Septiplier One- (s̶h̶i̶t̶s̶) Shots!

|Auctioning the love|

Acabó de grabar el juego, cerrando con su típico "And as always, I will see you... In the next video! Bye-bye~" y dejando salir un prolongado suspiro tras darle al botón de "terminar".

Se encontraba solo en su casa... Demasiado solo. Salió de la habitación alborotando sus oscuros cabellos y quitándose las gafas, para luego dejarlas sobre la mesada de la cocina. Había sido un largo día, tal y como todos los demás, pero este en particular, de alguna extraña manera, lo dejo agotado más de lo usual. Quería tirarse en la cama y dormir por una semana entera, pero ese no era su estilo.

Mientras se preparaba café y prendía el televisor, oyó que su celular vibraba sin parar apoyado sobre la mesa del comedor, haciendo un sonido intermitente con la pantalla encendida. Claramente, se trataba de una llamada, pero su corta visión no le permitía saber quién era. Pensó en ignorarlo, pero la insistencia de aquella persona lo estaba poniendo de los nervios; debía tratarse de algo importante, y no podía dejarlo pasar por más que quisiera.

Bufando, buscó sus anteojos y se los colocó. Se dirigió de una vez por todas a tomar el móvil. En la pantalla recitaba el nombre de una institución con la que había contactado hace tiempo para obras de caridad, de la cual había tenido el honor de participar ayudando a salvar animales callejeros de una posible muerte y dándolos en adopción, además de haber hecho varios "charity streams" por la causa. Cuando la organizadora lo llamaba, era porque tenían algo nuevo para proponerle: nuevas ideas, formas o lo que fuere para promocionarlos y recaudar fondos. Él siempre estaba dispuesto, y ahora tenía curiosidad por saber qué le diría de novedoso.

Deslizo el dedo en la suave pantalla, en dirección al botón verde para aceptarla.

— ¡Mark! —exclamó la joven mujer—. Te he estado llamando como por treinta minutos, ¿dónde estabas?

—Lo siento, estaba grabando —era totalmente cierto, según el tiempo del que ella hablaba—. ¿Cómo estás?

—Bien, bien, gracias por preguntar... Supongo que ya tendrás alguna idea del por qué respecto a esta llamada —había una chispa de humor en su voz, cosa que siempre le había caído bien a Mark desde el principio.

—Podría decir que sí, pero siempre vienes con cosas nuevas, así que puedo tenderme más a un "no".

Se escuchó una risa estruendosa del otro lado, obligando al hombre a despegar su oído del parlante —Muy bien dicho —la mujer recobró la postura—. Creo que esta vez te sorprenderás más que nunca, y te encantará. Tiene que ver en cierta manera en achicar distancias con tus fanes, si entiendes a qué me refiero.

—Presiento que me estás despistando.

—No, no, para nada. Mira, Mark: puede sonar un disparate, pero... Oh, espera, primero que nada: ¿estás en alguna relación amorosa en estos momentos?

—Ehm, no... —aquella pregunta, y la manera en la que la dijo, le causo cierto grado de miedo—, ¿por qué?

—Es algo necesario para llevar a cabo la idea que tenemos con los demás organizadores. Te explico brevemente, lo suficiente para que esta llamada a larga distancia no me cueste una fortuna —una cierta interferencia cortó algunas partes de lo que ella dijo, pero seguía entendiéndole—. Bien, por dónde empezar... Bueno, ahora que sabemos que no tienes pareja, lo que te voy a decir va a ser totalmente viable y quiero que me oigas con atención y no me interrumpas, ¿sí?

—Entendido.

—Mark, pensábamos que una excelente manera de recaudar fondos para la causa y la institución consistiría en hacer una subasta —hizo una breve pausa—. Una subasta donde el premio sea algo que muchos o muchas quieran, algo que valiera la pena de verdad y que se puedan sentir felices tanto por haber participado como por haber ganado. En sí, lo que planeamos es que tú, con los millones de subscriptores que tienes en el día de la fecha, seas el premio.