibles interrogantes de Kihyun y comencé a sentir pánico cuando la opción más certera era una pregunta referida a mi comportamiento. Comencé a jugar distraídamente con la tapa del bolígrafo que tenía entre mis manos para mantenerlas ocupadas y no comenzar a temblar. No estaba preparada para sincerarme sobre la fobia, ni mucho menos contar las razones de por qué la sufro. Rogaba que la curiosidad de Kihyun no fuera como la de un niño y que sus dudas no fueran más allá de lo que podía soportar.

-Claro...-musité esperando lo peor.

-¿Crees que las obsesiones son malas?- preguntó haciendo una mueca al imaginarse una respuesta afirmativa.

No tardé en soltar un suspiro aliviado al notar que la conversación había tomado otro rumbo. Lamí mis labios para humedecerlos después de haber sufrido esa deshidratación momentánea y el aire volvió a circular libremente por mis pulmones. Recordándome que debía buscar una respuesta, sus palabras se repitieron en mi mente y no pude evitar sentirme extrañada por su cuestionamiento inesperado, fruncí levemente mi entrecejo sin saber que decir.- ¿A qué va eso?

-Una persona ocupa mi mente las 24 horas del día como si no tuviera otra cosa en que pensar.- afirmó sin vacilar.

La declaración me dejó pasmada, ni siquiera me dio tiempo para procesarlo con detenimiento. ¿Acaso le gustaba alguien? No pude impedir sentirme aturdida al imaginarlo tomado de la mano con otra persona que probablemente lo merecería más que yo. La imagen era demasiada insólita para mí. ¿Por qué tenía que hablarlo conmigo cuando tenía un pozo lleno de amigos?

-Entiendo- articulé mordiendo mi labio al sentir como una punzada tocó mi pecho- ¿y crees que estas obsesionado?

Levantó sus hombros- No puedo dejarla ir... ¿Qué otra cosa puede ser?

¿Amor?

Lo miré con detenimiento buscando la respuesta prudente-¿Tienes miedo a que ese "alguien" se aleje de ti?- pregunté insegura.

Asintió pensativo.-¿Suena muy posesivo?

-No...Bueno, en realidad creo que es más un temor que una obsesión...- chasqueé mi lengua- ¿por qué mejor no te preguntas por qué escaparía? - dije levantando mis hombros- tal vez solo es tu imaginación.

Intenté ser amable pero realmente no me gustaba su confesión amorosa, ni mucho menos el sentimiento de envidia que comenzaba a florecer en mí.

-No es mi imaginación, no creo que le atraiga realmente y puede ser que esté pensando en alguien más... o que directamente no tenga planes de estar con alguien- murmuró.

¿Acaso eso era posible? ¿Cómo podía pensarlo cuando sabía que muchas chicas, e incluyendo chicos, estaban detrás de él rogando atención? La mayoría del instituto apreciaba a Kihyun por su simpatía, no había quien no lo admirara por esa virtud que tenía de llevarse bien con todos. Era la única persona que era saludada por los pasillos sin aversión y la causa por la que muchas personas sonreían ¿Quién lo rechazaría? Era estúpido, hasta los profesores lo apreciaban y consentían por ser de los mejores alumnos. Incluso lamentaban cuando llegaba fin de año porque se tenían que despedir de él.