Capítulo 3

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- Sí.- Responde Lía tímidamente y ambos se miran a los ojos durante un momento.

-Eres muy bonita.- Susurra Christopher y a Lía le da la impresión de que lo decía más para él mismo que para ella.

-Gracias.- Responde Lía cabizbaja.- Aquí tienes.- Le entrega el plato a Christopher y opta por entrar a la casa lo más pronto posible.

-¡Espera!- Christopher llama a Lía con la esperanza de que regrese pero ella ya se había alejado lo suficiente de aquella piscina como para no escucharlo.

-No me lo puedo creer.- Dice Lía al entrar en la cocina donde Azul se encontraba lavando los platos, seguro por orden de Minerva, mejor conocida por todos los que vivían en aquella casa como Cara de Monstruo.

-¿Qué pasa?- Pregunta Azul sin prestarle atención a su amiga.

-Christopher...- Lía se ve interrumpida por Azul quien de pronto parece recordar que su amiga estuvo llevandole a Christopher algo de comer.

-¿Pasó algo? ¡Dime!- Pregunta Azul esta vez con más interés.

-Me dijo que soy bonita.-Responde Lía y sonríe con ese aire soñador que solo ella podía tener.

-¿Qué? ¡Vamos ya cuentame!- Le grita Azul emocionada olvidando los platos que debía lavar.

-Cuando llegué estaba cantando y tocando la guitarra, me preguntó si me había gustado y luego me dijo que soy bonita.- Lía sonríe y Azul no puede evitar sentir ternura ante la actitud de su amiga.

-¿Y qué hiciste?- Pregunta Azul cada vez más emocionada.

-Sólo me fuí.- Dice Lía susurrando.

-¿Qué?-Azul la cuestiona incrédula.- ¡Lía, esta era tu oportunidad! ¡Debiste aprovecharla!

-No va a pasar, lamento decepcionarte.- Responde Lía cabizbaja, no quería hacerse ilusiones para luego salir lastimada.

-Escuchame bien.- Azul llama la atención de su amiga.- Eres linda, inteligente, simpática y muy cariñosa, Christopher sería un idiota si te dejara escapar.

-De verdad no sé que haría sin tí. Te quiero.

Las dos chicas se abrazan pero rápidamente se separan al escuchar gritos detrás de ellas.

-¡Tengo hambre!- Grita Zabdiel entrando a la cocina.

-¿Tengo? ¡TENEMOS hambre!- Recalca Joel quien también entra a la cocina.

-No vuelvan a asustarme así.- Azul se lleva una mano al pecho mientras le habla a los chicos.

-¿Quién? ¿Yo?- Pregunta Zabdiel.

-No, mi amigo imaginario.- Responde Lía sarcásticamente.

-Me caes bien.- Dice Joel mientras ríe.- Ya veo porque Richard habla tan bien de ustedes.

Zabdiel y Joel sacaron algo de comida de la heladera para luego abandonar la cocina dejando a ambas chicas sorprendidas, especialmente a Azul quien no paraba de imaginar que le habrá dicho Richard al resto de los chicos.

-¿Escuchaste eso Lía? ¡Dime que lo escuchaste!- Dice Azul saltando por todas partes.

-Esto es increíble.-Lía ríe al ver a su amiga por todas partes y trata de calmarla.

-¡Ustedes dos!- Les grita Minerva por trigésima vez en el día.- Deben terminar ya, el cocinero tiene que empezar a preparar la cena.

El reloj de Lía marcaba las 16:30 pero esta decidió no decir nada y evitar otro sermón por parte de Minerva, también agradeció que en esos momentos Azul no supiera la hora pues sabía que iba a llamar mentirosa a Minerva por lo bajo y si esta llegaba a escucharla podían meterse en problemas.

Lía y Azul terminaron de limpiar en silencio bajo la atenta mirada de Minerva y luego esta les dio el resto del día para buscar sus cosas y acomodarlas en sus respectivas habitaciones.

-No puedo creerlo.- Dice Azul enojada mientras termina de organizar su ropa, Lía había terminado hace menos de 5 minutos y observaba a Azul desde la cama.- Nosotras hacemos todo el trabajo y ella sólo se queda mirando. No es justo.

-No. Pero mira el lado bueno, vivimos en la misma casa que los chicos, no quiero que nos despidan.

A las 20:00 ambas bajaron a cenar con el resto de los empleados y luego cada una subió a su habitación, habían tenido un día muy largo y lleno emociones por lo que solo querían dormir sin importar la hora que fuera.

Lía se encontraba acostada en la cama mirando al techo, Christopher se encontraba agachado a su lado y la miraba fijamente.

-Yo quiero que tus ojos me miren.-Empieza a cantar, Lía quita su mirada del techo y la fija en el chico que está cantando frente a ella.

Y que tus labios me besen.- Hace una pausa que Lía aprovecha besarlo.

Para que nunca me olvides.
Dime que te parece.

-Sólo un sueño.- Susurra Lía y maldice por lo bajo al despertador que la había sacado de aquel hermoso sueño.

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